Se llevó un bocado de su plato hasta su boca, masticando con aire ausente, mirando un punto en la pared, apoyando su barbilla en su mano libre.
― ¿Tenten?
La castaña regresó su atención a la mujer anciana que tenía enfrente, ese día comían juntas, algo que procuraba que pasaba un par de veces a la semana. Debido a que Tenten prefería comer con el sacerdote cuando podía, yéndose más temprano de lo normal para no levantar sospechas.
― ¿Qué te tiene tan distraída?
La castaña observó a Umi con las arrugas en su rostro, algo que un fatha como ella nunca experimentaría. Por la calidez en los ojos de su empleadora se notaba que estaba genuinamente preocupada por su actitud tan fuera de sí misma.
―No es nada, pensaba en algunas cosas.
―Has estado conmigo tanto tiempo que puedo intuir que algo te preocupa. ―Sonrió mientas bebía un poco de jugo. ― ¿Es algo acerca de la iglesia?
Tenten se sentó adecuadamente en su silla, terminando la comida en su plato. Había olvidado que tan preceptiva podía ser Umi. Recordando como la había conocido, en el casino que estaba en una plaza, a un par de kilómetros de su casa. Umi apostaba contra su antigua diversión, un hombre que no recordaba haber sabido su nombre. La castaña pudo ver como esa frágil anciana estaba fingiendo estar estresada, cuando ya tenía todo fríamente calculado.
Antes de que la jugada de la anciana cayera en la mesa, Tenten se había escabullido fuera del lugar, sin la intención de soportar el mal humor de ese hombre. Para él, ella era su trofeo al presumirla con sus amigos. Para Tenten, era un pasatiempo y sabía que a nadie le gustaba perder. No tenía ni la más mínima intención de consolarlo, además que le había aburrido.
Había estado ya casi dos meses en esa ciudad, por lo que era momento de irse. O esos eran sus planes mientas estaba fuera del casino, a punto de llevarse un cigarrillo a la boca, cuando aquella anciana salió con su cartera repleta y una sonrisa en los labios de satisfacción por su victoria.
―Buena jugada. ―Tenten soltó, curiosa de la habilidad de la anciana para ganarle a alguien que parecía tan confiado de sus movimientos.
―Un poco de dinero nunca viene mal y más de tipos como él. ―La anciana estaba por irse. ―Podrías aprender un par de trucos de alguien como yo.
Aquellas palabras hicieron que la castaña levantara una de las cejas y lanzara el cigarrillo intacto al suelo. ¿Qué era lo que una persona como ella podía enseñarle? Podía asegurar que había vivido más que ella y experimentado más cosas. Por lo que su comentario le sonó muy osado.
― ¿Si? ¿Algo como qué?
Aún recordaba a la anciana sonreír mostrando más marcadamente sus arrugas.
―A no meterte con hombres como él.
Eso había sido suficiente para generar una curiosidad en la castaña y casi reprimió una sonrisa cuando la siguió por la calle, hasta su domicilio donde le ofreció trabajo. En ese entonces Tenten aceptó por simple curiosidad y por el hecho que a ese punto no sabía hacia dónde dirigirse o que era lo que tenía que hacer. Había vagado mucho tiempo por la tierra y se sentía perdida. Decidió descansar un poco ahí...
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Confesiones
FanfictionÉl era un santo, recto y devoto, todo parecía marchar bien, hasta que una pecadora fijó sus ojos en él y todo se fue al carajo.