La puerta del conductor se cerró a la par que la del copiloto mientras ambos contemplaban el edificio que tenía la pintura un poco descuidada, con un par de masetas en la entrada. A los segundos que habían aparcado la camioneta, una mujer adulta, Mito Uzumaki salió por la puerta con una sonrisa amplia y su esposo siguiéndola de cerca, Hashirama.
― ¡Que alegría verlo, padre!
Neji estrechó la mano de la mujer y la de su esposo que se acercó a la par, con una sonrisa cálida.
― ¿Y quién tenemos aquí? ―Mito fijó la atención en la castaña con dos chongos en la cabeza similares a los suyos.
―Es Tenten, nos ayuda en el área administrativa de la iglesia y...
―He venido a ayudar en lo que se ofrezca ―Tenten se adelantó, interrumpiendo la presentación de Neji, a estrechar la mano de la mujer con efusividad.
Mito contempló a la chica con curiosidad y aceptó el saludo con calidez, la energía que transmita le recordaba a ella misma un par de años atrás.
― ¿Kiba no pudo venir? ―Habló Hashirama observando las cajas que estaban en la parte trasera de la camioneta.
―Necesitaba a alguien en la iglesia que me cubriera un par de horas.
―Bien, empecemos con la descarga.
Hashirama se acercó a la parte trasera de la camioneta con Neji siguiéndolo de cerca para descender todas las cajas con despensa que habían traído al asilo de ancianos. Una actividad que realizaban al menos una vez al año, con ayuda de toda la colonia donde se encontraba la iglesia.
Siempre hacían ese tipo de actividades para ayudar a los más necesitados, sea con casas hogares o aquel asilo de ancianos que a pesar de mantenerse en óptimas condiciones, subsistían de la reducida mensualidad que otorgaban los familiares de los ancianos, de las donaciones, y el poco dinero que lograban recaudar de diferentes bazares que organizaban cada determinado tiempo. No contaban con ayuda del gobierno, por lo que la carga económica siempre era algo muy pesado de sobrellevar solos.
Por eso mismo realizaban colectas de productos o de fondos para ir con Mito Y Hashirama cada determinado tiempo. Mayormente iba Kiba para ayudarlos a descargar, pero había una tubería rota en la iglesia y el plomero iría a repararla ese día. Por eso Neji le pidió que se quedara y Tenten se ofreció a ayudarlo.
Neji lo aceptó sin oponerse, algo que no había hecho antes, pero que desde aquella noche en la feria, había sentido un tipo de necesidad de pasar el mayor tiempo posible con la castaña y si eso involucraba estar lejos de la iglesia, era aún mejor.
Esa noche en la feria, algo pareció encajar en el interior del Hyūga, entregándose al calor que dominaba su pecho, disfrutando el sabor de los labios femeninos y como todo su cuerpo le indicaba que todo eso estaba bien. Habían sido interrumpidos cuando su cabina llegó al suelo y el dueño del juego mecánico carraspeó la garganta llamando su atención. Tenten simplemente se había reído mientras tomaba de la mano al Hyūga y salían del juego con rapidez, abrumados por la adrenalina y la vergüenza.
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Confesiones
FanfictionÉl era un santo, recto y devoto, todo parecía marchar bien, hasta que una pecadora fijó sus ojos en él y todo se fue al carajo.