No-novio

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—¿Acaso crees que estás muy grande o qué? No te mandas solo.

—¿Quién te preguntó?

Teddy frunció el ceño enojado ante el descaro de su hermano, quién había invitado a Albus-no-novio a su habitación y sus padres estaban haciendo compras, así que, como hermano mayor debía evitar que sucedieran cosas indebidas, ya que Albus tenía 15 años y Scorpius 14, en rumbo para cuarto año y aún tenían tiempo para experimentar.

No es que quisiera sacar conclusiones sin saber, pero Albus solía ser un alborotador, en todos los sentidos.

—Puerta abierta y fin de la discusión, ahora sal a recibirlo.

—¿Por qué no lo recibes tú?

—Porque es tu novio.

—¡No somos novios!

—¡Ve a recibir a tu casi-algo y ya, joder!— se quejó Teddy harto.—¡Y deja la puerta abierta!

—Jódete.

—Ya tengo a alguien que se encargue de eso, mi sí-novio.

Scorpius soltó un gruñido enojado y abrió la puerta, dedicándole una sonrisa seca a Albus, quién entró a su casa algo intimidado.

—Hey, Albus, ¿qué haces por aquí?— saludó Teddy chocando los puños, mientras caminaba a la cocina. Scorp rodó los ojos.

—Bueno, pensé que podríamos ver una película, podrías unirtenos.

—Ay no, como creen, yo voy a cocinar algo mientras ustedes ven la película— el peliazul abrió la nevera y chasqueó la lengua.—¡Scorp! Hazme un favor, cómprale un kilo de harina de trigo al señor de la esquina.

—Eso está muy lejos.

—Ve rápido, hazme ese favor, recuerda cuando me eché la culpa por la sartén quemada de papá.

El rubio le dedicó una mirada irritada a su hermano, pero decidió respirar hondo y tomar el dinero de Teddy.

—Va, Albus acompáñame, por favor.

—Ve solo, Albus me ayudará con los ingredientes. Adiós.

—Nos vemos, lindo— se despidió Albus con una sonrisa al rubio, ignorando los ojos entrecerrados de Teddy a su espalda.

—Vale.

Y con el sonido de la puerta cerrándose, se formó un silencio en la sala y en la cocina, Albus se acercó al peliazul algo nervioso.

—¿En qué puedo ayudarte?

—Siéntate y respóndeme mis preguntas— habló Teddy dándole la espalda.

—Oh... bueno— el chico se sentó en la silla más cercana junto al mesón que daba vista a la cocina.

Teddy lo miró a los ojos y sopesó lo que iba a decir.

—Escúchame Albus, sinceramentee caes muy bien como primo postizo y todo eso, pero me tocará hacerte la pregunta del millón. ¿Cuál es tu intención con Scorp?

—Bueno yo solo... quiero- queremos intentar tener algo porque nos gustamos, él me gusta mucho y- eso— respondió Albus jugando con sus manos.

—Yo confío en Scorp, sé que no le gustas solo por tu cara, así que espero lo cuides y él te cuide, con el tiempo aprenderán a entenderse y ya verán si su relación toma forma.

Se quedaron en un silencio cómodo, uno en donde el peliazul disolvió dos cucharadas de azúcar un dos tazas de café, llevándole una a Albus.

—Y dime, Albus...— Teddy se sentó frente al chico, sonriéndole algo nostálgico.—¿Tú sabes el asunto que tuvo con Carrow?

Asintió.—Uhm, sí.

—Entonces, con que se te ocurra tocar demás a Scorpius sin que él lo quiera, joder, te juro que te golpearé tan fuerte como pueda y no volverás a verlo en tu vida, ¿entiendes eso? Estoy confiando en que lo cuidarás cuando yo no pueda.

—S-sí.

—¡Todo bien! Ya que dejamos claro este punto, no me interesa para nada la vida romántica o sexual de ambos, pero eso es privado y como yo estoy aquí, verán la película en la sala.

—Vale.

Teddy le dió un sorbo a su taza de café.—¿Te gusta este café? Yo en lo personal prefiero hacerlo, el instantáneo le gusta más a mi papá Draco.

Albus le dió un rápido sorbo, tomándose casi la mitad del contenido de golpe.

—Oh, está rico. Me gusta el café frío también.

—Muy bien ahí, a mi también me gusta.

El sonido de la puerta abriéndose se hizo escuchar, dejando ver a Scorpius con un puchero cansado.

—No encontré la harina, el señor de la esquina no trabaja los domingos.

—Ay, que lástima. ¿Van a ver una película de Disney?

—Sí, vamos a ver Grandes Héroes.

Teddy volvió a asentir.—Bien.

-ˏˋ Tiempo ˎˊ- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora