Capítulo 43

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Marinette:

Habíamos terminado de hornear todos los dulces hacía ya un rato, y yo me encontraba dándole el pecho a Louis, mientras le cantaba la misma canción que solía cantarle cuando aún se encontraba en mi vientre. Él me observaba tranquilo, mientras se alimentaba de mí, y yo acariciaba su pequeña mollera con mis manos. ¡Vaya que debía estar cansado! El pequeño había pasado un buen rato jugando con sus tías.

—No sabes cuánto te amo, cosita—le dije a mi bebé, quien ya tenía dos meses y medio de nacido—Te amé desde el momento en el que supe que estabas creciendo en mi pancita, y cuando tu tía Alya insinuó que, quizás, estaba embarazada, mi amor—suspiré, y sonreí al recordar aquel momento—rogaba al cielo porque aquellas pruebas de embarazo dieran un resultado positivo, y que en verdad, tú estuvieras creciendo dentro de mí, y cuando supe que así era, me sentí la chica más afortunada de este mundo—besé su cabecita, al notar que ya había terminado de alimentarse, y se había quedado dormido. Te amo, pequeño, nunca lo olvides.

Puse a Lou en su cuna, mientras Brid me observaba con curiosidad. Yo le sonreí, y le hice una señal para que hiciera silencio. Mi hermanita asintió en respuesta, y juntas, salimos de la habitación de mi hijo.

—Tu bebé es muy lindo—me dijo la pequeña, mientras caminaba a mi lado por el pasillo.

—Gracias, sí que lo es—afirmé, con una sonrisa—¿Tienes alguna travesura planeada para hoy?

—No, ya se me agotaron las ideas, y estoy super duper aburrida—anunció Brid, y me hizo un puchero.

—Ya encontrarás algo que hacer, pequeña—dije, mientras me agachaba, quedando a su altura—Si lo que te sobra es tiempo para divertirte.

—¡Siempre me dicen lo mismo! Pero no se me ocurren ideas para travesuras nuevas.

—Bueno... ¿quieres saber a dónde va tu astuta hermana mayor a pensar, cuando se ha quedado sin ideas?

—¿A tu estudio?

—No—contesté, mientras me reía, y ladeé mi cabeza.

—¿A tu habitación?

—Tampoco.

—¿A dónde?—preguntó, y sus enormes ojos cafés brillaban por la curiosidad.

—A Narnia.

—¿Narnia? ¿Como la película?—preguntó, emocionada, y yo asentí—¿Adrien tiene el cuadro mágico en esta casa? O quizás, el closet, ¿verdad?

—Bueno, en realidad, yo tengo una forma diferente de visitar Narnia, y como mismo visito Narnia, visito Nunca Jamás, y el País de las Maravillas, todo sin moverme de esta casa.

—Woaaaaa—dijo, sorprendida, y su rostro estaba lleno de curiosidad—¿Cómo lo haces, Mari?

—Primero, busco un lugar tranquilo, en donde nadie me moleste, ni me interrumpa, un lugar que me transmite paz... yo te sugeriría tu castillo, en el patio.

—Suena bastante tranquilo.

—Lo es.

—Y luego, ¿qué haces?

—Cierro mis ojos—dije, con mis ojos cerrados—y dejo que mi mente viaje. A veces, voy a lugares que he visto en pinturas, o en películas, y otras, creo mis propios lugares.

—¡Wow! ¿Y crees que pueda crear un reino en el que yo sea la princesa?

—Eso depende de ti, ¿qué tan lejos dejarías llegar a tu imaginación?

—No lo sé, ¿qué haría Ladybug?

—Bueno, dado que yo soy Ladybug, te aseguro que ella soltaría las riendas de su imaginación, y la dejaría volar muy lejos, en libertad.

My Love in your Shadows [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora