Capítulo 10

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Mis funciones cerebrales fueron severamente desconectadas, todo lo que podía hacer era mirarlo, frente a mí con esa sonrisa, con esos lentes de sol cubriendo sus hermosos ojos, y su rizado cabello completamente suelto cayendo suavemente sobre sus hombros, iba vestido con unos pantalones negros y una camisa roja demás de sus muy clásicos mocasines. Me parecía un sueño hecho realidad, parecía un ángel visitando mi casa.

— ¿Quién es?

La voz de Ethan rompió nuestro silencio haciéndome reaccionar de nuevo.

—Estás acompañada —volteo la cabeza a lado derecho—. Siento ser inoportuno, buenas noches.

Justo cuando estaba a punto de darse la vuelta y retirarse del lugar mis extremidades reaccionaron para tomar gentilmente su brazo lo cual le sorprendió.

—No eres inoportuno, en realidad sólo es Ethan... mi amigo —ladee la cabeza con una sonrisa—. Pasa por favor.

—No, no quiero interrumpirlos.

—No interrumpes nada.

La insistencia de mi voz era casi incomprensible. Tomo mi mano con delicadeza y se quito los lentes para mirarme fijamente a los ojos.

Nunca terminaría de enamorarme de aquellos hermosos ojos marrones que eran capaces de hipnotizar a cualquiera.

—Mejor hay que vernos mañana, ¿Te parece?

Trate de no gritar para no parecer una chica ridícula sorprendida porque el chico que le gusta la invito a salir.

—Claro —apenas logre pronunciar.

—Bien, mañana a las 10 am en 2914 Coffee.

—Claro, hasta entonces.

—Buenas noches —se acerco lentamente, vi sus ojos cerrarse y depositar un pequeño beso en mi frente.

Sentí una corriente eléctrica invadir mi cuerpo entero, pasar por mi espina dorsal obligándome a cambiar de postura ligeramente. Se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección al ascensor no sin antes mirarme por encima de su hombro y colocar sus gafas de nuevo.

Él, él era la causa de mi delirio.

—Hey, soñadora, es hora de terminar la cena y comenzar con el proyecto.

—Sí, tienes razón —sacudí la cabeza un par de veces aún estando en la puerta y después de unos segundos entre.

— ¡Vaya!

— ¿Qué?

—A este paso ya debe estar completamente seguro de que te trae loca.

—Claro, a mí y a otras miles de millones de chicas.

Hice aquel comentario esperando restarle importancia a mi reacción frente a él, sabiendo de sobra que realmente estaba perdidamente enamorada de él.

— ¿Comenzaremos con el proyecto ahora?

—Claro —avance hasta mi plato en el suelo y lo coloque en la mesa—, iré por mis borradores.

No dijo nada mientras me dirigía a mi habitación por esa enorme carpeta llena de letras de canciones que había escrito en el transcurso de mi vida, desde el momento en que aprendí a redactar me dedique a llenar hojas de mis sentimientos, de lagrimas, risas e incluso amor cuando llegue a sentirlo, en esa carpeta se encontraba mi vida resumida en unas cuantas hojas y palabras, los misterios de mi corazón siendo resguardados por aquellas pastas duras.

— ¿Qué tanto hay ahí? —pregunto antes de comer un trozo de lasaña.

— ¿Recuerdas la carpeta que solía llevar a la primaria cuando mis padres dejaron que los acompañara a la disquera? —asintió con el bocado en la boca—. Es la misma, la tengo desde ese entonces.

SpeechlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora