~09~

1K 140 51
                                    

Una semana pasó desde eso, una semana entera en la que el destino, o la mierda que sea, no me había hecho coincidir de nuevo con el barman ni una sola vez.

Y no era algo que realmente me interesara, ¿verdad?, pero la maldita duda de porqué de un momento no dejaba de encontrarle en todos malditos lados y ahora nuevamente parecía que no volvería a verle jamás rondaba insistentemente en mi cabeza.

En los días que transcurrieron, en cuanto a trabajo, no hicimos mucho más que investigar aún más arduamente, encontrándonos así con la irónica mala suerte de que en esta semana no había sido levantado ni un solo reporte de estafa. Sí, se supondría que eso fuese una buena noticia, sin embargo, esa mierda solo podía significar una cosa: el maldito estafador sabía que lo estábamos buscando, o al menos lo sospechaba.

Entonces eso nos colocaba en una posición en la que teníamos que ser aún más cuidadosos, y sobre todo, lo suficientemente inteligentes para ir un paso adelante del idiota al que buscábamos. Las cosas solo parecían dispuestas a complicarse más.

Aunado a eso, esta misma semana había recibido el informe del oruga en el que supuestamente se esclarecían las dudas, sin embargo, dejaba mucho que desear, pues si bien ahora habíamos confirmado que la cifra que Mina calculó con más cafeína que sangre en su cuerpo eran la correcta y que no existían reportes que hubieran quedado sin considerar, su respuesta al error fue, a grades rasgos "una vergonzosa confusión al considerar diferentes valores y opiniones al momento de determinar una cifra final", una respuesta escueta y que por supuesto, había sido un dolor de cabeza ¿Qué carajo se supone que solucionaba eso? ¿Y qué diablos debíamos decir ante aquello de considerar diferentes opiniones?

Menuda justificación de mierda.

Al menos había logrado que los idiotas, especialmente Mina, cumplieran mejor con sus horarios de trabajo establecidos y no se esmeraran en arrastrarme a la oficina cuando estuviera haciendo cualquiera de las otras actividades que solía realizar.
Desafortunadamente aún no encontraba la cura para sus preguntas incómodas o sus quejas, porque sí, claro que se habían quejado por dejarlos esperando en el restaurante ese, pero ¿Qué diablos esperaban que les dijera? Era su culpa y al final había encontrado algo mejor que discutir con ellos toda la noche.

—Quinta semana trabajando en esto, chicos, debemos apresurarnos—Dijo la pelirosa tachando el último viernes de marzo. Hoy lunes iniciaba abril.

—Tsk, debes de dejar de repetir eso cada que empieza la semana, me volveré estúpidamente loco si vuelvo a escucharte decirlo.

—¿Y qué esperas, Bakugou? No fui yo quien le dijo a Aizawa "Este caso es tan estúpidamente sencillo que solo me tomara cuatro malditas semanas para hacer lo que su equipo entero no pudo"—Me imitó con la voz más irritante que le fuese posible hacer.

Había subestimado el caso. Ese día, a mediados-finales de febrero, cuando firme contrato con el jefe de policía jamás imaginé que este tipo fuese tan malditamente escurridizo y me hiciera tragarme mis propias palabras. No sabía quién estaba detrás de todo esto, pero ya le odiaba por hacerme quedar como un estúpido mentiroso frente a la policía.

Retrasar el trabajo era jodido, aún más considerando que incluso habíamos dividido cuidadosamente la ciudad en tres grandes secciones para estudiarla hasta el último rincón. Cada sección fue destinada a estudio durante, como máximo una semana, pero los días que llevábamos enfocados en el área donde se encontraba el estúpido bar donde trabaja Deku, además de ser más de los planeados, sin duda han sido los más estresantes de todos. Lo eran porque todo apuntaba a que el idiota actualmente se escondía en esa parte de la ciudad, sin embargo, no habíamos obtenido nada más que unos cuántos reportes nuevos. Así mismo, dejamos esta zona al final debido a que la policía sugería que era donde encontraríamos respuestas.

Detective || KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora