~ Extra ~

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Izuku POV

Desperté cuando el ruido de la alarma me sacó de mi ensoñación y los rayos del sol me golpearon el rostro.

Al enfocar mi entorno reconocí de inmediato las cortinas color crema, las paredes blancas y el acomodo de la cama que quedaba justo frente al gran ventanal. Nunca entendí porque a Kacchan le gustaba tal acomodo siendo que se ponía de malas al ser cegado por la luz matutina todos los días, pero para mí estaba bien.

Miré el resto de la habitación; todo seguía exactamente igual a como lo recordaba, el lugar estaba en tales condiciones que parecía que la última vez que había estado ahí había sido apenas la semana pasada y no hace años.

Una vez inspeccioné la habitación con la mirada me enfoqué en la persona que yacía a mi derecha y cuyo cabello revoltoso, facciones relajadas y respiración acompasada delataba lo gustoso que dormía.

Siendo cuidadoso, llevé una de mis manos a su rubio cabello, atreviéndome a acariciar su suavidad. Me sentía tan tranquilo y feliz que apenas podía creer que el día anterior había estado frustrado fingiendo amar a un tipo que tampoco me amaba.

Y a la vez, estaba dichoso. Me sentía feliz y agradecido con la vida al haberme reunido con Kacchan después de la tormenta en la que nos conocimos. Estaba alegre al saber que ahora habíamos aclarado las cosas y podía ser yo mismo sin ocultar absolutamente nada.

Mi palma descendió cuidadosamente a su mejilla mientras le veía como lo más hermoso del mundo y grababa en mi memoria cada una de sus facciones.

—¿Qué diablos haces, Deku?—Murmuró con voz adormilada, provocando que retirara mi mano de golpe—¡Hey! ¿Por qué dejas de hacerlo?, se sentía bien.

—Buenos días a ti también, Kacchan—Respondí con una risa, regresando mi mano a la suavidad de su cabello—¿Tienes algo que hacer hoy?, tu alarma lleva sonando tres minutos.

—Ahh, mierda—Arrugue la nariz—Olvidaba decirte que hoy he quedado en reunirme con Momo—Explicó—Por un carajo, ¿ya son las ocho de la mañana?

—¿No es muy temprano para que estés maldiciendo?—Pregunté con suavidad, sin apartar mi mirada.

Kacchan, que hasta entonces había mantenido los ojos cerrados, por fin los abrió, iluminandome con el color rubí intenso que tanto me gustaba.

—Tsk, hablas como si no me conocieras—Replicó, incorporándose y haciendo que yo dejara de acariciar su rostro—Buenos días, Deku.

Reí al pensar en lo curioso que podía ser Kacchan algunas veces; en un momento podía estar maldiciendo a todo y al otro me daba los buenos días con una voz tan calma que me derretía en corazón.

—¡Ah, estúpida alarma! ¿Por qué no la apagaste?—Se quejó, apretando bruscamente el botón para desactivar la alarma en su celular. Yo levanté los hombros desentendido, realmente me había preocupado poco por ella—¿Vamos a desayunar?

—Creo que primero deberíamos tomar una ducha—Sugerí avergonzado.

—Bien, ve tú mientras yo preparo algo para comer y después yo tomaré una ducha—Me indicó, estirándose y levantandose de la cama luego de maldecir ahora al cansancio que aún tenía.

Miré al rubio colocarse la primer camiseta que encontró, ocultando la cicatriz que ahora tenía como fruto de una pelea en la que se vio envuelto gracias a su trabajo. Luego acomodó un poco su desordenado cabello -solo un poco, ya que se rindió con rapidez- y me abandonó en la habitación. Unos segundos después yo también decidí iniciar con mi día y me encaminé directo a la ducha.

Detective || KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora