Marinette:
Estábamos perdidos entre besos ardientes, que nos quitaban el aliento a ambos. Mi corazón bombeaba con fuerza, y podía escuchar el eco del suyo, formando una orquesta con nuestras respiraciones desastrosamente aceleradas.Pasaba sus manos por mis piernas, y mis muslos, y eso me hacía enloquecer. Me sentía feliz porque esta vez, nada lo detendría, igual, ya lo habíamos hecho la noche anterior. La chica inocente y virgen ya no era ninguna de las dos, ahora, era una mujer totalmente enamorada de su ¿marido? Podría decirse que lo era, pero no estaba segura de si debía llamarlo así, aún.
Una de sus manos apretó con fuerza mis glúteos, robándome un pequeño chillido. Me gustaba que tocara mi cuerpo, que explorara, y disfrutara de mí tanto como yo disfrutaba de él. Me hacía sentir amada, y deseada.
—Eres perfecta—me dijo, en medio del beso—¿me oyes? Eres hermosa, así naciste, y así te quedaste.
—¿Aunque no tenga un súper trasero, o un par de melones en el pecho?—jugué con sus mechones rubios.
Él alejó su pecho un poco del mío, pero me mantuvo sentada sobre su regazo, y pasó un mechón de mi cabello azulado por detrás de mi oreja. Acarició mi cuello, haciéndome temblar ante su tacto, y su mano bajó entre mis pechos, hasta llegar al extremo bajo del pullover suyo que había adoptado como mi pijama. Agarró la tela que me cubría, y yo alcé mis brazos para facilitarle el trabajo. Me despojó de la misma, dejándome solo con mis bragas. Llevó sus manos hasta mis pechos, y comenzó a acariciarlos con suavidad, mientras los observaba fijamente, como si los estuviera analizando.
—Sip, definitivamente, perfectos—dijo, mientras levantaba su mirada, y clavaba sus esmeraldas en mis ojos—Suaves, y naturales, proporcionales con el resto de tu cuerpo. ¿Pequeños? Sí, y me encantan así porque casi caben en mis manos.
—¿D-de verdad piensas eso?
—Por supuesto, Bogaboo—dijo, y sus manos acunaron mi rostro—La gente puede decir lo que le de la gana, pero para mí eres perfecta. No hay una sola cosa de ti que yo quisiera cambiar, es más, no quiero que cambies.
—¿No quieres que madure?
—Creo que toda la mierda que hemos vivido nos ha hecho madurar lo suficiente, a los dos, ¿no te parece?—besó mi mejilla—Yo aún disfruto de patinar, las tardes de karaoke, como me pulverizas en los videojuegos, como lloras con las películas románticas, como ambos nos asustamos con las películas de miedo, me gustan los juegos infantiles de pareja, ¿sabes?
—¡Uff! De verdad que soy milagrosa—comenté, y solté una risita—He atravesado el muro que pusiste entre el mundo y tú.
—Solo tú podías, y podrás hacerlo—dijo, pegando nuestras frentes—Nunca me cansaré de decirte cuánto te amo.
—Y yo jamás me cansaré de deleitarme, cada vez que te escucho decirlo—besé sus labios—También te amo, ¿sabes?
Él se encontraba expuesto de la cintura para arriba, y a mí solo me quedaban mis bragas. Se había detenido para dejarme saber cuánto me amaba, física y emocionalmente, y eso me había encantado.
Sus manos acariciaron brevemente mi rostro, y luego, me envolvieron en un abrazo, dejando nuestros labios casi pegados. Yo suspiré ante su repentino movimiento, y él soltó una risita burlona. Ladeó su cabeza, y comenzó a besarme con pasión.
Sus manos acariciaban mi espalda, y me atraían más y más hacia él. Podía sentir un bulto caliente que rozaba entre mis piernas, el cual, crecía cada vez más. Sus besos bajaron hasta mi cuello, en donde lamía, y chupaba sin piedad, matando todo rastro de cordura en mí. Mis uñas se clavaron en sus hombros, y él se detuvo un momento, a mirar mi rostro.
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My Love in your Shadows [Miraculous Ladybug]
Fiksi PenggemarDespués de haber perdido los Miraculous de su caja, la gente le dio la espalda a Ladybug, pero a pesar de eso, la guardiana de París jamás desistió de proteger su amada ciudad. El peligro aumentó, y ChatNoir se mantuvo a su lado todo el tiempo, hac...