Latidos

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Teddy parpadeó abriendo los ojos, estirando su cuerpo entumecido por el sueño y algo flojo, sin querer perder la comodidad.

James aún estaba dormido, su cuerpo abarcaba toda la extensión de la cama, con las piernas enredadas con las suyas y su cara contra la suave sábana. Respiraba acompasadamente y su rostro estaba relajado.

Habían pasado toda la noche viendo películas de terror, comiendo y riendo, hubo un momento en que se les unieron Lorcan y Lysander a la maratón de películas, pero por allí a las tres de la madrugada se fueron a dormir a sus respectivas camas.

Observó atentamente, como pocas veces había tenido la oportunidad de observarlo sin querer hacer sentir al moreno incómodo.

Lo primero que siempre le llamaba la atención de su rostro eran sus pestañas, era tupidas y abundantes, además de realmente rizadas y muy llamativas. También su nariz, esa linda y tierna forma que tenía su nariz que encajaba perfectamente con su rostro y la cual estaba cubierta de minúsculas pecas.

Y sus labios, joder, le encantaban. Eran esponjosos y se veían suaves, le encantaba la forma en que sus labios se estiraban dando lugar a la hermosa sonrisa que tanto le gustaba observar.

James se estiró como un gato, cubriendo su rostro con la sábana y acurrucándose al costado de Teddy, quién lo envuelve entre sus brazos.

—¿Qué hora es?— preguntó el moreno en un murmullo sin abrir los ojos

—No lo sé.

Teddy volvió a cerrar los ojos, acomodándose junto a James y se dispuso a dormir de nuevo. El moreno abrió un ojo para confirmar que el peliazul estaba durmiendo.

Estaban abrazados de manera que el torso de ambos estén cerca, Teddy rodeaba a James por los hombros y este lo rodeaba por la cintura. El pálido tenía el rostro contra la almohada, por lo que el moreno sacó su cara del cuello de Teddy y lo observó con algo de somnolencia.

Lo que más le gustaba era el cabello suave y de color azul celeste, del mismo color que sus cejas y lindas pestañas. Su piel era tan pálida que podía observar los lunares esparcidos por su cuello.

Y sus labios, eran diferentes a los suyos, porque el inferior era levemente más relleno y voluptuoso que el superior. Y su hoyuelo de la mejilla derecha.

Tragó saliva y parpadeó nerviosamente, pero se dejó llevar por primera vez gracias a sus deseos y  levantó su mano acariciando la mejilla del dormido. Plantó un suave beso en el cuello de Teddy y volvió a esconder su rostro en su pecho, cerrando sus ojos.

Teddy se sonrojó y sonrió como un idiota, rogándole a los dioses que James no fuera capaz de escuchar su corazón latiendo desbocado.

James no le prestó atención a eso, ya que confundió sus fuertes latidos con los de su propio corazón.

-ˏˋ Tiempo ˎˊ- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora