❝ Jaehyun quiere un Omega, pero no cualquier Omega, él quiere a Taeyong y asegura ser su predestinado por lo que le pide ayuda a Doyoung para poder estar junto a su "verdadero" amor ❞
✔️ Primera actualización: 14/02/22
✔️ Última actualización: 14/09...
Antes de iniciar el capítulo, espero que por favor retrocedan y puedan comentar alguna pregunta en el apartado anterior. Agradezco todos sus comentarios de felicitaciones y apoyo🥰 Pero para poder hacer el especial se necesitan preguntas 😅
También me disculpo por la tardanza, he estado full con la universidad😪😢
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A veces, hay situaciones en la vida de la que nos gustaría escapar, no aceptamos la realidad y simplemente la dejamos oculta en lo más oscuro y retorcido de nuestro interior, sin darle escapatoria. Pero poco a poco, se va formando un espesa bola que se vuelve más grande, consumiendo tu corazón y dejándolo cada vez más vacío, negro y pesado.
A nadie le gusta la vida triste, como seres humanos odiamos las adversidades que se nos son dadas y el dolor que nos causa, es algo netamente normal hasta un cierto punto. Pero cuando duramos largos años escapando del mismo oscuro pasado, día tras día, fingiendo una sonrisa de comercial perfecta y una felicidad que no existe, solo logra dañarnos y hundirnos aún más en el hoyo negro de la miseria de nuestro interior.
Jaehyun es así.
No supo como salir de aquel círculo vicioso y terminó cayendo por completo en un sombrío negro que fue consumiendo su vida de a poco.
Como un caminante sin alma, entró a su habitación vacía, con el aroma a Doyoung muy leve y suave demostrando que se fue y más nunca volverá.
Su vista pasó por todos sus libros y escritorios hasta detenerse en su armario. Atraído a ella, caminó hasta posicionarse en frente y abrirla. Se adentro para detenerse en frente de la cortina al final.
Su mano temblorosa toma la tela y la hace un lado, mientras su corazón late descontrolado sin freno.
Ve el olvidado armario lleno de polvo. Intentó abrirlo hasta que se dio cuenta de que está con candado.
—¿La llave? —murmuró confundido, intentando recordar donde pudo haberla guardado. Reviso entre sus ropas dobladas, debajo de ellas y en los bolsillos de las diferentes prendas, también entre los zapatos o la gaveta con relojes. Se tomó un buen tiempo rebuscando hasta que se detuvo abruptamente cuando abrió los ojos. —¿Qué hago? —y él mismo se respondió —... No hago nada.
Arregló el desorden y cerró la cortina sin fijarse si quiera en el armario.
—Solo necesito dormir —pensó en voz alta. Se cambió poniéndose una pillamada y cayó rendido a su cama.
«Todo será mejor después, lo será»
Y con aquel pensamiento, obligándose a creerlo para no caer nuevamente en la locura, cayó en los brazos de morfeo en cuestión de pocos minutos.