Capítulo 35

140 18 4
                                    

Pasaron dos semanas, tres, cuatro, y dos meses más, el tiempo iba lento, intentaba componer, intentaba mirar a Ethan a la cara o encontrarme con Carly en los pasillos, ni siquiera Michael estaba ahí. Era como llegar a casa cada tarde y toparme únicamente con la soledad. La prensa especulaba sobre mi relación con él, pero a nadie le importaba de verdad, yo era quizá la más interesada en poder dejar a un lado todo ese embrollo a un lado.

Era una de esas tardes en las que pasaba todo el día escuchando las instrumentales para arreglar una a una con las letras y al final, tenía todo y tenía nada. Era la tercera vez que escuchaba la misma instrumental, las lágrimas brotaban del piano con cada acorde, Ethan había tocado esa canción cientos de veces luego de la muerte de su madre.

-Hola.

Después de meses sin haber escuchado esa voz, su tesitura me hizo voltear la cara quitando mi atención de la música.

-Hola -apenas pude responder. Estaba molesta por estar haciendo su trabajo, por revisar cada acorde, por no haberle visto la cara durante todo ese tiempo y por tener sobre los hombros una mentira que ahora no deseaba sostener.

- ¿Un día ocupado? -me miro con cautela midiendo sus pasos, avanzando sin prisa.

-Vamos al grano. ¿Qué quieres?

Frunció el ceño dejando su suave caminar en el pasado.

-Quiero trabajar.

-De acuerdo. Señor Productor, ¿cuándo comenzamos a grabar?

-Después de hablar contigo -sentenció con un tono autoritario.

- ¿Hablar?

-Sí.

- ¿De qué?

-Sobre lo nuestro.

- ¿Nuestro?

-No puedes estar hablando en serio, te desapareces tres meses. Carly, Ethan y tú no han estado aquí en ningún momento, me he quedado totalmente sola.

La voz se me apagó, la vida en los últimos días había sido dura, no quería admitirlo, no quería comenzar a llorar por sentirme tan abandonada porque esa no era el tema central. Entre cerro los ojos acercando su cara a la mía y casi por inercia me aleje.

-Pareces una niña reclamando a sus padres por llegar tarde del trabajo.

-Yo nunca hice eso, creeme.

-Lo hago, la hija de los Adams no puede estar desprotegida, la verdadera pregunta es, ¿cuántas niñeras tenía a su alrededor?

Quizá le parecía gracioso, probablemente no entendía como había sido mi vida, sin embargo preferí pasarlo por alto y no agregar más.

- ¿Iniciaremos con las sesiones de grabación?

-Quiero leer las letras primero.

Puse los ojos en blanco, todo estaba retrasado, jamás terminaríamos a tiempo y lo peor eran mis ganas de no volver a compartir el aire con él. Comenzó a pasar las hojas analizado cada letra, decidí tomar un descanso para ir al baño, di media vuelta, salí de la oficina liberando todo el aire retenido hasta ese momento. Caminé por los pasillos tan despreocupada hasta antes de recordar Speechless, mi caminar se detuvo, necesitaba volver antes de que siquiera pudiera ver la letra. Trate de volver a paso rápido, estaba casi corriendo y la suela de mis zapatos se resbalaba contra el encerado piso de mármol. Quería girar el pomo de la puerta pero esta se abrió antes de lo esperado.

– ¿Por qué tienes esto? ¿De dónde lo sacaste? –levantó la hoja de papel con furia, molestia y sin meditarlo una lágrima resbalo de entre sus pestañas rizadas.

SpeechlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora