Ayúdame

422 73 16
                                    

—Lindo, ayúdame con esta pregunta.

El peliazul le miró haciendo un puchero y juntando las palmas de sus manos en una súplica. James cerró su libro y bajó de la cama, sentándose junto a su novio, quién estaba acostado en el suelo con un montón de pergaminos por doquier.

—¿Sobre qué?

—Runas Antiguas, fíjate— Teddy se acercó arrastrando sus codos y llegando a su lado, enseñándole el pergamino.—¿Cuáles son las traducciones de los números tres, cuatro, cinco y seis?

James ni le dedicó una mirada al pergamino, lo miró con ojos entrecerrados.

—Vamos, Teddy. ¡No me estás preguntando eso! Ya lo vimos en las clases pasadas.

El peliazul fingió soltar una lágrima.—P-Pero, no me acuerdo.

—Busca en un libro.

—Bebé, lindo, amor. Ayúdame ¿si? Por favor.

—No.

—Jamie...

Teddy se apoyó sobre sus rodillas y sus manos, acercando su rostro al de James. Hizo un puchero hacia su novio, tomándolo de los hombros y sacudiéndolo.

—Dime, dime. Por favor.

—Ya detente, osito. Haz tu propia tarea.

—¿Qué deberías hacer para que me ayudes, eh?— el chico alzó una ceja divertido.—¿Debería besarte?

James se encogió de hombros luciendo indiferente, pero sintió un burbujeo lleno de emoción por la anticipación y se cacheteó mentalmente por ser tan calenturiento.

—Un beso por cada número, ¿es suficiente para que me ayudes?— preguntó Teddy acariciando un mechón de su cabello.

—¿Lo consideras suficiente?

—¿Quieres más?

Teddy se acercó aún más, mirándolo con esos ojos color gris y sintió la respiración caliente sobre sus labios. James cerró sus ojos ante la cercanía, soltando un suspiro tembloroso cuando sus bocas se presionaron.

Fue suave. James sintió como los dedos de su novio acariciaba su cuello y lo tomaba de la nuca, sin saber muy que hacer, el moreno posó sus manos en los hombros del pálido y se dejaba hacer.

—Runespoor...— murmuró James abriendo los ojos cuando Teddy se separó.—Número tres. Memorízalo.

—Pensé que me estabas maldiciendo en otro idioma.

Soltó una risa que fue silenciada por Teddy. Un jadeo de sorpresa se le escapó y esta vez su novio se tomó la libertad de usar su lengua. Las manos de James hormiguearon por lo bien que se sentía, el peliazul no tardó en acercarse tanto que el moreno tuvo que apoyar su espalda sobre el pie de cama y enterró sus dedos en los rulos desordenados del moreno.

—¿Número cuatro?— murmuró Teddy, mirándolo fijamente y haciéndolo estremecerse por el toque en su nuca.

—Fwooper.

—Jamie— lo llamó severamente su novio, dándole una mirada llena de intenciones.—¿Puedo besar más?

—¿Ah?— preguntó sin entender, pero sintiendo sus mejillas colorearse.

—¿Puedo besar más que tus labios?— volvió a repetir más calmado, acariciando su cabello.—¿Me lo permites?

—¿Besar... más? ¿Cómo qué?

Teddy le sonrió transmitiéndole confianza. Levantó su dedo índice y delineó el puente de su nariz llegando hasta sus labios, los cuales separó con su dedo. Continuó con su mentón hasta su cuello y manzana de Adán, insertando sus dedos entre los botones, llegando dentro de la camisa y delineando las clavículas. A ese paso, ya James respiraba agitadamente.

-ˏˋ Tiempo ˎˊ- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora