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Al profesor Dumbledore no sé le escapaba nada, el quería que ellos hicieran una gran entrada por lo cual había enviado a unos elfos domésticos a qué llevarán sus pertenencias a la sala donde se iban a quedar.

— bien, ¿como nos organizaremos?— pregunto la castaña

— ya que no podemos alejarnos más de cinco metros, creo que las habitaciones no son de gran utilidad— dijo la mayor de la Greengras

— Daphne tiene razón, tendremos que dormir todos aquí en la sala— dijo la pelinegra.

— de acuerdo, somos diez personas... Pásenme diez objetos— pidió la castaña y todos las quedaron observando— a menos que les interese dormir en el suelo.

— y que relación guarda dormir en el piso con que te demos diez objetos— dijo la pequeña Weasley mientras le entregaba dos libros.

— sencillo, voy a convertirlos en unas cómodas camas para que podamos dormir— dijo la castaña mientras colocaba los dos libros a cierta distancia una de otra y se concentraba en transformarlos en una cama.

— genial— dijo el azabache con cuidado de no atravesar el límite de los cinco metros al tirarse a la cama— Mione eres la mejor.

Le guiño el ojo a lo que la castaña se sonrojo y nego divertida, bajo la atenta mirada de unos ojos grises que se pusieron en blanco al ver cómo la chica se sonrojaba.

La castaña conjuro cinco camas, pero al ver que ninguno de Slytherin hacia el mínimo esfuerzo por hacer lo mismo que ella se atrevió a preguntar.

—¿ quieren que los ayude a transformar algún objeto?— dijo con una sonrisa característica en ella.

La menor de las Greengas iba a responder, pero el rubio platinado se le adelantó.

— creo que somos bastantes capaces, Granger— dijo con un tono ácido, la nombrada suspiro.

— solo intentaba ayudar— dijo negando y sin borrar su sonrisa.

Las serpientes se apartaron o lo intentaron tanto como los dejaba el encantamiento, la menor del grupo le dió un golpe al rubio en la cabeza.

— solo intentaba ser amable— le dijo en voz baja.

— y yo solo le dije que éramos perfectamente capaz, ¿además porque sería amable con unos hijos de mortífagos?— le repuso sobando dónde la rubia le había dado el golpe.

— yo creo que no lo eres, Draco— la pelinegra le lanzó una mirada burlona— admitelo eres un asco en transformaciones, y Granger solo quiere llevar la fiesta es paz al igual que yo.

El rubio indignado camino tomando diferentes objetos, pero en el acto no midió la distancia y se dió contra la pared invisible.

Los Slytherins trataron de contener una carcajada ya que no era muy propio de ellos reír, por otro lado los Gryffindor y la Ravenclaw no hicieron ni el más mínimo esfuerzo por ocultarla.

— ¿estás bien, Malfoy?— dijo la castaña desde su lugar en la cama.

— que te importa Granger— le dijo entre dientes, lo que solo hizo que los leones y el águila aumentarán sus risas.

Los chicos continuaron encimismados en su conversación, mientras que a unos cinco metros de ellos los Slytherins trataban de convencer a Malfoy que no lo iba a conseguir.

— Draco, déjalo ya... No lo conseguiras— le decía la pelinegra sentada en un sillón.

— debimos aceptar la ayuda que nos ofrecía Granger— dijo Astoria colocando los ojos en blanco.

Draco mascullo algo entre dientes que fue incomprendido por cualquiera que estuviese allí.

— Draco, hermano... Dejemos que la leona nos ayude— le dijo el moreno a su lado.

La castaña que aunque estaba en una conversación con los demás no había dejado de ponerle ojo al rubio que luchaba con la transformación de objetos, claro que lo hacía lo más disimuladamente posible, "lo último que necesitas ahora es tener que dar explicaciones, Hermione" se regañaba mentalmente cada vez que fijaba su mirada por más de algunos segundos.

Sin embargo al escuchar su nombre de los labios de alguien no pudo evitar girar si rostro rápidamente.

— este... Granger, será que... Puedes— el rubio se atragantaba con sus mismas palabras.

— lo que Draco quiere decir— intervino Astoria— es que si podrías ayudarnos con la transformación de objetos.

La castaña al principio se sorprendió por la amabilidad con que la rubia se lo pedía, pero termino ayudándolos.

— de nada, Malfoy— le dijo con una sonrisa.

— solo quería ver si las primeras transformaciones eran suerte— dijo arrogante.

— como quieras, Malfoy— dijo para volver a su cama.

Tal vez, la castaña no se diese cuenta, pero el azabache sabía que algo se traía esos dos entre manos, aunque la chica se esforzara en negarlo el sabia que no todas las cosas eran como se ve

A simple vista, parecería que el azabache estaba enamorado de la castaña pero el solamente quería protegerla, para el era como una hermana pequeña.

El reloj que la castaña tenía en su bolso le indico que era la hora de la cena.

— creo que ya tenemos que bajar— dijo con el ceño fruncido.

— en que mesa nos sentaremos— pregunto Luna.

— Slytherin.

— Gryffindor— dijeron el azabache y el rubio al mismo tiempo.

Se quedaron en silencio, viendo cómo los dos chicos entraban en un duelo de miradas en la que nadie más tenía partido.

— tengo una idea— intervino la castaña evitando una posible pelea— los Muggles tienen una forma de hacer estás decisiones por la suerte.

Para este momento la chica ya tenía la atención de todos los presentes.

Se acercó a su baúl y saco una pequeña caja en la que tenía diez palitos de madera.

— bien, consiste en lo siguiente cada uno cerrando los ojos tomara uno de estos— dijo señalando uno de los palitos — nueve son del mismo tamaño, pero uno de ellos es más pequeño que los demás, el que tenga el palito más corto en esa mesa nos sentaremos.

Todos asintieron de acuerdo con la leona, la rubia de ojos soñadores no tomo un palito ya que era la única águila en la sala y sería raro que todos se sentaran en la mesa de las águilas.

Cada uno reviso el tamaño de su palillo, hasta que la pequeña Greengas mostró el de ella.

— de acuerdo, entonces en esta ocasión nos toca en las mesas de las serpientes— digo resignado el azabache.

— tengo la sensación de que está noche será... Interesante— digo la pelinegra con una sonrisa marca Slytherin.

— ni que lo digas— murmuró él pelirrojo de pecas.

Y realmente no se equivocaban con la sensación.

De Vuelta Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora