Advenediza

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Tenten tomó los cafés que le habían dejado en el mostrador en una charola de cartón reciclable, pagándole al chico del mostrador

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Tenten tomó los cafés que le habían dejado en el mostrador en una charola de cartón reciclable, pagándole al chico del mostrador. El hombre le devolvió el dinero junto a su recibo de pago. La cuenta corría por la casa, suceso que solía ocurrirle cuando específicamente aquel hombre la atendía.

Era menor que ella, un par de años solamente pero sabía que en el pasado eso no la hubiera detenido. En esos momentos de su vida apenas y se fijaba en su físico cuando le entregaba el café. Él era el cajero pero cuando ella iba a comprar, él parecido entusiasta en preparar su pedido y entregárselo. La castaña jamás había rechazado el café gratis y no se sentía culpable, a fin de cuentas no le había dado ni una especie de alas o algún indicativo de que le correspondía.

―Muchas gracias. ―Guardó la nota en su bolsa que colgaba de su hombro y salió de la tienda.

Ese día el cielo estaba bastante gris, una lluvia se desataría en cualquier momento, la mañana había sido recibida por un clima oscuro. Según el pronóstico solo habría lluvia en la mañana, al medio día se apreciaría el sol de forma normal.

Caminó las pocas cuadras que la separaban de la iglesia, se había adelantado más temprano para comprar algo de desayunar con el sacerdote y llevar el acostumbrado café que era una especie de ritual entre ellos. Tenten recordó aquella primera vez que él le había invitado uno, acertando en la forma en la cual ella disfrutaba tomarlo. Ese acto en el pasado había sido increíble, porque había dado un inicio a lo que ahora estaba sucediendo.

Se detuvo al sentir el aroma de pan recién salido de la panadería y entró con intensión de comprar un poco. Estaba hambrienta y quería algo dulce con lo que acompañar su café. Tomó algunos en la charola de metal que estaba cercana, tomando los que sabía que a Neji le gustaba y otro más al azar para Kiba, no estaba segura de que solía comer. Le hubiera gustado desayunar solo con Neji, pero no podía quejarse.

En la caja esperó su turno por la afluencia de gente que estaba ahí, que se percató de su presencia y la miraron fijamente. Tenten había notado como la tienda se había sumado en un silencio súbito cuando ella había entrado. Las miradas encima suyo la hacían dudar un poco, pero decidió ignorarlo. Una vez que fue su turno dejó la charola en la mesa. La mujer en el mostrador la contempló de arriba hacia abajo con cierta petulancia y sin más, dio media vuelta, alejándose del mostrador y adentrándose a la parte trasera.

La castaña miró confundida tal comportamiento, pero desechó la idea al pensar que tal vez la mujer había tenido algo que hacer. Esperó en el mostrador un par de minutos más, mientras la ansiedad crecía en ella. La había visto ahí parada, esperando a que le cobrara ¿no podía haberle cobrado antes de irse a donde sea que se fue? Torció la boca, le estaban quitando tiempo para poder desayunar con Neji y su tiempo con el sacerdote era valioso.

― ¿Disculpe? ―Habló fuerte para recordarle a la mujer que estaba ahí.

Repitió su llamado dos veces más hasta que la mujer regresó con el rostro contraído en una mueca de disgusto. ¿Acaso había esperado no verla ahí al regresar? No, sonaba imposible. Ella había ido a comprar ahí un par de veces antes y tal comportamiento por parte de la mujer del mostrador siempre había sido cordial.

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