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Izuku POV

—Me alegro de que me disculparas, Midoriya, realmente me sentía muy mal por haberte dicho esas cosas.

Acababa de reunirme con Todoroki-kun para aclarar las cosas y poner las cartas sobre la mesa y solo hasta después de haber sido abordado desde un inicio con sus disculpas por fin podía respirar al verle tranquilo de nuevo.
Era cierto que lo que había dicho Todoroki había sido rudo y desconsiderado y me había sentado mal, pero jamás había sido una persona rencorosa y después de verlo realmente arrepentido, supe que no tenía sentido seguir molesto, al final estar así también me hacía daño a mí.

—Entonces... ¿sin rencores?

—Ya te he dicho que sí, Todoroki-kun—Respondí entre risas—Por cierto, quería hablar de algo más contigo, tú sabes acerca de que.

Mi amigo asintió con seriedad al entender a qué me refería antes de apresurarse a pedir la cuenta y decirme que aquello era mejor hablarlo en un lugar sin tanta gente. Yo le miré en silencio y minutos después abandoné el establecimiento siguiendo sus pasos.
Todoroki, con una postura cerrada, me guió hasta el mismo parque donde había visto a Kacchan el día de su cumpleaños y después de sentarnos por casualidad justo en la misma banca de ese entonces, suspiró profundamente.

—¿Y bien?

—¿Por qué te esfuerzas en querer seguir con esto?—Pregunté directamente, quería manejar la conversación en un tono tranquilo pero necesitaba respuestas que solo conseguiría preguntando sin rodeos—No lo necesitas, Todoroki-kun y ya has hecho enojar bastante a tu padre.

—Es por eso que sigo en esto, para seguir molestandole—Me contestó con una pizca de desagrado—El viejo sigue queriendo que acepte seguir con el legado de su estúpida empresa y me muestre al público como su hijo pero yo no quiero, así que continuo esforzándome en demostrarle que no necesito de su estúpido dinero ni de sus ridículos intentos por remendar sus errores. ¡Cómo si su patética careta de arrepentimiento borrara el pasado!

Ocho años de amistad me habían bastado para conocer de sobra el rechazo que mi mejor amigo tenía a su padre y aunque a grandes rasgos sabía lo que había pasado entre ellos, lo cierto es que no era conocedor de los detalles de su relación, y por ende no me encontraba en el derecho de decirle que estaba mal al no perdonar a su padre por los errores del pasado.

—P-Pero... ¿no te parece que esto solo te llevará a un peor camino?

Mi amigo posó su mirada heterocromática en mí analizando mi rostro, supuse que una vez más sacaría a Kacchan en la conversación -justo como la última vez- pero esta vez se pensó dos veces lo que iba a decir y después de desviar su atención de mí volvió a hablar.

—Puede que sí, puede que no.

—¿Qué con esa respuesta? ¿No has pensado en lo que arriesgas?

—Lo he hecho, pero no soy tonto, Midoriya—Eso me constaba de sobra, Todoroki era sin duda una de las personas más inteligentes que había conocido en mi vida—En primera, dentro de lo que cabe, hemos hecho cosas pequeñas, y en segunda, hemos sido lo suficientemente cuidadosos para no ser identificados, ¿no fuiste tú quien mencionó que no saben como resolver el caso a ciencia cierta?

Le confirme con un movimiento de cabeza, sabiendo que le había dicho la verdad a medias. Desde que conocía a aquel rubio solamente le había dado la mitad de la verdad a Todoroki, por lo que por supuesto él no sabía acerca del plan que el equipo de detectives tenía en marcha, y mucho menos tendría idea de lo que pasaba por mi cabeza al tener un panorama completo a mi disposición.

A lo largo de mi vida había cambiado bastante, lo que es normal para cualquier ser humano que se atreva a decir que ha evolucionado, siempre que echaba una vista al pasado me daba cuenta de que había pasado por diferentes etapas de mi vida que me habían hecho crecer de alguna u otra manera. Había sido un niño llorón y consentido, un adolescente inseguro y amado, un adulto serio y estúpido, y después me había desconocido a mí mismo; había sido amable, cariñoso, evasivo, agradecido, ruin, mentiroso y de todo un poco, pero pocos puntos de inflexión de mi vida habían sido tan significativos como conocer a Kacchan.
La convivencia con el rubio de ojos rubíes me había enseñado muchas cosas sin siquiera tener la intención de hacerlo, me había provocado y transmitido tantas emociones que aún después de habernos alejado me hacían sentir más vivo que nunca. Me había enseñado lo que era el genuino interés, se había preocupado por mí, me había escuchado y me había motivado como nunca nadie lo había hecho; me había dado lecciones de vida sin siquiera darse cuenta, y sobre todo me dio el valor de aceptarme a mí mismo que el camino de mentiras que estaba siguiendo no era el correcto y que aún me encontraba a tiempo de hacer algo para no tirar mi vida por el desagüe... y después de eso, como un escarmiento del que nunca sabría, se marchó; se fue como si su misión en mi vida estuviera completa y me obligará a tomar las riendas de mi propia existencia. Se alejó de mí, ¡no!, lo alejé de mí, pero a pesar de eso todo lo que había aprendido con él seguía y seguirá acompañándome por el resto de mi vida.

Detective || KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora