Capítulo 8

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—¿Si? —Conteste estando aún de espaldas.

—¿Puede acompañarme un momento por favor?

Voltee como en cámara lenta sin entender muy bien a que iba esto. Cuando me tope con el enorme hombre trajeado a mis espaldas supe que lo que fuera no podía ser nada bueno. Mire a Carly de nuevo y ella se encogió en los hombros como diciendo "No tengo nada que ver con esto"

—Claro.

Me levante de la mesa. Comenzó a caminar frente a mí para mostrarme el camino y pronto note que me llevaba a uno de los privados de aquella cafetería. Mi mente comenzó a divagar preguntándose ¿A dónde me llevaba este hombre? ¿Quién era la persona que me esperaba en aquel lugar?

—Señor, está aquí —musito en el instante en que cruzo la puerta y después me cedió el paso.

Había bastante misterio alrededor de aquel pequeño cuarto. Con la mirada recorrí todo el lugar, en este había una mesa rectangular con unos cuantos postres servidos y una taza de café en cada extremo y un hombre completamente de espaldas mirando atreves de la ventana.

—Bien, gracias —la tesitura dulce de aquella voz de pronto se me hizo conocida y llegue a pensar que era Ethan, pero deseche la idea de inmediato porque en realidad su voz nunca fue tan delgada y encantadora como la que estaba escuchando en ese momento—, puedes retirarte —articulo mientras giraba su silla.

Comencé a especular tratando de averiguar de quien se trataba, pensé en mi padre, pero la idea era completamente nula y Ethan ya estaba descartado.

Los segundos se me hicieron eternos mientras la silla daba la vuelta pacíficamente revelando poco a poco quien era la persona que se encontraba sobre esta.

—Siéntate por favor —con su mano señalo la silla frente a mí y sonrió amablemente.

Aquella sonrisa, aquella voz, esos ojos, esas manos y todo lo que pertenecía al hombre que estaba al otro lado de la habitación era más que familiar para mí, conocía aquella sonrisa mejor de lo que conocía la palma de mi mano, la había visto miles de veces en todos lados, en las revistas y televisión. Esa hermosa sonrisa en conjunto con lo demás pertenecía a nada más y nada menos que Michael Jackson. Reposando su cuerpo en esa silla me miraba sonriente, no estaba segura de si realmente recordaba que me había conocido o había alguna otra razón para que yo estuviese ahí.

—Hola —hizo la señal de amor y paz—. Tengo tu billetera —rio un poco y la saco el bolsillo interior de su saco—, aquí esta —la puso sobre la mesa.

Mire la billetera y luego a él sin articular palabra alguna, estaba completamente en shock por tenerlo cerca de nuevo, su cara alegre de pronto se vio ensombrecida por un momento y se levanto de la mesa.

—Siento si te incomode.

El sonrojo de sus mejillas me hizo sentir tanta ternura que de pronto logre sentir mis mejillas teñirse del mismo color.

—Gracias —sonreí nerviosa—, por un momento creí que realmente la había perdido.

Se sentó de nuevo ladeando ligeramente la cabeza.

—Tu nombre —tomo un poco de agua de su copa—, me es conocido, ¿Nos hemos visto antes? —miro el liquido que había en la copa.

—Si —sonreí—, fue hace 5 años en Whest Hyde.

Entre cerró los ojos, adoraba ese gesto.

—Le ayude a huir de una multitud de chicos —baje la mirada al recordar el beso.

—Janne —dijo de pronto muy sorprendido—, ¡Vaya! —dio un aplauso y mordió sus labios—, parece que te escondiste debajo de las piedras —rió un poco fuerte—, después de aquella vez te busque para invitarte a salir o ir a mi casa, pero había olvidado tu nombre —se encogió en los hombros—, lo siento. Y cuando trate de comunicarme con Carly para saber si podía ponerme en contacto contigo, pero me fui imposible y mi vida en los últimos años...

—Ha sido difícil —comente sin darme cuenta.

—Sí, pase por muchas cosas.

—Tranquilo, no importa —me sonroje—, debe conocer a muchas personas a diario, la verdad no esperaba que recordara aquel incidente, señor Jackson.

—Claro que si —sonrió para después fruncir el ceño—, Michael —me miro fijo.

Lo mire arrugando un poco la nariz por no entender a lo que se refería.

—¿Perdón?

—Mi nombre es Michael.

—Sí, lo siento señor... digo Michael.

—Así está mejor —sonrió ampliamente.

Ahora tenía en mi memoria un nuevo recuerdo de su hermosa sonrisa, para mí, sonriéndome exclusivamente a mí—. Tú sabes lo que fue de mi vida en estos años, pero ¿Qué hay de ti?

—Bueno, comencé una carrera como solista... en realidad no mucho.

—¿Solista? —asintió lentamente—, me gustaría escucharte cantar, recuerdo que cuando te presentaste aquella vez en el auditorio de West Hyde, tu voz era impecable.

—Bueno, no puede comparase con la de alguien como tú, pero hago lo que puedo.

—Por favor, mi voz no es tan buena.

—No, es la mejor. La voz más hermosa del mundo.

Sus ojos se iluminaron. Aquellos hermosos ojos marrones se quedaron fijos en mí llevándome a un lugar completamente lejano a esa pequeña mesa en aquel restaurante.

—Soy un grosero —dijo rompiendo nuestro contacto visual devolviéndome de nuevo al presente—, ¿Quieres algo de beber o comer? —ofreció amable.

—No, gracias. Acabo de comer con mis amigos.

—¿Amigos?

—Sí, Ethan y Carly.

Los cómplices de toda mi vida.

—¿Ellos estaban contigo afuera de la disquera?

—Sí.

Me quede pensando un minuto, ¿Cómo es que él sabía que estábamos fuera de la disquera?

—Y tú cómo...

—Yo era la persona a la que perseguían los reporteros.

—Ya veo.

—Sí, en el momento en que vi a Carly pensé que iba con amigos y entonces recordé aquella vez en la que te conocí y recordé el nombre de pronto.

—Lo imagino.

—Eres una persona inolvidable.

—Me alegro de decir lo mismo.

El silencio que se hizo presente no era incomodo sino más bien el tipo de silencio que guardas cuando estas con un viejo amigo.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Claro —dijo después de poner un bocado del suculento pastel de chocolate en su boca.

—Desde siempre he querido trabajar contigo como cualquiera que está en el medio y estoy comenzando los preparativos para mi nuevo disco, entonces se me ocurrió que tú podrías ser mi productor.

—Suena interesante —reposo su cara sobre sus manos—, me guastaría trabajar contigo.

—¿Enserio?

—Claro.

—Sería algo fantástico —comente más que entusiasmada.

—Estaré en ese estudio a partir de ahora así que cuando tengas listo tu proyecto podríamos hablar sobre trabajar juntos.

—Muy bien.

—Señor, es hora de irnos —le hablo uno de sus guardaespaldas. No estaba muy segura pero por unos momentos creí que era el mismo que lo llamo cuando nos conocimos.

—Bueno, tengo una reunión, nos veremos después.

Se levanto de su silla, me llevo hasta la puerta trasera del edifico de Shades Musix, se despidió de mí como si nos conociéramos de toda la vida y se fue.


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