Algún día...

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Todo parecía ir normal.

Una parte de su corazón le repetía todos los días que dejara de ser tan cobarde y confesara sus sentimientos, y la otra parte le decía que continuara con su vida, algún día olvidará lo que siente y James conseguirá a una persona que realmente sea perfecto para él.

Talvez, la verdadera razón de su silencio, era que jamás había tenido una pareja en su vida y tenía miedo.

¿Qué significaba tener un novio o una novia? ¿Qué tan emocionalmente comprometido debería estar? ¿Estaría dispuesto a salir lastimado? ¿Lastimaría a la otra persona?

Igualmente, tenía que luchar contra ese sentimiento de necesidad. Aunque estaba dispuesto a guardar silencio, no estaba dispuesto a perder a James. Mierda, desde que tenía memoria conocía a James, él... era su lugar seguro.

Y Teddy sentía que él también era el lugar seguro para James, el moreno no era extrovertido, ni gracioso, ni sociable, pero le gustaba. Le gustaba su compañía, le gustaba su voz, le gustaba su cabello, le gustaba su sonrisa. Y aún así habían congeniado.

—Teddy, pásame el color azul.

Estaban acostados en el suelo de la habitación y James lo estaba ayudando a pintar sus uñas. Veían la televisión que habían instalado a escondidas con ayuda de sus tíos Fred y George, quienes se habían escabullido dentro de Hogwarts usando la chimenea del profesor Neville.

—¡Oh! Joder- Thomas, corre, corre— el peliazul soltó un grito estresado.

—No te muevas tanto.

—¿Acaso estás mirando la película?— Teddy le reclamó ofendido, metiéndose una rana de chocolate en la boca.—Yo estuviese en ese laberinto y ya me hubiese muerto hace tiempo.

James alzó la mano y sopló suavemente los dedos de Teddy, esperando que el esmalte hiciera lo suyo.

—Gracias— le dijo el chico con un leve sonrojo, mientras que James seguía pintando los dedos de su otra mano.—En casa mi papá me pinta las uñas, o lo hace Scorp, gracias por hacerlo esta vez.

—No hay problema, es relajante.

Teddy quería ver una película tailandesa luego de terminar Maze Runner, había desarrollado una leve obsesión con todo lo relacionado a Asia y eso que las había descubierto hace un par de meses.

—James... ¿tu qué piensas de las películas BL?

—Son bonitas, es obvio que nada es real y es para ganar dinero, pero son una gran distracción y es bueno que reflejen un tema que no es muy hablado.

—Si— asintió comiendo más chocolate, tomó una rana de chocolate y la alzó a James.—Abre la boca.

James recibió el dulce sin despejar la mirada del dedo índice, frunciendo la nariz en concentración con la pintura.

Teddy limpió la comisura de su labio  llena de chocolate y el moreno lo miró, sonríendole en un agradecimiento mudo. Y Teddy no pudo controlar su boca.

—¿A ti te gustan los chicos o las chicas?

—¿Chicos o chicas?— James hizo una mueca de confusión y Teddy solo quiso besarlo.—¿Acaso importa? No me interesa tener pareja.

—A mí me gustan ambos.

James lo miró y luego asintió lentamente.

—Creo que soy el único que no ha pensado en eso, incluso Victorie está más interesada que yo. Me dijo que le gustan las chicas y yo solo quería saber cuándo era el examen de pociones— el moreno soltó una carcajada suave.—Supongo que soy extraño.

—Solo eres tú y eso no tiene nada de malo.

Teddy levantó su mano y acarició el cabello de James, jugando con sus rulos suaves y desordenados.

—Gracias.

Tal vez, en un futuro, tuviese el valor para confesarse. James realmente merecía a alguien que le hiciera notar todo lo perfecto que era.

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