Capítulo 25

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Tenía preguntas, mas no respuestas, tenía un nombre en la mente, pero este no tenía cara.

-No es una buena idea hablar de eso.

-Entonces en realidad no es una buena idea hablar.

Suspiro, antes lo habría detenido para pedirle regresar a mi lado, ahora aceptaba su escape de mis palabras sin dar objeción alguna, no era bueno presionarlo y ya no estaba segura de anhelar tenerlo en mi vida. Salió de la cabina se fue terriblemente molesto.

- ¿Podríamos hacer las pases en algún momento?

-Espero -le respondí.

-¿Quieres ir a comer algo?

-No sé si es una buena idea, Ethan y Carly entraran por esa puerta...

- ¿Y?

-Debemos trabajar, ¿no?

-Ellos tomaron un descanso, nosotros podemos hacer lo mismo falta poco para terminar la canción, no es gran cosas.

-Hemos estado atorados con lo mismo durante las ultimas tres horas.

-Serán un par de minutos, una comida rápida.

No debía tener la facultad de negarme cuando a simple vista era eso, tenía hambre, mi garganta estaba seca y además como él decía la jornada estaba casi terminada. Le di una mirada traviesa a través del cristal buscando de nuevo la aprobación en esas superficies marrones.

-De acuerdo.

Fui hasta su encuentro, me tendió el brazo tranquilamente mientras caminábamos con rumbo al ascensor, las puertas reflejaban como la tarde se ocultaba lento entre las nueves, el azul de cielo se torno un poco más oscuro dejando relucir ciertos toques de anaranjado así como rojo entre toda la oscuridad.

Sin notarlo terminamos con las manos entrelazadas para cuando las puertas se abrieron de par en par. Las facciones perfectas de Alexandra me hicieron descender hasta el suelo, sus penetrantes ojos se posaron sobre nuestras manos, lo note al instante, probablemente también había estado manteniendo el ceño fruncido, no estaba segura de sus acciones, pero tenia en claro cual era su expresión siempre que me encontraba cerca. No era una novedad saber cuanto me detestaba, incluso estando en el colegio buscaba demostrarme hasta donde era capaz de soportar, Carly siempre defendía la postura de su hermana argumentando su frialdad para con todos, sin embargo estaba segura de sus sentimientos por mí.

-Michael -saludo con la voz fina, tan dulce como el canto de un ave. ¿De dónde había salido eso?- Adams.

-Hola -respondimos al unisono.

Intercambiamos lugar con ella, dio un paso fuera con elegancia, miraba sus pies hasta ver desaparecer las altas zapatillas tras las puertas.

- ¿Eso por qué fue? -cuestiono él cuando el ascensor se puso en marcha.

Hice un gesto extraño aparentando desconocer totalmente el propósito de su pregunta.

- ¿Ella simboliza una especie de diosa para ti?

- ¿Alexandra? No.

Era temerosa de su alcances.

-No lo has visto a la cara en ningún momento, estaba a punto de arrodillarme contigo para hacerle caravana. ¿Cuál es tu miedo?

-No tengo miedo.

-Ella parecer ser tu peor pesadilla antes de ser tu jefa.

-No es nada.

-Puedes confiar en mí -argumentó.

No era tan fácil como temerla, realmente me inspiraba pavor, ella era la reencarnación completa de todas mis pesadillas.

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