Lamentablemente... me gustas

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—No sé nada, me rindo— dramatizó el chico dejándose caer en la mesa.—Llévame Dios.

—¿Y cuántas te faltan?

—Transformaciones y Runas Antiguas ¿a ti?

—Yo ya terminé, solo estoy esperándote— le respondió James pasando la página de su libro.

Teddy bufó, volvió a mirar el pergamino y jugó con la pluma entre sus dedos. Aburrido, empezó a cambiar de color su cabello.

—Concéntrate Ted.

—Es que... ush, no sé, tengo la mente saturada y apenas sé que tengo que copiar.

—Solo copia lo que sale en el libro.

—Mis ojos no conectan con mi mano, seguro ya no me quedan neuronas.

—Que dramático... al final eso es para mañana. La maestra no cambiará la fecha porque no tienes neuronas.

—Gracias por el apoyo.

—¡Jaimeeeeeeee!

Teddy derramó un poco de tinta al escuchar la voz de Victoire, alzó la mirada viéndola entrar a la biblioteca y la rubia se disculpó con la bibliotecaria, para correr hasta su mesa.

—Hola Teddy. Jamie, tienes que venir conmigo.

—¿Qué pasó?— preguntó mirando a la chica.

¿Por qué la miras? Tú no me miras cuando estás leyendo.

—Quiero enseñarte algo que me compró mi mamá.

Rodó los ojos internamente, siempre decía "es completamente original y directamente enviado de Francia, miri qui mi mindi mi mimi"

—Está bien.

El cabello le cambió a color gris inconscientemente, James se levantó guardando todas sus cosas y sonriéndole dándole ánimos.

—Concentráte y no te quedes hasta tarde, nos vemos en la cena— le despeinó el cabello suavemente y salió de la biblioteca.

Los siguió con la mirada a ambos chicos, Victoire estaba enganchada al brazo de James y hablaba emocionada. La rubia le llegaba al hombro, mientras que James podía abrazar sus hombros fácilmente.

Maldita sea, eran muy lindos juntos.

Lanzó la pluma en la mesa y revolvió su cabello en frustración, respiró profundamente un par de veces. Miró sus pergaminos y lloriqueó en su soledad.

—... Jaimi, miri li qui cimpri mi mimi— murmuró con voz aguda.—Merlín me perdone, no la aguanto. Teddy no seas así, así no te criaron tus padres.

Tomó su pluma y leyó el párrafo. Escribió un par de líneas antes de detenerse sintiendo su cerebro trabajar a mil por hora.

—Por la Virgen, ¿quieres concentrarte en la tarea?

Victoire sonreía y besaba a James en la mejilla haciéndolo sonrojar.

James entrelazaba sus manos con la chica mientras se colgaba su bolso.

Victorie juntaba sus labios en un beso suave.

James la abrazaba por la cintura.

Victorie apretaba sus mejillas con dulzura.

—¡Joder! ¡a la mierda!— gritó guardando todas sus cosas, los pergaminos se arrugaron y posiblemente la tinta se derramó en el interior de su bolso.

Le dolía el pecho, era desagradable.

Odiaba su imaginación tan perfecta, no quería imaginarse a James con Victoire. No quería imaginarlo con nadie.

No quería que hiciera todo eso que hacían juntos, los abrazos y juegos aunque fueran amistosos. Eran suyos, le pertenecían a Teddy. Eran atesorados en su corazón.

Carajo, se sentía enfermo consigo mismo.

Esa posesividad que sentía con James le hacía odiarse, no podía actuar tan posesivo con una persona. No le pertenecía, no tenía ningún derecho sobre su mejor amigo porque ellos solo eran amigos.

Tomó su escoba y salió corriendo por los pasillos hacia el campo de quidditch, no se cambió de ropa o se puso los equipos de protección. No quería pensar en nada.

Emprendió vuelo por los aires, volaba sintiendo el aire despeinarlo, despeinarlo de la misma forma que James lo hacía. Pero no era igual, simplemente no se sentía igual.

Todo con James era diferente. Y lo odiaba. Ese pequeñísimo vacío que había en su mente cada vez que hacía algo y recordaba a su mejor amigo, lo extrañaba.

Esa jodida añoranza empezaba a enloquecerlo.

—¡A la mierda todo!— gritó a los árboles.—¡A la mierda! ¡James, me gustas! ¡Imbécil! ¡Me tienes a tus pies!

Joder, decirlo en voz alta era un alivio.

Aceptarlo, aunque fuese un cobarde para expresar sus sentimientos.

-ˏˋ Tiempo ˎˊ- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora