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A la mañana siguiente el grupo de personas en la sala de menesteres un grupo de chicos no había podido pegar ojos en toda la noche.

— oficialmente puedo decir admiro a los padres— dijo una una pelirroja de ojos azules con una bebé en sus brazos.

— ni siquiera lo menciones, nique— replicó una castaña con una pequeña de la mano y otra en los brazos.

— como hace mamá para cambiarlos— decía una morena luchando contra dos pequeños que se molestaban entre ellos.

— Diana, Athan... Vengan aqui— dijo un azabache saliendo de la habitación, les susurro algo al oído, mientras que la pequeña aplaudía el pequeño niño le dió una sonrisa y asintió.

— tranquila Leah, van a colaborar contigo— le dijo a la hermana de los dos pequeños.

— no entiendo cómo lo haces, James— dijo colocándole unos moños a la chiquita.

— ese es nuestro secreto— le guiño un ojo a la chica y la ayudo a cambiar a los pequeños.

Desde el otro lado de la sala una rubia de ojos mieles y otra rubia de ojos azules lo observaban mientras que vestían a una niña de rosa.

— podrá ser muy idiota, pero tiene un don natural con los niños, Lyra.

— eso no te lo discuto Vic... Pero creo que esta vez, metió la pata de verdad— la rubia de ojos mieles nego con la cabeza mientras veía a James ayudar a Lea.

La sala de los menesteres era un desastre total, pero el salón donde estaban los Slytherins, Gryffindors y la Ravenclaw no se alejaba mucho de ellos.

—¿ ya pensaron una forma de ducharnos?— Ginny estaba impaciente.

— a mi no me molestaría verte, pelirroja— dijo Blaise con una sonrisa coqueta, a cambio recibió una mala seña de parte de la chica y un gruñido de su hermano.

— podríamos intentar entrar de a uno y realizar algún hechizo para que el agua nos caiga— propuso Astoria encogiéndose de hombros.

— podríamos intentarlo como en los tiempos antiguos cuando los acueductos no existian— dijo la castaña.

—¿ y eso como sería?— pregunto el rubio platinado.

— Bien, dado el caso que no podemos llegar hasta la ducha sin romper la línea de los cinco metros, entonces o hacemos como en Egipto que se limpiaban con paños húmedos o siempre podemos quedarnos sin duchar— explico encogiéndose de hombros.

— más nos vale comenzar a buscar la forma de romper este hechizo— dijo decidida Daphne.

Todos asintieron y se comenzaron a turnarse para poder estar presentables para bajar al comedor, podríamos decir que fue una experiencia única, desagradable e irrepetible, palabras de las chicas de Slytherin, al cabo de unos cuarenta minutos todos los chicos estaban listos para bajar.

El último en "ducharse" fue el rubio platinado, que al salir del baño encontró a el azabache tratando de calmar a la castaña que estaba muy enojada.

Todos estaban a dos metros de la chica que se encontraba sentada en la cama con una cara que hubiese asustado al mismo Voldemort, ni siquiera los propios Gryffindors que se caracterizaban por su valentía se atrevían acercarse a la chica.

— ¿que le sucede a Granger?— pregunto Draco por lo bajo a la pelinegra.

— hace unos minutos llegó una lechuza de Dumbledore informando que hoy no habrían clases— le respondió susurrando.

Draco no pudo evitar soltar una carcajada haciendo que todos se volvieran a el extrañados, incluso la castaña dejo de lado su enojo para observarlo entre confundida y sorprendida.

De Vuelta Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora