Capítulo 20🔞

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Adrien:
—En sí, fue trabajo en equipo, un logro de toda la organización—expliqué—logramos quitarle cinco socios a mi padre, eso lo dejaría con solo dos socios restantes, y será sólo cuestión de tiempo para que también lo abandonen.

—Eso lo dejaría en la quiebra, pero aún tendría dos Miraculous—me dijo, pensativa—¿Y si me das un Miraculous de la caja para ayudarte, como en los viejos tiempos?

—Técnicamente, yo tendría que pedírtelos a ti—solté una risita tímida, e hice una reverencia—Guardiana.

—Bueno, técnicamente, tú los has tenido por más tiempo que yo, y los has cuidado mil veces mejor—me dijo, alzando los hombros, y podía percibir la tristeza, y la decepción consigo misma—Quizás, debería cederte el título.

—¡De ninguna forma! Sabes que si renuncias, perderás todos tus recuerdos... nuestros recuerdos—dije, y besé su mejilla—He cuidado la caja, gratis, por años, puedo seguir haciéndolo toda la vida, si así lo desea mi princesa—besé sus labios con delicadeza, y ternura—No quiero que me olvides... te amo.

—Yo también te amo... te amo tanto que duele...

Sus palabras me dieron directamente en el corazón. Sabía perfectamente que le dolía amarme al cien por ciento, y tener una relación a medias. Al darse cuenta de que lo dijo en voz alta, sus pupilas se encogieron, y comenzó a jugar con su cabello.

—No fue lo que quise decir...—dijo, y un tierno rubor apareció en sus mejillas.

—Sé perfectamente lo que quisiste decir—dije, y besé su frente—Y te prometo que, pronto, podremos ser felices al cien por ciento, ¿vale?

—Si tú lo dices—dijo sin mirarme, y alzó los hombros.

—Mari, introduciré a los nuevos socios oficialmente en mis negocios, en dos días. Será en una fiesta.

—Solo... no te emborraches—pronunció, y no pudo evitar hacer una mueca con su rostro; la molestia era notoria en su voz—Ya sabemos como te pones...

Marinette:
No me gustaba nada lo que acababa de escuchar, es más, odiaba la idea. ¿Adrien en una fiesta de mafiosos, probablemente, llena de alcohol y mujeres? Pude ver con mis propios ojos lo loquito que el alcohol lo ponía. ¿Y si se acostaba con otra, estando ebrio? Sabía que, estando en sus cinco sentidos, no lo haría, pero ¿ebrio? Piensa con la entrepierna.

Odiaba la idea de que con otras sí pudiera acostarse, y conmigo no. Si yo era a la que amaba, ¿por qué mierda no podía hacerme el amor? Estaba intentando, con todas mis fuerzas, no tocar el tema, para no pelear, pero tenía los límites.

Como mujer, tenía el orgullo herido, y la necesidad de estar en la cama con el hombre que amaba. Su negación a tener intimidad me dolía profundamente, era como un rechazo, al menos, así se sentía.

—Solo... no quiero un par de cuernos sobre mi cabeza—concluí.

Ya está, lo dije. Lo tenía atorado en el pecho, necesitaba dejarlo salir, o me asfixiaría. Mis palabras se repitieron en mi mente. ¿Acaso estaba casi segura de que me sería infiel? Fue entonces, cuando caí en cuenta de lo mal que estábamos, y de lo tóxica que era nuestra relación.

—¿Estás insinuando que crees que te voy a ser infiel?—me preguntó, dolido—Supongo que... me merezco tu desconfianza.

—¿Qué esperabas? No es normal que, a los 22 años, tengas una pareja, que vive y duerme contigo, y que te niegues a tocarla.

—Te entiendo—fue lo único que dijo, y noté que le costaba respirar, sus ojos estaban humedecidos.

—Yo sé que te duele lo que te digo—confesé, cruzada de brazos, mientras miraba hacia el suelo—Te duele que desconfíe de ti, pero a mí también me duele, me duele que con otras hayas podido, y conmigo no quieras.

My Love in your Shadows [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora