Capítulo 31

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Adrien:
Me desprendí de su abrazo, y salí de mi habitación, corriendo hacia la habitación de los kwamis para contestar al teléfono, sin interrumpir el sueño de Marinette.

—¿Qué pasó?—contesté el celular.

—Sé que son las 12:10 de la noche, pero tienes que sacar a los Dupain-Cheng de Londres, te recomiendo que los lleves a tu casa—me dijo Félix, con su voz temblorosa.

—¿Por qué?—pregunté, aún confundido.

—Mi senti-mariquita espía escuchó una conversación entre los hombres de tu padre, los que estaban vigilando para ver si Marinette aparecía.

—Sí, dijiste que estaban esperando a que Marinette contactara a sus padres.

—Se cansaron de esperar, quieren obligar a Marinette a aparecer. Planean secuestrar a la familia completa, incluida la pequeña Bridgette.

—Aún no entiendo por qué proteges tanto a la niña, ya saldaste tu deuda con Marinette, le salvaste la vida a su hermanita.

—¡Adrien, no hay tiempo para explicaciones!—me dijo, y sonaba nervioso, como nunca—Te prometo que te lo diré todo, ¿vale, primo? Pero ahora, lo importante es que tomes el Miraculous del caballo, y te teletransportes hasta la panadería de los Dupain-Cheng. Que recojan lo más importante, y llévalos a tu casa.

—Marinette está dormida. Ha estado muy alterada últimamente, y me costó mucho que se durmiera, no la voy a despertar, y mucho menos con esto.

—Nunca has necesitado permiso de ella para usar los Miraculous—gruñó Félix.

—Ahora sí, porque le entregué la caja oficialmente. Ella es la guardiana, ella debe tenerla, y decidir sobre los Miraculous—dije, y suspiré—¿Aún están vigilando?

—Los hombres de mi tío se retiraron para planificar el operativo, y que pase desapercibido. Planean llevarlos a París.

—Pues yo los traeré primero. Hazme un favor, primo.

—¿Acaso tengo opción?

—Sí que la tienes, tonto, pero eliges ayudarme porque me amas, ¿no es así?—le dije, con tono juguetón, y casi pude verlo rodando los ojos al otro lado del teléfono.

Nuestra relación como primos había mejorado mucho desde que me había descubierto, y se había ofrecido a ayudarme.

—Vale, ¿qué quieres?—gruñó, algo tan típico de él, por eso no tenía novia, por gruñón.

—Irás con los Dupain-Cheng, discretamente. Déjame explicarles todo a mí, ¿de acuerdo? Que empiecen a recoger sus pertenencias más importantes, que estén listos para partir cuando yo llegue.

—¿Y qué se supone que les diga? "Hola, señor Tom y señora Sabine, resulta ser que su hija Marinette está viva, pero la están buscando unos mafiosos para matarla porque ella aún es la guardiana de la caja de los Miraculous, y ahora, los mismos mafiosas vienen a secuestrarlos a ustedes, y a su hija de cinco años para que su hija mayor salga de su escondite".

—Exactamente eso, te quedó perfecto.

—¡Espera! Era broma. No les puedo decir eso, me harán preguntas...

—Solo diles que yo responderé todas sus preguntas en cuanto llegue, en unas horas.

—Te odio, Adrien Agreste—gruñó, en forma de broma.

—Yo también te amo, primo querido—le gruñí de vuelta.

Colgué el teléfono, y me dirigí hacia mi cuarto. Tomé lo primero que vi de mi closet, y entré al baño. Me vestí, y me puse la máscara, y al salir, vi que mi prometida seguía dormida, y estaba abrazada a mi almohada. Pobrecita, así de cansada se sentía que no despertó al sentir mi ausencia. Me acerqué a ella, y besé su mejilla, antes de dirigirme al cuarto de Dante.

My Love in your Shadows [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora