prólogo

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Un grupo alrededor de diez o mas chicos estaban en la oficina del director Dumbledore.

— pero profesor, no ha sido nuestra culpa— decía una castaña muy molesta, por primera vez en toda su historia le llamaban a dirección para amonestarle por mal comportamiento.

— profesor Dumbledore, no nos puede castigar por algo que no hicimos— dijo una rubia de brazos cruzados.

Mientras que las chicas se mantenían replicandole al profesor Dumbledore un grupo de chicos se mantenían a raya junto a la pared, no solo porque ellos si habían sido los culpables, también porque si abrían la boca para decir una sola palabra las chicas los matarían.

— muy bien señorita Granger y señorita Weasley, he entendido todas las razones por las que no merecen ser castigadas— dijo un calmado profesor Dumbledore, la castaña nombrada suspiro de alivio— sin embargo, alguien debe responder por lo que sucedió.

—¿ nos va a expulsar profesor Dumbledore?— pregunto un pelirrojo con pánico— mamá me va a matar.

A Hermione se le fueron todos los colores del rostro y si no fuese por qué detrás de ella estaba una rubia de mirada soñadora probablemente la castaña se hubiese desplomado en el suelo.

— cálmese señor Weasley y señorita Granger, no se les va a expulsar— dijo el director Dumbledore conjurando una silla para la castaña— solamente tendrán un pequeño castigo

Todos en la sala quedaron expectantes a las palabras del director, ya que el susodicho había conseguido el efecto deseado continuo.

— con ustedes quiero probar un experimento— las caras de los chicos era de confusión mientras que la de las chicas era de horror— con ustedes voy a probar mi teoría de que la casa de Gryffindor y Slytherin puede convivir sin destruirse en el intento.

La sala guardo completo silencio, las miradas de todos eran de incredulidad, "vaya que si está loco" pensaba un rubio platinado de ojos fríos, mientras que los otros tenían pensamientos muy parecidos a los del rubio.

— ¿Y como piensa que podremos convivir y sobrevivir en el intento?— pregunto la menor de los Weasley— profesor por favor, dígame qué no nos esposara en las muñecas y nos obligará a estar todo el tiempo juntos.

Todos los presentes en la sala asintieron de acuerdo con la pequeña pelirroja, "bueno ya es un comienzo" pensó el director.

— no señorita Weasley, no los voy a esposar— en la sala se escucho un suspiro general— realmente es mas simple que eso, con un hechizo con el cual no podrán alejarse a más de cinco metro tendrán que aprender a convivir.

El director quedó en silencio y contemplando expectantes a los adolescentes que estaban delante de el, esperando una reacción, pero parecía como si a todos le hubieran lanzado un petrificus totalus, ya que nadie en la sala se movía.

— profesor Dumbledore, creo que ya le expiró el tiempo de su cerebro— dijo el pelirrojo con pecas.

— ¡Ronald! Haz el favor de guardar silencio, profesor lo siento— regaño y disculpo la castaña.

— oh tranquilo joven Weasley, no es el primero que me lo hace saber— dijo el profesor divertido.

Todos se miraron entre sí he hicieron una mueca, un azabache que hasta el momento al igual que muchos otros había guardado silencio, intento alejarse para pensar pero al momento que se alejo un poco más de lo que ya estaba algo le golpeó en el rostro.

— ¿Pero que rayos?— dijo el azabache tomándose la nariz.

— ¿Harry estás bien?— pregunto la castaña muy preocupada, mientras que una pelinegra ladeaba la cabeza viendo que tanto daño se había hecho el azabache.

—si, no es nada Mione— dijo haciendo un hechizo con la varita para que la nariz parará de sangrar— ¿Profesor Dumbledore que fue eso?

— eso Harry— dijo acomodándose en su asiento— es lo que pasa si se alejan más de cinco metros.

— ¿en que momento hizo el hechizo?— pregunto un castaño de piel clara y delgado.

— en el momento en que no tenían su atención puesta en mi, señor Nott— respondió el profesor tranquilamente mientras comía un caramelo de limón.

— entonces profesor— intervino una rubia— eso quiere decir que tendremos que caminar, comer, asistir a clases, e incluso dormir... Juntos.

— en efecto, señorita Greengas— dijo el profesor.

— ¿tendremos que dormir en la sala de las serpientes?— pregunto un rubio un poco tímido y torpe.

— no Neville, de ninguna forma dormiremos alli— intervino el azabache.

— no hay ninguna forma en la que nosotros durmamos en la sala de los leones— dijo un moreno alto.

— en efecto jóvenes, ninguno de ustedes tendrá que dormir en la sala contraria— explico el profesor.

— ¿entonces el hechizo desaparece a la hora de dormir?— pregunto la rubia de mirada distraída.

— no señorita Lovegood, ustedes tendrán una sala para ustedes, eso sí deberán buscar la manera de no alejarse más de cinco metros— dijo con simplicidad.

— esto va a ser imposible— dijo una pelinegra.

— ni que lo digas— contesto la menor de los Weasley.

— creo que eso es todo por el momento chicos, por cierto para la hora de la comida tendrán que turnarse para las mesas— dijo el profesor Dumbledore levantándose y abriendo la puerta para que ellos salieran.

Una vez lejos del despacho de Dumbledore, los chicos se detuvieron y se miraron entre sí.

— al parecer el profesor está convencido de que esto dará resultado— dijo el azabache.

— y creo que por nuestro bien, deberíamos hacer lo que él nos pide— dijo la castaña— es lo más inteligente.

— hablo la sabelotodo— dijo burlón el rubio de ojos grices— Granger, creo que todos sabemos que ese viejo está loco.

— por más que odie estar de acuerdo con Malfoy, tiene toda la razón— interrumpió la pelirroja— el profesor Dumbledore está delirando.

Todos asintieron de acuerdo, "genial, yo quiero mantenerme lo más alejada de Malfoy y esto es lo que obtengo a cambio" pensó la castaña de ojos mieles.

— el profesor Dumbledore, quiere que llevemos la fiesta en paz... Nunca dijo que nos hicieramos amigos— la pelinegra alzó las cejas para que continuara— hagamos una tregua por el momento, cuando el profesor vea que ya no nos odiamos a muerte lo las probable es que nos quite el hechizo y mientras tanto podríamos buscar como deshacerlo.

Aunque los Slytherins odiaran admitirlo, la Gryffindor era inteligente, los amigos de la castaña le sonrieron orgullosos.

— bien— dijo el rubio de ojos grices— pero tregua solamente mientras descubrimos como quitarnos este hechizo.

Todos asintieron de acuerdo y mientras que ellos creían que nadie los vigilaba un anciano de barba larga y plateada sonreía satisfecho.

“Hola queridos lectores, ¿Cómo están?
Dirán, ¿bueno y está chinita que?
Pero si, debo decir que soy casi nueva en este mundo de la escritura y aún no sé si me da del todo bien, pero, lo intento.
Quisiera que le dieran una oportunidad a este fanfic que desde hace tiempo tengo dandome vueltas en mi cabecita curiosa.

Cabe aclarar que muchos personajes son de nuestra poderosa Rowling ¿Si? Pero muchos personajes son de la locura de mi imaginación.

Sin más preámbulos, debo decir, gozen la vida.
Muak.”

De Vuelta Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora