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—¿¡Qué!? ¡Ahh, pero no tienes que hacerlo si no quieres!

—Ya lo he decidido, Deku, deja de preocuparte por tonterías.

—P-pero... ¿estás bien con eso?, ¿no acabas de decir que tus amigos te han regañado por decirme la verdad?

—¿Y eso qué?—Pregunté firme—Yo soy el jefe y yo decido que confío en ti lo suficiente para decirlo... además siento que necesito hablarlo con alguien o me volveré jodidamente loco.

En sus ojos apareció un destello que me dejó en silencio unos segundos y que a su vez me transmitió una sensación de confianza extraña.

Todo lo que sentía con este tipo era extraño.

—Insisto, Kacchan, no tienes que...

—¡Agh, solo calla y escucha!—Él se resignó guardándose sus palabras con un sonoro suspiro—Hemos conseguido a alguien más.

En su cara apareció la sorpresa mezclada con la confusión.

—Un viejo amigo que está funcionando como carnada. Ha estado paseándose por los sitios donde tenemos los índices de sospecha más altos con la intención de llamar la atención del gusano al que buscamos.

—P-pero, ¿funcionará?

—Lo hará, es cuestión de tiempo para que el idiota lo ponga en la mira—Expliqué retomando mi comida—Hemos estado uniendo las piezas y aunque en algún momento pensamos que el tipo había abandonado la ciudad, la verdad es que solo parece haberse dado cuenta de nuestra presencia y, por ende, haber cambiado sus planes.

—¿Cómo estás tan seguro de eso, Kacchan?—Preguntó apresurándose a comer—Suena a algo muy elaborado.

—Lo es, y por eso esta vez no puede fallar—Contesté decidido. En el poco tiempo que llevaba metido en esto jamás me había equivocado, y un estúpido estafador no me haría decir lo contrario—Además, hemos revisado minuciosamente los reportes, hemos hablado con mucha gente y hemos llegado a la molesta conclusión de que el imbécil no trabaja solo.

El peliverde tosió al atragantarse, provocando que me interrumpiera momentáneamente para poner a su alcance su vaso de agua.

—Joder, ¿Quieres no ahogarte mientras comes?

—Lo siento, Kacchan, me apresuré un poco—Se disculpó llevando una mano a su rostro avergonzado—Por favor, continúa.

—Según lo que hemos averiguado, los imbéciles antes de nuestra operación solían reunirse con los afectados en un horario de siete de la noche a diez; pero esto cambió y ahora lo hacen a horas al azar en el día, ademád de haber disminuido significativamente sus movimientos, lo que confirma nuestras sospechas de que han notado nuestra presencia—Mencioné más como un recordatorio para mí mismo—Es por eso que nuestro ayudante está alternando los horarios en los que asiste a estos lugares de la ciudad.

—Yo... eh, ¿puedo preguntar en que parte de la ciudad se están enfocado?, c-comienza a darme miedo encontrarme con ellos...

Le miré jugar con sus manos lleno de nerviosismo y consideré decirle que realmente estábamos enfocándonos en el restaurante dónde algunas veces íbamos a comer, pero sabía que eso era revelar información de más, y bastante ya había dicho.

—No puedo decírtelo, pero no seas idiota, Deku. Esos gusanos no se encontrarán contigo y si lo hacen, supongo que serás lo suficientemente inteligente como para no caer en su trampa. Para empezar, las ideas que venden son patéticas, seguro que en caso se encontrarse con ellos lo notarás de inmediato.

Sus facciones se relajaron un poco, pero en sus ojos había un atisbo de desazón que me hacía preguntarme en lo que estaría pensando.

—Como sea, igual son muchas cosas que hemos estado retomando, como los montos de dinero que han estafado, las sucias mentiras que utilizan, los métodos extraños que utilizan para salirse con la suya y los lugares donde los afectados han sido citados por estos idiotas.

Detective || KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora