Eso no podía ser posible, él era mi mejor amigo, él era quien me cuidaría siempre.
-Fuiste tú -la rabia me subió a las mejillas-, ¿Por qué?
-... Janne.
- ¿Cuál es tu maldito problema conmigo? -le di un par de empujones sin preocuparme por su caída-. Se supone que eres mi mejor amigo, no entiendo.
-Lo hice por ti... tú no vas a alejarte de Jackson por ti misma.
-Eso no es de tu incumbencia.
-Lo es, me preocupas.
-Pues no quiero la clase de preocupación en donde vendes fotografías mías con él.
-Las cosas no salieron como lo imaginé.
- ¿En serio?
Pase a un lado de él sin agregar nada, estaba cansada, pérdida. Por primera vez en toda mi vida estaba realmente sola, no podía recurrir a Carly porque ya tenía suficientes problemas, Ethan al parecer se había puesto en mi contra y mis padres... ellos apenas tenían tiempo para sus propias vidas.
No tenía auto, no podía volver a casa, sin contar mi incidente con la prensa.
Caminé por un largo rato hasta llegar a un restaurante, había dejado mis cosas en casa de Ethan por accidente lo que significaba que estaba totalmente perdida, no tenía dinero ni manera alguna de poder moverme de otra manera, por alguna razón mi destino era quedarme a dormir o continuar caminando hasta llegar a Shades Musix, no sabía si mis pies serían capaces de resistir esas tres manzanas, apenas lograba soportar mis pensamientos, me quede mirando la nada un par de minutos.
Me encontraba en la situación más extraña de toda mi vida, parecía una de mis peores pesadillas vuelta realidad, o quizá realmente estaba despertando al mundo.
- ¿Estas bien? -alguien me llamo desde la ventanilla de su auto.
-Sí, gracias.
-Pareces perdida, ¿necesitas ayuda?
Como siempre los fantasmas de la niñez me recordaron lo peligroso de hablar con los extraños, cada riesgo implicado desde lo insignificante hasta lo peor, pero necesitaba estar sola para poder pensar.
- ¿Podrías llevarme?
-Claro -su voz era amable -, ¿A dónde?
- ¿Conoces la disquera Shades Musix?
Medito unos segundos sin responder nada, creí escuchar el motor de auto alejarse lentamente.
-Lo siento, no sé llegar.
-No te preocupes, gracias -estaba escrito, esa tarde caminaría como nunca lo había hecho, estaba cansada pero ya era hora de valerme por mi misma.
Emprendí mi camino sin mirar ni un poco a la única persona con el corazón para ayudarme.
-Puedes mostrarme el camino.
-No es necesario -su insistencia de pronto me pareció extraña-. Gracias de igual forma.
-Realmente puedo ayudarte, pareces perdida y no estoy seguro de tener el corazón para dejarte a un lado de la carretera.
El corazón era exactamente mi mayor problema en ese momento. No sabía con exactitud cuál era su función en mi existencia, hasta ahora había logrado causar cientos de problemas, el tener la maldita indecisión sobre mí, el atenerme a consecuencias inimaginables, los sentimientos me estaban martillando la cabeza en ese momento, Ethan, Michael, yo... No había forma de sentirme de otra manera, él ya lo había dicho, estaba perdida, total y completamente perdida sin nadie a quien recurrir salvo ese extraño en medio de la carretera.
-No sé si confiar en ti -le aclaré mirándole por primera vez la cara.
-Lo entiendo.
Sonrió dirigiendo su mirada azulada a mí, debía admitirlo, era un hombre con facciones casi perfectas, la ternura emanada de sus ojos derrochaba cariño, no parecía ser un delincuente, pero los monstruos de la vida real no siempre tenían una cara espeluznante.
-Soy doctor, puedo mostrarte mi identificación.
Estaba terriblemente exaltada por su insistencia poco común.
- ¿Por qué ayudarme? -necesitaba una razón poderosa algo de fuerza mayor para olvidar mi miedo.
-La última vez que encontré a una chica pidiendo ayuda a mitad de la nada, no pare hasta haber llegado a casa, me sancionaron por no llegar al trabajo y esa misma noche la chica termino en urgencias bajo mi cargo... no había nada por hacer... quiero remediar eso de alguna manera -busco en la guantera del auto-. Está es mi cédula profesional e identificación, ¿me dejas ayudarte?
Paso a paso terminé por mirar ambos pedazos de plástico con una foto muy clara de Matthew Bomer con una sonrisa encantadora.
- ¿Prometes dejarme en mi destino sin hacerme daño alguno?
-Lo prometo -se burló.
Rodee el auto por detrás y entre sin más rodeos. Charlamos un poco mientras él manejaba, no preste mucha atención a nada, respondía con monosílabos o emitiendo un par de sonidos con la garganta, no supe nada en realidad, quizá me hablaba de él, quizá deseaba saber la razón de mi ausente atención, y yo pensaba en una sola cosa: Ethan me había abandonado.
Apenas vislumbre la disquera me incorpore sobre el asiento esperando con atención al momento de verlo aparcar, cuando el freno de mano se encontró arriba me dispuse a salir corriendo.
-Gracias por todo, Matthew.
-Matt.
-Gracias, Matt.
Baje de auto con lentitud, sin prisa para no alarmarlo, espere a verle desaparecer, talle mis ojos respirando lento conteniendo las lágrimas, corriendo por los pasillos evitando a toda costa encontrarme con cualquiera, no deseaba mostrarle a nadie mi semblante destruido. Una vez dentro de la oficina me deje caer al suelo sin preocuparme por nada comencé a sollozar, me dolió la garganta en cada grito ahogado, sentí mis cuerdas bucales desgarrarse una a una, las lágrimas supuraban lastimando mis mejillas con su recorrido hasta la barbilla. Mi mano estaba aún aferrada al pomo de la puerta con una fuerza inimaginable.
-... ¿Janne?
Lo lastimoso de su voz no me reconfortó al esconder la cara, el nudo en mi garganta obstruyó mi desborde de emociones.
- ¿Qué ocurre? -sentí cuando se tiro de rodillas a mi lado-. Janne -insistió.
-¡Nada! -le grite aún escondiendo la cara entre la puerta y el cabello.
Ese punto estaba marcando la diferencia entre todo, a partir de ese momento había reaccionado.
Me acarició el cabello con cuidado, beso mi cabeza repetidas veces y no emitió palabra alguna de nuevo. No lo quería cerca, necesitaba estar sola para poder asimilar todo, para tener una reacción acertada a los acontecimientos, pero no tenía la fuerza para continuar.

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Speechless
Hayran KurguTodo es tan simple como encontrar una hoja que lleva el viento, todo es tan simple como encontrar una canción perdida que logra gravarse no sólo en tu mente sino también en tu corazón. Esta obra esta registrada bajo los derechos de "Safe Creative". ...