Capítulo Veinticuatro

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—Gracias, todo ha estado muy bonito —dijo un poco apenado el Omega pelinegro, una vez se montó en el ascensor el cual ascendió junto al alto Alfa. Entre sus manos abraza contra su pecho un gran peluche, un tierno conejito blanco peludito, siendo muy suave al tacto.


Sungchan le sonrió —Si me permite decirlo, usted lo ha hecho bonito.

Do se ruborizo y asintió entre risas nerviosas. —Si tu lo dices...


El ascensor abrió las puertas al piso asignado y ambos bajaron de ahí. Kim se detuvo justo enfrente del departamento del trío de Alfas y con ganas de no volver a entrar tuvo que despedirse del contrario, realmente le gustaría haber seguido con la cita pero ya es muy tarde, su reloj marca las ocho de la noche. Almorzó y cenó afuera, hizo de todo y olvidó que tenía que preparar sus libros porque mañana empezaría a asistir a la universidad.

—Bueno... Nos vemos otro día —se despidió manteniendo distancia. No le daría un beso, claro que no. Y por esto mismo es que no sabe como debería despedirse, algo que lo hizo sentirse incómodo.

Tal vez, Sungchan notó su distancia e incomodidad por lo que solo le sonrió con suavidad y acaricio su cabello, revolviendolo un poco.

—Buenas noches, hyung —y dicho aquello se dirigió hacia su departamento.

Doyoung puso la clave del departamento y una vez que entró y cerró la puerta, una oleada de arrolladores sentimientos lo golpearon como una puta cachetada.

Siendo sincero, desde la cita con Sungchan, sentía algo extraño desde el fondo de su corazón pero lo evito a toda costa. Creó una barrera transparente al maldito hilo rojo que lo une a Jaehyun, porque sabe que esos sentimientos debían de ser de aquel Alfa. Pero ahora, que llegó al apartamento, entre las mismas cuatro paredes que él, todo le llegó de golpe.

Se tuvo que sostener de la pared, porque realmente sintió que caería al suelo del repentino mareo que lo atacó. Esos turbulentos sentimientos de Jung son tan agonizantes que no entiende como el mismo Alfa lo soporta. Un nudo se forma en su garganta y su Omega interior llora pidiéndole que vaya a ver a su Predestinado, saber si está bien, saber qué le está sucediendo.

Incluso, los feromonas en el aire al alcance de todos, se encuentran sentimientos de desolación y cansancio.

—Oh, por fin llegaste —dijo Johnny, una vez sale de la cocina y ve al Omega al pie de la entrada.

—Jaehyun, ¿Qué le está sucediendo? —cuestionó perplejo.

La expresión del americano decayó —La verdad no lo sé —recordando lo sucedido horas atrás y el como su mejor amigo se encerró sin querer ver a nadie más, sabe que algo debe de estar sucediendo —Se desmayo.

—¿¡Qué!? ¿Esta bien? —rápidamente se va quitando los zapatos para dejarlo en el estante y buscar unas pantuflas.

—Eso creo —no se vio muy seguro con su respuesta —Lleva despierto desde hace horas, solo fue un momento pero no quiso ir al hospital y se encerró. Cuando Kun llegó no quiso ni abrirle y discutieron, ahora él también está encerrado, tampoco quiere salir. Creo que está estudiando, pero si es así, debe llevar al menos unas ocho horas en eso. ¿Puedes intentar hablar con él? No escucha a nadie y tiene trabada la puerta, ni siquiera la llave de emergencia la abre.

Un Omega Para Jaehyun [Jaedo]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora