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Aseado, comido y con un par de horas de sueño extras encima esperaba dentro del automóvil mientras tamborileaba la superficie de mi pierna derecha.

El día había transcurrido más rápido de lo que esperaría. No había vuelto a la comisaría ya que al parecer no era necesario, y tampoco había visto a mi equipo de trabajo gracias a que ellos también de habían marchado a sus hogares a descansar. Yo hubiera deseado seguir en mi departamento, pero si ahora estaba fuera de casa nuevamente era por la cita programada que tenía con Momo.

A lo largo del día había logrado calmarme casi por completo y poco a poco comenzaba a aceptar la realidad. En mi cabeza asimilaba que las cosas habían resultado de esta manera y no podría hacer nada para cambiarlas aunque realmente lo quisiera.

Un suave golpe en la ventanilla del copiloto me hizo desviar la mirada que tenía enfocada en un par de sujetos que transitaban por el lugar para enfocarla en la pelinegra que me miraba al otro lado del cristal. No supe porque me había citado a esa hora en concreto, pero por la vestimenta formal que se cargaba suponía que no tendríamos mucho tiempo para hablar.

Rápidamente quité el pestillo de la puerta y la mujer entró al auto con una mueca que, supuse, tenía la intención de ser una sonrisa. Esta reunión era extraña, era la primera vez que hablaba con Momo -de manera sería- desde que habíamos terminado.

—Buenas noches, Katsuki. Lamento si dispuse de tu tiempo al pedirte que vinieras a esta hora en concreto—Me dijo con tono suave, yo me giré un poco sobre mi asiento para verla mejor. Tal vez hubiese deseado no tener esta conversación -porque en primera hubiera deseado no verme, de alguna manera, involucrado en este embrollo-, pero no por eso no la vería a la cara para hablar—Tengo a lo mucho una hora libre, así que espero que sea suficiente para hablar de todo esto.

—Ya no importa si lo hiciste o no, estoy aquí y eso es lo que importa—Contesté—¿Quieres decirme qué sabes?

—Menos que lo que sabes tú, eso está claro—Me respondió con sinceridad—Ayer me regañó el jefe por cortar el programa tan abruptamente y amenazó con devolverme a mi puesto de guionista si no quería perder definitivamente mi empleo.

—Estúpido.

—Lo mismo pensé, pero... al final es trabajo—Dijo para luego reír discretamente, supongo que a manera de restarle peso al asunto, ella era así—Como sea, al explicarle todo, logré convencerlo de no sacar la noticia a la luz y no hacer este problema aún más grande, quiero decir, aún no hay sentencia de nada ¿Pero tienes una idea de la mancha tan grande que sacar esto a la luz dejaría sobre Shoto, Izuku, Ochako y Tsuyu?

—Claro que lo sé, pero estarás de acuerdo en que son unos idiotas de cuidado, ¿verdad?

La charla, a pesar de ser seria, no se sentía abrumadora. Se notaba que ella, al igual que yo, se sentía extraña al hablar frente a frente después de tanto tiempo, pero estábamos lo suficientemente tranquilos como para hablar en confianza.

—Lo son—Concordó con amargura—Por eso le pedí al jefe que hasta que no hubiera una sentencia no dijéramos nada en televisión abierta. Ha sido un trato difícil de lograr, muchas personas se han visto involucradas, pero tengo confianza en que respetará su palabra.

—Más le vale—Comenté. Sin decirlo, agradecía a Momo por hacer eso, es decir, no tenía ni una maldita idea de los resultados que tendría todo esto, pero estaba un poco más tranquilo al saber que Deku -y los otros idiotas- no estaría manchado públicamente antes de la resolución del caso—¿Has ido a la estación de policía?

—Fui esta mañana—Contestó mirando al exterior, concretamente al edificio del que había salido minutos atrás—Fue difícil pero logré hablar con Shoto. También me encontré con Fuyumi-san y Enji-san.

Detective || KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora