Disfraces

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Por más que quisiese pretender, estaba emocionado.

Era Halloween.

Habría un gran banquete, muchísima comida, risas y dulces. Además, debía enviarle a su papá una carta para preguntarle su día, aunque talvez no le respondiera porque estaría en el cementerio con papá.

—¿Seguro no quieres ir?— preguntó de nuevo.

—No me gustan las fiestas.

Teddy mentiría si dijese que no estaba un poco decepcionado con la respuesta de James.

—No es una fiesta, vamos a comer y a celebrar como en Navidad— intentó persuadirlo.

—Celebrar que hace muchos años prendían fuego a brujas y hacían rituales para invocar quién sabe qué. Paso.

El peliazul hizo un puchero para si mismo.

—Te traeré dulces.

—Diviértete.

Salió de la habitación y se encontró en el camino a Scorpius y a Albus, quiénes iban con disfraz en pareja.

Scorpius era Batman y Albus era Joker.

—¿Qué demonios? ¿no debería ser Batman y Robin?

—Robin está sobrevalorado, el Joker es el único fiel a Batman— defendió Albus.—Y está loco, él es cool.

—Locos están ustedes.

—Mira quién habla, el que va vestido de idiota— habló su hermano.—Oh, perdona, ese disfraz lo llevas todos los días.

—Cierra la boca, soy un sexy vampiro.

Teddy sonrió dejando ver sus colmillos, su cabello era de color negro y sus ojos eran color miel. Vestía una capa negra hasta los pies y debajo, una camisa blanca sencilla y pantalones oscuros.

—¿Y la sangre?

—Déjame pensar... ¡la sacaré de ustedes!

Los chicos corrieron por los pasillos siendo perseguido por el alumno de quinto año, quién al usar su animagia, se convirtió en un murciélago volando sobre sus cabezas.

—¿Por qué eres tan guapo, eh?— preguntó Rose dándole un vaso de jugo.

Estaba sentado junto a ella mientras cenaban y el comedor era un bullicio de personas.

—¿Y tú por qué eres tan hermosa?

La pelirroja le lanzó un beso, estaba disfrazada de vikingo, aunque podía confundirse con los alumnos de Drumstrang. Tenía una armadura adherida a su ropa, su cabello dividido en dos coletas y con un pequeño casco de metal con dos cuernos.

—Cualquiera pensaría que estás coqueteando conmigo.

—No digas eso, ya sabes que somos esposos.

—¿Y mi anillo, galán?

—Claro, claro, déjame comprarte uno— bromeó Teddy.—También busco una cabaña en el bosque y diez cunas para nuestros hijos.

—Ted, tengo que confesarte algo— dijo la pelirroja cambiando su semblante y tomando su mano.—No creo que lo nuestro funcione.

—¿Para qué me pediste un anillo entonces?

—Pff, para lucirlo.

El chico masticó su cena con una sonrisa y una duda surgió.

—Rose... ¿cómo supiste que te gustaba Dominique?

Rose miró a los lados, cerciorándose que nadie había escuchado, y se inclinó más cerca de él.

—Al principio fue muy confuso, no sabía si lo que sentía realmente era cariño o enamoramiento— habló la pelirroja.—Ya sabes, nunca estamos preparados para saber nuestros sentimientos y afrontarlos, estaba muy confundida. Aunque al final pude saberlo porque... no soportaba verla abrazar o sonreír a alguien más de la misma manera que lo hace conmigo ¿sabes?

—¿Cuándo fue eso?

—Hace un año, ya te lo conté ¿no recuerdas?

—Si recuerdo, solo que... me gusta que lo digas de nuevo.

—Entonces me di cuenta que no sentía lo mismo con mis amigas y por ella.

—¿Por qué... no te le has confesado?

—¿Crees que es muy sencillo? Tengo miedo, tengo más miedo de que se aleje de mi a que no me corresponda, prefiero estar como amiga y que me trate de esa manera.

Teddy asintió.—¿No te duele?

—Que me duela no significa que me guste menos.

—Yo creo que por eso somos así— habló el chico entrelazando sus dedos.—Somos muy cercanos, nos hablamos como novios y bromeamos así, porque necesitamos alguien que nos dé el amor que no tenemos.

—Yo te quiero, pero no eres como ella. Eres mi mejor amigo y en quién confío más.

—Igual tú, Rose.

La pelirroja comió un poco de su pastel y se le prendió el foco.

—¿Por qué preguntaste de repente? ¿te gusta alguien?

El sonrojo lo delató de manera inconsciente.

—No lo sé, estoy confundido.

—¿James?

—No me jodas diciendo que ya lo sabías, por favor.

—Ya lo sabía, pero es por tu mirada. Pareces tan... suave con él, jamás le niegas nada.

—No me gusta, solo que es muy lindo. Me... me...

—Dilo.

—M-Me atrae, físicamente, digo- por momentos, solo me gusta su compañía.

—Teddy...

—¡¡Petrificus totalus!!

—Espera- ¿esos son Albus y Scorpius en una batalla?

—¡No puedes contra mí, porque soy Batman!

—¡Será en tus sueños, murciélago! ¡Desmayo! ¡Ay, si se desmayó! ¡Scorp! ¡¿estás bien?!

Al final, James si recibió una bolsa de dulces, Albus y Scorpius un vociferador.

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