Capítulo 10

711 43 7
                                    

Marinette:
Ya era tarde, y Adrien no había llegado. Sentía que teníamos que hablar sobre cómo serían las cosas ahora que estábamos juntos. ¿Dormiríamos juntos? ¿Yo me mudaría a su cuarto, o él vendría a pasar las noches al mío? Pero mis preguntas no encontraron respuesta, al menos, no esa noche. Por más que intenté mantenerme despierta, acabé rindiéndome ante el cansancio, quedándome dormida en el sofá.

Amanecí en mi cama, y así fue noche tras noche, ya llevaba una semana quedándome dormida en el sofá, y amaneciendo en mi cama. Yo no veía a Adrien, y Alya solo veía a Nino durante las pocas horas que el chico llegaba a dormir a su cuarto. A noche había desistido de esperarlo en el sofá, mis ojeras ya me estaban gritando que debía dormir mejor, y esta noche, había decidido descansar.

Sospechaba que Adrien era quien me movía desde el sofá, hasta mi cama, pero llevaba una semana sin verlo, y eso me molestaba un poco. Trataba de entenderlo: estaba trabajando muy duro para entrenar a Nino, a demás de sus funciones regulares, y también trataba de acabar con la organización de su padre para que todos pudiéramos estar a salvo.

Me había dormido a las 8:00 de la noche, y luego de despertarme a las 5:00 A.M., no había conseguido volver a dormir, así que decidí ir a la cocina por un vaso de agua. Cuando menos lo esperaba, me topé con Adrien allí, quien terminaba de beber un vaso de leche. Así que esta es tu hora de salir, bueno es saberlo...

—H-hola—tartamudeé, mientras me le acercaba.

—Me alegra que hayas recordado que tenías una habitación.

—¿Qué?

—Llevo una semana encontrándote en el sofá, y teniendo que cargarte hasta tu cama, cuidando que jo te despiertes.

—Te estaba esperando.

—No lo hagas, ya ves que llego muy tarde, y tú no aguantas despierta.

—Solo... quería verte. 

—No quiero volver a encontrarte en el sofá, ¿está claro? Para eso, tienes la segunda habitación más lujosa de esta casa.

—¿Cuando volverás a regresar temprano, como antes? Extraño cuando cenábamos todos juntos.

—No lo sé, Marinette, no estoy jugando. Estoy velando por la seguridad de todos.

—Lo sé—dije, al notar la frialdad en su voz, y una punzada se hizo presente en mi corazón.

¿Por qué me hablaba de ese modo? ¿Por qué a veces era tan dulce, y ahora, tan frío? Su actitud me tenía confundida, y un poco dolida. ¿Acaso no me extrañó? ¡Un abrazo de "buenos días" estaría bien!

—Me iré de viaje con Nino—anunció—partimos en unos minutos. Dante se quedará a cargo de su protección, y de cualquier cosa que necesiten.

—¿Puedes, al menos, dejarme tu número de celular?

—Es peligroso.

—¿Cuando regresarás?

—En una semana, y espero no encontrarte en el sofá.

—Y yo espero que, al menos, me despiertes para decir "hola"—gruñí, mirando hacia un costado.

—Hola—dijo, y dejó el vaso en el fregadero—y adiós...

Intentó marcharse, pero yo lo detuve, sosteniendo su brazo con fuerza, mientras Nino nos observaba confundido.

—¿Solo "adiós"?—cuestioné.

—¿Hasta pronto?—me dijo, arqueando una ceja, y la frialdad de su tono de voz heló mi sangre.

Lo solté, y lo dejé marcharse sin decirle nada. Me molestaba demasiado su actitud. Llevábamos una semana sin hablar, después de habernos besado como animales, y tenido una pequeña intimidad...

My Love in your Shadows [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora