Capítulo Treinta

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—Estoy bien, gracias.





Ante tal respuesta, Doyoung duramente tuvo que aceptarla por más ganas que tenía de darle una cachetada y gritarle de una vez que entendiera que puede ser honesto al menos en una cosa de su vida.

La mirada de Jaehyun viajó por detrás de él, viendo al nuevo sujeto sumamente familiar.



—Se... Se parece al Maestro Moon.

—Si, ese soy yo. Moon Taeil, ¿aún se acuerdan de mí? Fue hace bastante tiempo —se presentó con una pequeña risa apenada.

—Claro, por lo menos de mi parte, me apegue mucho a usted en ese tiempo, siento todas las molestias que pude haber causado —dio una pequeña reverencia con su cabeza por respeto. De pequeño hizo muchas cosas inmaduras para llamar la atención de aquel Maestro, pensando en su pasado le hace sentir cierta Vergüenza. Realmente creyó que sería un Omega...

—Solo eras un niño —contestó con relajo mientras se aproxima. —Hablando del porqué estoy aquí, seré tu Psicólogo, me encargaré de brindarte toda la ayuda necesaria por tu trauma.

—¿Qué trauma? —cuestionó de golpe sin pensar, con sus ojos bien abiertos y su expresión asustada.

—La del choque, debes de haber sufrido algún traumatismo. Te ayudaré en todo lo que necesites.

Jaehyun pareció relajarse un poco.

—¿Dormiste bien? ¿Tuviste alguna pesadilla?

El Alfa negó. —Estoy bien.

—¿Y la flor? —cuestionó Doyoung sin querer quedarse atrás.

—Oh, si. Me lo comentó el Médico encargado —aseguró Taeil, fijando su vista en la planta. —¿Tienes algún fanatismo por las flores o...

Jae no dejó que el contrario terminará su oración y contestó —Solo quería dársela a alguien pero no se pudo.

—¿Por qué? ¿A quién se la querías dar?

—No lo sé, no creo que sea importante —intentó restarle importancia.

—Yo creo que si es importante —aseguró el Psicólogo pensativo —De por si, para nuestros subconscientes, el color negro significa oscuridad, mal augurio y muerte, y para una rosa negra no es muy diferente. El accidente que tuviste tal vez te causó algún tipo de trauma o pudo intensificar algo que ya tenías.

—Yo... No tengo ningún problema —aseguró confundido y ajeno ante la realidad. —Siempre he sido un buen alumno, buen amigo, buen hijo, trabajo duro y soy amable. Estoy realmente bien.

—¿Ah si? Me alegro.

—Gracias.

Doyoung rueda los ojos con fastidio. Está muy molesto hasta el punto de llorar de la frustración.

Un Omega Para Jaehyun [Jaedo]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora