Capítulo 19

663 36 6
                                    

Adrien:
—Que es enfermo—respondí, rápidamente.

—¿No extrañas a tu madre?

—La extraño y la necesito demasiado, pero acepté su muerte hace ya muchos años. Ahora, sé que un error de mi padre fue lo que la arrancó de mi lado. Es muy tarde para que quiera arreglar su cagada, y aún más, a costa de la vida de una chica inocente.

—Entonces, eliges a Marinette—dijo Nino, con una sonrisa de alivio en su rostro.

—Siempre la elegiré a ella. La amo, y es la chica con la que planeo pasar el resto de mi vida, si es que ella me lo permite.

—Me alegra escuchar eso, bro.

—Lo que le quieren hacer es... horrible. ¡No podemos dejar que, siquiera, se acerquen a ella!

—Cuenta conmigo, con Alya, y estoy seguro de que con Dante, también.

—Son los mejores amigos que alguien podría pedir jamás.

Seguimos manejando, pero no pude quitar de mi mente la imagen de lo que esos monstruos querían hacer con mi chica. Caminaba por los pasillos de la casa, mientras recordaba lo que era vivir sin ella: un infierno.

Entré a mi cuarto, y la encontré durmiendo, como el ángel que era. Estaba envuelta en las sábanas, de la cintura para abajo. Yo me di una ducha, y al salir, me colé en la cama, e intenté abrazarla, pero ella se alejó de mí, y se cubrió, hasta la cabeza, con la manta.

Mi corazón se apretó. No me gustaba estar peleado con ella, y sabía exactamente cuál era el problema que nos azotaba: ella estaba molesta porque no me atrevía a hacerla mía, y Nino me había hecho darme cuenta que, también, estaba hiriendo su orgullo. "¿Por qué con otras sí, y conmigo no?" Se debía de estar preguntando.

Porque tú eres especial, amor mío, y no quiero hacerte ni el más mínimo daño... pensé, consciente de mi cobardía. Ella me había dicho que lo quería cientos de veces, pero yo no me atrevía. Me había dispuesto a complacerla, pero antes, debía investigar cómo hacer que no le doliese tanto.

—No tienes idea de lo mucho que te amo, princesa—susurré, mientras acariciaba la parte de su cabeza que quedaba fuera de las mantas—Descansa—besé su cabello.

Ella terminó de cubrirse entera, era obvio que no quería mi compañía en ese momento. Lo último que habíamos hecho, antes de yo salir, había sido discutir, y me sentía terrible.

"Dices que odias a tu padre, pero te has convertido en una versión barata de él." Pronunciaron sus labios, esta mañana.

"¿Cómo te atreves a compararme con ese monstruo?" Le grité yo.

"Me tienes encerrada aquí, como mismo él te tenía a ti cuando eras adolescente."

"¡Intentó protegerte!"

"Lo mismo te decía él."

"La situación es diferente, y lo sabes. Lo que te molesta no es estar aquí encerrada, los dos sabemos perfectamente lo que es."

"Tienes razón, lo que me molesta es tu rechazo, y el que te niegues a follar conmigo."

"¿Por qué, últimamente, todo gira en torno al sexo contigo?"

"¡Porque quiero estar contigo, imbécil! Pero es inútil, ¿cierto? No importa cuantas veces te diga que quiero hacerlo, no importa cuantas veces te ruegue, o me arrastre por ti, siempre me vas a ver como la Santa Virgen Marinette. Cuando empieces a verme como lo que soy, tu pareja, tu mujer, aquí estaré, esperándote con los brazos abiertos... hasta entonces, déjame en paz. Estoy hasta los ovarios de discutir lo mismo contigo."

My Love in your Shadows [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora