Capítulo 2

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Adrien:
—Muchacho, ¿cómo entraste?—me preguntó Tom, calmado, mientras comíamos pastel.

—Por la ventana del cuarto de Marinette—dije.

—Pero eso es imposible...—dijo mi madre.

—Adrien—me dijo Marinette, preocupada, negando con su cabeza.

—Mari—dije, y besé su mano—tus padres son maravillosos, y ya saben sobre ti, merecen saber sobre mí. Creo que eso los dejará tranquilos respecto a mi capacidad de protegerte—besé su frente, y miré a mis suegros—Como ya saben, su hija es Ladybug, y yo... yo soy ChatNoir. Odio la forma en la que esta desagradecida Ciudad la trata, y les prometo que no solo la protegeré de los akumas, sino también de los ciudadanos desagradecidos que la acosan.

—Mari ya nos había contado que eras su novio—dijo la señora Sabine—pero me quedo más tranquila al saber que eres consciente del peligro que corre, y de que estás dispuesto a protegerla.

—Tu secreto está a salvo con nosotros, muchacho—me dijo el señor Tom—solo... cuida de mi hija.

—Con mi vida, señor—dije, y ellos asintieron.

De repente, se escuchó un estruendo. Una pedrada había roto una de las ventanas de la panadería, y afuera, se encontraba un gran grupo de personas.

—¡Lárguense!—gritaban las voces, furiosas—¡Niña tonta, entregable los aretes a quien sí hará bien el trabajo!

—Esto es el colmo—susurré entre dientes, y observé a Marinette, quien había abrazado sus piernas, dobladas sobre la silla, y había escondido su cabeza en sus rodillas.

—Los haré marcharse—murmuró Tom, furioso.

—No, lo haré yo—dije, decidido—ustedes, quédense con su hija.

—No, A-d-drien—dijo Marinette, levantando su rostro, solo para mirarme.

Sus ojos estaban rojos e hinchados. ¡Maldita sea! Era su cumpleaños, se suponía que debía estar feliz, no que la hicieran llorar de esta manera. Estaba empezando a odiar a la ciudad, y sobre todo, a los habitantes de la misma.

—Se irán, o los sacará la policía—gruñí—¡Sabine, llama a la policía!

—Sí.

Tom abrazó a Marinette, mientras Sabine tomaba el teléfono para llamar a quienes, se suponía, debían mantener el orden en esta ciudad. Yo me levanté como un rayo, y me dirigí al exterior del lugar.

—¿Adrien Agreste?—murmuraban las voces—¿Qué hace él en este lugar tan asqueroso?

—Escúchenme bien, banda de malagradecidos—grité, furioso—esa chica, a la que tanto abuchean, ha perdido hasta el sueño, por protegerlos. Cada vez qué hay un maldito akuma, ella deja lo que está haciendo para salir a defenderlos. ¡No merece que la traten así!

—Es una incompetente—dijo una voz conocida, saliendo de entre la multitud—queremos que renuncie, y que le deje el trabajo a alguien que sí lo sepa hacer bien, porque es evidente que le quedó muy grande a esa torpe panadera.

—Lila—dije, cerrando mi puño—debí imaginar que eras tú. ¡Todo esto es tu maldita culpa! Tú revelaste su identidad al mundo, y ahora, Marinette no tiene paz, ni siquiera en su forma civil. Eres una maldita manipuladora, dices que el trabajo de proteger la ciudad le queda grande a Marinette, pero ¿ya le contaste a todos tus seguidores que trabajas para Shadowmoth?

—¡Eso es una vil mentira!—se hizo la víctima.

—¡Claro que no lo es! Ladybug te quitó dos Miraculous a noche, que estabas usando para ayudar al que ataca a la ciudad casi a diario.

My Love in your Shadows [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora