Capítulo 40

300 20 11
                                    

Los pensamientos se agolparon uno por uno en mi cabeza. Ella no era mi reemplazo, no pensaba verla como tal, no podría ser otra Emma, nadie podría ser Emma. Su fantasma me atormentaba a pesar de los años necesita saber di estaba bien, o mal, si realmente había hecho bien comprando una lapida vacía en donde lloraba cada día de mi existencia por su abandono. 

Me pesaba haber tenido la suerte de perderle justo cuando creí nuestro futuro asegura y repasando los hecho una vez más en mi mente no podía imaginar cuál había sido esa razón tan poderosa para desaparecer de un día a otro, de olvidar todo cuanto nos habíamos prometido para corre a la nada, esta vez se olvido de tomar mi mano antes de desaparecer entre la neblina de la oscuridad. 

El restaurante abrió sus puertas al publico en general, me quede postrado en la misma silla discutiendo con el café de Janne. 

Emma era elemental, sin embargo con Janne en mi vida ¿todo debía ser diferente? ¿Realmente necesitaba olvidarme de quien había considerado el amor de mi vida? 

No era fácil, intentar olvidarle me había traído un sin fin de problemas con cualquiera con la voluntad de ayudarme, empuje lejos a mi familia, a mi madre quien tantas noches se quedo velando mi sueños cuando debía ocuparse de mi hermana, a mi padre con los años encima  y su decadente salud, así como mi hermana, mi pequeña hermana quien me despertaba a cada mañana preguntando con sus ojos castaños si por fin me había decidido a salir de la cama. 

Emma me había causado los problemas suficientes, me llenaba de melancolía el interior, los ojos de lágrimas y mi futuro se veía eclipsado por una promesa rota. 

Mire la nada, esa taza de café ya me había dado la respuesta.

No la necesitaba, no más, no quería reemplazar, simplemente deseaba poder volver a sentir como los hermosos ojos del mar en calma lo hacían, deseaba abandonarme a la frescura de sus caricias, volver a entregarme en cuerpo y alma sin temer nada. Deseaba tener a Janne como la cura perfecta a todos mis males sin dudar de nuevo. Se volvería mi todo. 

Me levante de la silla de un tirón y estuve a punto de hacerla caer, la mesera acudió a mi llamado sin demora alguna, necesitaba salir corriendo de ahí a los brazos de Janne. 

- ¿Señor Jackson?

-Por favor, envié la cuenta a mi oficina. Tengo que irme. 

-Con gusto, señor. 

Salí corriendo del restaurante, había una fila enorme esperando fuera del Sassafras y esperar por mi automóvil en esos momentos no parecía la mejor opción.La noche había llegado, perdí mucho pensando, todo estaba cubierto por un pulcro manto negro. Corrí, corrí hasta donde sabía podría encontrar a Janne para asegurarle cuanto estaba dispuesto a amarla, pedirle que me tatuara sus besos en la piel.

Cada larga zancada me asegura su cercanía, cada minuto lejos de ella parecía una eternidad. La necesitaba, la necesitaba y había sido muy estúpido como para haberlo notado antes, entre tantas peleas siempre había deseado estrecharla entre mis brazos, pasar un atardecer tranquilo a su lado, yo ya la amaba pero no lo había notado estaba ciego, totalmente ciego sin remedio alguno, ahora debía buscar la mejor manera de recuperar el tiempo perdido, estaba totalmente dispuesto a olvidarme del mundo si ella venia conmigo a erradicar toda la oscuridad de mi interior. 

-Janne -pronuncie antes de parar en seco. Imagine sus ojos.

Faltaba tan poco para reencontrarme con ella, no quería perder ni un minuto más, espere el momento preciso para cruzar la calle, cuando de pronto una luz brillante cegó mis ojos para después dejarme en completa oscuridad.

CONTINUARA...

SpeechlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora