Capítulo 4

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Me convertí en su escudo humano, un escudo que no podía protegerlo del todo.

Cuando menos lo note había todo un gentío en la cafetería esperando el momento perfecto para acercarse a tocarlo, miraba por todos lados ideando un plan para salvarlo de ser devorado por todas esas personas, pero por donde quiera que dirigiera la vista había alguien obstruyendo el paso. Y ahí estaba el perfecto ejemplo de porque los famosos a veces desean usar lentes oscuros, un buen disfraz y una perfecta actuación de quienes no son, pues incluso yo misma había notado lo incómodo que estaba porque me encontraba igual de incómoda y nerviosa esperando el momento perfecto para que me quitaran de en medio y se lanzaran directamente sobre él.

La luz se dejo ver cuando vi una pequeña salida en el flanco izquierdo a nuestra posición, había una puerta bastante amplia por la cual podríamos salir en cualquier momento y no estaba obstruida como el resto de la cafetería.

-Cuando te diga corres -dije lo más bajo posible para evitar que alguien más adivinara mi plan, pero por alguna razón Michael tenía que complicarlo todo.

-¿Qué? -grito unos instantes después

-Corre -tome su mano y prácticamente lo jale a fuera de la biblioteca, el lugar más despejado de la escuela era las bodegas y lo lleve prácticamente a rastras hasta allí.

Entre toda esa multitud persiguiendo a la superar estrella que tomaba de la mano haciéndolo correr como si fuera perseguido por caníbales.

Me sentía como en una verdadera persecución policíaca en donde yo era el ladrona y multitud detrás era mi impulso para continuar corriendo a pesar de que mis piernas apenas respondieran.

Llegó el momento perfecto para perderlos entre las jardineras de la parte boscosa de la escuela detrás de todos los edificios, finalmente pudimos ir a la bodega esperando tener un poco de tranquilidad y poder reponerme de el trabajo físico tan arduo de unos minutos antes.

-Nos -respiro agitadamente-, salvamos.

Estaba tratando de recuperar el aliento, vaya que había corrido más en esa media hora que en toda mi vida, ahora hay un punto más a favor de mis padres y su exigencia por hacerme estudiar derecho. Me encontraba muy ocupada recobrando mi aliento cuando de pronto el señor Jackson comenzó a reír a carcajadas.

-Los perdimos -continuo riendo.

-Si -dije en un gemido.

-Vamos, ¿aún no te repones?

-Perdone usted... es que no estoy acostumbrada a ser perseguida por multitudes como sabrá su majestad.

Sus ojos opacos y la linea firme en la que sus labios se habían convertido denotaron toda la seriedad que pondría sobre su próximo argumento.

-Me llamo Michael, no tengo ningún título de nobleza, no soy hijo de un rey, no soy un magnate petrolero y mucho menos soy un rico heredero. Sólo soy una persona.

El tono de sus palabras a conjunto con su expresión me asustaron bastante.

-Lo siento, señor...

-Michael.

-Michael, no quise incomodarte y...

-Se que no soy una persona común, pero no por eso dejo de ser una persona o sentir y créeme, tú y yo no somos tan diferentes.

-Claro que sí, tú eres especial -murmure lo más bajo que pude.

-¿Cuál es tu definición de especial? ¿Por qué me consideras especial?

-Algo o alguien especial es todo aquello fuera de los parámetros tomados como "normal" -puse énfasis en aquella palabra-, es todo lo que nos da una esperanza de mejorar el mundo, son como los salmones, van contra corriente esperando hacer impacto al mundo entero e inspirar a otros para que dejen de seguir a todos y así trazar su propio camino haciendo un verdadero cambio -sin darme cuenta estaba mirando mis pies, tome el valor suficiente y lo mire de nuevo a los ojos-. Tú, Michael Jackson eres especial porque haz logrado inspirar a casi todo el mundo, nos muestras que para cambiar el mundo se necesita amor.

Mi postura firme confirmaba la seguridad que tenía de mi argumento. Sus ojos dejaron de mirarme, sus mejillas se tiñeron de rojo tenue.

-Gracias -apenas susurro

-¿Gracias?

Bien, oficialmente estaba confundida, hace unos minutos estaba molesto porque lo había llamado "majestad" y ahora estaba dándome las gracias... por explicarle, no, por hacerle entender que era especial. Este hombre era un poco bipolar.

-Lamento si lo que dije te pareció grosero, es sólo que últimamente he estado un tanto sensible -movía la mirada a todos lados, salvo en mi dirección-, no quise hacerte sentir mal... es sólo que mi temperamento no es muy estable en este momento.

-Lo note, no se...

-Te -me corrigió con amabilidad

Me daba por vencida ante su melosa voz y todos sus encantos.

-Muy bien -deje escapar un suspiro-. Michael -reí un poco-, ahora entiendo lo difícil que es ser tú.

-Creo que a pesar de ser bastante complicado no deja de ser divertido.

-Esas chicas están locas.

-Mis fans no están locas, me aman que es diferente -se encogió en los hombros.

Me sonrió, aah de nuevo esa hermosa sonrisa, ¿Qué podía hacer sino admirarla?, apostaba lo que fuera a que esa era la octava maravilla del mundo, él completo de pies a cabeza era una completa obra de arte tallada por la mano de Dios.

El bolsillo derecho de su pantalón se iluminó y seguido de esto un tono algo extraño así como la vibración del aparato se hicieron presentes.

-Disculpa -sacó el teléfono de su bolsillo.

-Propio -lo mire atentamente.

-Hola, Bill... no vas a creer lo que me paso... jaja algo así... había alguien ahí que me salvo... se porto como toda una profesional y me ayudo a escapar de la multitud... encontraré la manera de recompensarle lo que hizo por mí... en las bodegas... aja... si, si... muy bien aquí te espero.

Me quede mirándolo atentamente, su piel parecía muy suave a simple visita, sus ojos marrones con esas largas pestañas y su perfecto delineado inferior, su cabello negro con esos rizos perfectos, su mentón cuadrado, su nariz delgada y respingada, sus labios rosados, su barbilla partida, su figura alta, era tan guapo, aún mas de lo que cualquier televisor o foto pudiera retratarlo, no había nada mejor que tenerlo frente a frente.

-Tengo que irme -bajo la mirada

-Sí, claro -trate de sonreír cuando en realidad quería aferrarme a él y decirle que me llevara a donde sea que él fuera, pero lo conocía apenas unos instantes, no era lo correcto.

-Fue un gusto conocerte hasta pronto.

Me dio un beso en los labios, bueno más bien fue como un rose, pero ese beso, el haber rosado sus labios con los míos significaría toda una vida.


SpeechlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora