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En el despacho del profesor Dumbledore habían por lo menos unas cuarenta personas, esperando que el profesor les preguntara algo.

—¿entonces, me podrían decir que hacen aquí?—pregunto el profesor.

La rubia de ojos grises dió un paso delante y comenzó.

—vera profesor, estábamos en mi casa cuando el idiota de James, tomo mi giratiempos y lo dejo caer— fulminó al azabache con la mirada—al parecer el giratiempos nos hizo retroceder más que solo unas horas y nos envió aquí.

— fue un accidente profesor—dijo el nombrado en voz baja pero sin bajar la mirada— se me resbaló de las manos.

—tiene mucho parecido con su abuelo, señor Potter—el nombrado le dió una sonrisa de agradecimiento.

—personalmente, creo que este tipo de accidentes nos suceden solo así, en mi opinión este tipo de eventos son premeditados, pero quién soy yo para opinar— el profesor le dió una sonrisa discreta al azabache creador de todo ese caos y continuo— en todo caso, puedo ayudarlos a volver a su tiempo.

Una pelirroja soltó un suspiro de alivio.

—gracias a Merlin, Morgana y claramente a usted también profesor— dijo con una sonrisa— por un momento creí que tendria que convivir con mi madre cuando tenía más o menos mi edad.

— no se preocupe por eso señorita Weasley— dijo el profesor divertido por su reacción— pero creo que sería una buena idea que ustedes se presentarán ante sus padres.

— profesor, disculpe por llevarle la contraria, pero yo no creo que eso sea prudente—dijo una chica que no se había quitado la capucha.

— no tiene de qué preocuparse señorita Granger, mientras que ustedes no digan nada que pueda alterar para mal su futuro—dijo el profesor Dumbledore con la vista en una rana de chocolate.

—¿ como sabe quién es mi madre?— pregunto la chica.

—tiene usted la misma presencia y seguridad de la señorita Hermione Granger—dijo el profesor aún sin apartar la vista.

James, estaba a un lado de todos, probablemente todos le odiaran por meterlos "accidentalmente" en ese lío, pero el no se arrepentía.

— profesor Dumbledore—dijo el chico— si nos presentamos lo mejor sería que estuviesen aquí ciertas personas.

—tiene razón señor Potter, creo que hay algunas personas que estarían directamente interesadas en las presentaciones.

El profesor Dumbledore le dió una hoja al azabache en la que el escribió varios nombres sin preguntar a los demás.

—¿saben dónde está la sala de los menesteres?—casi todos los chicos asintieron—entonces nos veremos en el desayuno.

Dicho esto los chicos salieron del despacho de Dumbledore, detrás y apartados de todos iba el azabache y no por decisión propia, realmente todos estaban enfadados con el.

Delante de el una pelirroja lo observaba con curiosidad, si bien le parecía una tontería lo que había hecho su hermano no podía estar enojada con el.

Una vez en el tercer piso, el peliazul pensó en la clase de habitación que necesitaban y se repartieron las habitaciones, el azabache eligió una habitación para el solo.

—¿ puedo entrar?—pregunto la pelirroja desde el marco de la puerta.

—si estás aquí para insultarme te lo puedes ahorrar— dijo el dándole la espalda.

— no estoy aquí para insultarme y ellos no están enojados por lo que hiciste—explico acercandose— están enojados por qué no te has disculpado.

De Vuelta Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora