Capítulo 11

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—Yo...

Se quedó callado por unos cuantos segundos, los suficientes para dejarme admirarlo un poco. Sus ojos de ese marrón intenso estaban clavados en el asiento del copiloto, su cabello estaba semi-recogido con uno de sus rizos reposando en su frente, ¿Cómo le era posible hipnotizarme a tal grado?

—Te lo diré —hablo por fin—, pero necesito estar seguro de que no pensaras que soy un loco, o un psicópata o algo peor —puso ambas manos en alto.

—Bien —sonreí alargando un poco la palabra.

—Después de dejarte en el edificio, pensé en invitarte a comer o algo así, pero para cuando regrese a la disquera ya no estabas —se aclaró la garganta—. Fui a casa de Carly, entonces Alexandra, su madre, me termino pidiendo que me quedara un rato, así lo hice... pensaba en irme a casa cuando Carly me pregunto para qué había ido a buscarla —guardo silencio de nuevo—, le pedí me diera tu dirección y lo hizo —dijo en tono sorprendido. Volvió a posar su mirada marrón en mí. Por unos segundos pude ver el pequeño infinito que albergaba dentro de esos misteriosos ojos.

—Espero no te moleste —comento apenado.

—No, para nada.

—También espero no haberte causado ningún problema con tu acompañante de esa noche.

El tono de su voz decayó completamente.

— ¿Ethan?, obviamente no, de cualquier forma supongo no tiene relevancia para él—solté una pequeña risa.

No entendió muy bien el porqué de mi risa pero ya no había tiempo de explicar nada pues la camioneta se estaba deteniendo.

—Llegamos —de pronto su tono sombrío se hizo a un lado, una hermosa sonrisa volvió a iluminar su bello rostro.

Mire por la ventana que estaba a mi lado derecho, había un elegante portón negro que atravesamos, un hermoso jardín con el césped tan verde que casi parecía irreal, un enorme árbol y finalmente otra puerta de madera con tres ventanales de cristal. El auto se detuvo. No note cuando Michael bajo del auto, pero sin darme cuenta ya se encontraba abriéndome la puerta, tendiéndome la mano para ayudarme a bajar.

. . .

Deseaba que el tiempo no hubiese pasado tan rápido, deseaba no estar mirando la fachada de Shades Musix a las afueras de su automóvil.

-¿Lista para volver a los labores? –pregunto mientras se recargaba a mi lado en la puerta del copiloto.

-No, la verdad desearía poder pasar más tiempo contigo.

Había hablado sin pensar, como solía hacer siempre, el problema era quien ahora se encontraba escuchado muy atento a mis palabras.

-¿En serio?

Ni el más despistado era capaz de pasar desapercibido el sonrojo del cual estaba siendo presa en ese momento.

-Bueno, sí, no, sí, es decir... sí, porque en realidad no deseo volver al trabajo.

Soltó una risa discreta haciendo el sonrojo de mi rostro se hizo aún más notable.

-Apuesto a que mi trabajo es más aburrido que el tuyo.

Gire la cara sorprendida.

-Michael Jackson, no puedo creer que acabo de escuchar algo como eso. Yo tenía fe en tu amor por la música.

-Amo la música, pero odio el papeleo y eso exactamente lo que hago en estos momentos.

-¿Papeleo?

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