Capítulo 17

209 21 0
                                        

Ahí me sentía segura, los abrazos de Ethan era bastante parecidos a los de mi padre. Habíamos comenzado a movernos al compás de una melodía insonora, el trataba de reanimarme.

-Probablemente tiene problemas.

-Esa no es una excusa suficiente. Ahora ya no estoy segura de estar enamorada.

-Mentira –proclamo-, lo amas, incluso si él fuera el peor patán de la tierra. Lo has amado siempre porque él es quien le puso nombre a ese sentimiento.

-Tal vez debería buscar a otro amor platónico.

-Posiblemente, antes déjame hacer un casting por favor. No vas a tropezar con la misma piedra dos veces.

Logro su cometido de una vez por todas, hacerme reír.

-Reuniré a los chicos para tu casting –trate de burlarme de la situación-, ¿Cuáles deben ser sus características?

-Bueno, deberías buscar a alguien a quien dedicarle cada canción.

-No es tan fácil, Ethan –mi tono serio salió a relucir.

-Claro que sí –me animo un poco estrechándome aún más fuerte-, podrías dedicarme –pensó unos segundos-... Speechless.

Dejamos de movernos, incluso me aleje un poco de él. Esa canción me había traído suficientes problemas al menos por ahora. Probablemente era porque no estaba sintiéndola de verdad, necesitaba encontrar con urgencia la forma correcta de entonarla, de sacarla de mi pecho para poder vivir en paz de una vez por todas. Aclare mi garganta antes de abrazar a Ethan escondiendo mi cara entre su cuello y pecho. No era él a quien debía cantársela, no esa canción, pero por ahora deseaba quitarla de mi camino al menos por ahora.

-Speechless, speechless is how you make me feel.

La puerta se abrió de golpe, pero imagine era Carly, me quede quieta sin decir nada más, mientras el cuerpo de mi amigo se tensaba.

-Acepto la propuesta –afirmo con una seguridad indiscutible.

Deje los brazos de Ethan para cerciorarme de no estar loca o alucinando de nuevo. Sus ojos marrones me miraban rudos, de esa misma manera se dirigía a mi acompañante, amenazándolo, logrando intimidarlo.

-¿Cómo? –atine a cuestionar sin estar realmente segura a de cuál de todas mis preguntas respondía.

-Sí, el proyecto me parece bueno.

-Es un esqueleto, no está terminado –argumento Ethan con la mirada gacha.

-Entonces con más razón he de aceptar.

El tono de su voz no era tierno, ni siquiera se parecía a su voz de siempre. Esta voz era grave, verdaderamente varonil un tanto áspera pero lo mínimo para ser totalmente agradable a mis oídos.

-No está terminado –mencione de nuevo. Podía terminarlo mañana mismo, sin embargo no me apetecía en lo más mínimo estar cerca de él al menos por un tiempo.

-Janne, mi agenta esta un tanto reducida, podemos hablar de una fecha límite con el fin de entregar el proyecto y así poner manos a la obra.

Parecía no darse por vencido. El asunto reposaba enteramente en mis manos, mis ganas de tenerlo a lado, de estar con él. "Será una relación enteramente laboral", me dije consciente de la mentira, de principio eso estaba bien, él continuaba viéndose con su ex sin problema alguno, yo no necesitaba explicaciones de su parte sin importar cuanto las deseara. Sabía de mi debilidad por él, le proclame mi amor, se estaba aprovechando de eso.

Ethan estaba a punto de abrir la boca decidido a dar una respuesta probablemente negativa a su oferta. Podría haberlo dejado velar por mí bien... tal vez estaba dispuesta a correr el riesgo.

-De acuerdo –extendí la mano.

El señor Jackson me miro con una sonrisa estrechando su mano con la mía demasiado rápido.

-Te veo pronto.

-¿Cuándo es la fecha límite? –interrogo mi amigo.

-En un mes –se dio la vuelta mostrándome su amplia espalda, sí, continuaba perdida por él sin importarme el desplante de unas horas antes.

Todo se quedó en silencio luego de su partida, pude sentir la animosidad en la actitud de Ethan, no esperaba otra cosa, en realidad me había ganado eso de su parte, hace no más de 2 horas había llegado con las lágrimas al borde alegando no desear estar cerca de Jackson y ahora había aceptado tenerlo invadiendo mi espacio vital sin objeción alguna.

-Me voy a casa –argumento luego de minutos sin pronunciar palabra alguna.

-Pero...

-Estoy cansado, no tener a Carly aquí es complicado.

-Lo sé.

-No hablo del trabajo.

-Yo tampoco –asegure poniendo mis orbes azules sobre su rostro molesto.

-Bien nos vemos mañana.

-Ethan...

-Janne, no quiero hablar ahora, por favor –suplico.

De pronto en lugar de parecer molesto, mas bien se le miraba afligido.

-Ethan...

-Siempre –respiro hondo- siempre busco tu bien, desde niños te he defendido de todo. No me gusta verte triste y ese idiota...

-¡Ethan! -levante la voz sin percatarme en realidad.

-Como sea –se levantó saliendo de la oficina sin mirar a tras ni por error.

Por obvias razones mi soledad se volvió la única compañía disponible dándome el espacio indicado a mis pensamientos. Recordaba mis años de niña soñando con esos ojos marrones interminables veces, suplicando por tenerlo cerca, esforzándome al máximo por alcanzar una meta: Él. Y curiosamente, también era el causante de mis problemas.

En cierta manera era verdad, me costaba reconocerlo. No era fácil desprenderme de su primera impresión de esas sonrisas espontaneas, sólo conmigo como público, de su dulce voz aterciopelada, no era fácil dejar ir a la ilusión creada en mi cabeza.

Necesitaba dejar de pensar, concentrarme de una vez por todas en cosas importantes, mire le reloj de la pared anunciándome lo mucho que tarde pensando, busque mi teléfono para cerciorarme de la hora y efectivamente eran exactamente las 10:52 pm. Tome mis cosas apresurada, pues una de mis grandes desventajas era el transporte, no tenía un auto propio, sin importar cuantas veces había intentado aprender a manejar siempre había sido un fracaso total, ahora mismo me lamentaba por no haber aceptado el curso intensivo de Carly. Era bastante tarde, el dinero no era un problema, el problema era conseguir a alguien decente para llevarme a casa.

Sacudí la cabeza para sacar las malas ideas de mi sistema. Todo va a estar bien, me repetía caminando rápido por el pasillo, llame al elevador, una, dos, tres veces, desesperada por verlo descender hasta mi posición, el tiempo corría en mi contra necesitaba una señal divina para no salir corriendo, entonces el ascensor abrió sus puertas plateadas. El alivio lleno mi ser, respire lento tranquilizándome antes de notar quien estaba dentro del reducido espacio en esas cuatro paredes.

-Buenas noches, Janne.

J/

SpeechlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora