Marinette:
Amaneció, y para mí sorpresa, Adrien seguía dormido, abrazado a mi cuerpo. Sonreí al verlo, me hipnotizaba observar la paz con la que se mantenía hundido en sus sueños.Seguía un poco triste por lo que me había confesado la noche anterior, pero eso no me hacía dejar de amarlo. De cierta forma, me hacía odiar más a su padre. Maldito degenerado... no le importó asesinar a la novia de su hijo, no le importó que tanto él amaba a esa chica, no le importó qué tan roto quedaría el pobre chico después de la pérdida... simplemente, se limpió el trasero con su hijo.
Quizás, esa fue una de las razones por las que mi novio, en su momento, decidió no tener hijos: su padre fue una mierda con él, y tenía miedo de ser una mierda con sus hijos. Conmigo, quería tenerlos porque, quizás, yo le daba la valentía y el coraje que necesitaba, lo asumí porque yo me sentía de la misma forma a su lado. Simplemente, yo era la indicada para él, y él era el indicado para mí: dos mitades rotas, que encajaban perfectamente juntas, como un rompecabezas.
—¿Princesa?—la voz de Adrien me sacó de mis pensamientos, y al girarme a verlo, había una expresión de preocupación en su rostro.
—Sí, dime.
—Llevó rato llamándote, pero estabas como en trance—dijo, y sentí su mano en mi mejilla—¿En qué estabas pensando?
—En que no te culpo a ti por nada de lo que has hecho, después de mi entierro—dije, y posé mi mirada en sus ojos, que me miraban sorprendidos—no eras más que un niño herido, y lo sigues siendo. Ambos estamos heridos, y nuestros corazones aún están sangrando, y en carne viva. Sé que será difícil, mucho, pero juntos es posible sanar. Podemos sanarnos el uno al otro, pero primero, debemos elegir sanarnos a nosotros mismos, estar dispuestos a ayudarnos entre nosotros, y a nosotros mismos.
Él solo me observaba, quieto, atónito con mis palabras.
—Cuando tengas un problema, quiero escucharte—continué—lo mismo haré yo, te contaré los míos. Quiero sentir que hay confianza entre nosotros para contarnos lo que sea, ¿entiendes?
Él solo asintió, y tomó mi mentón en su mano, mientras me acariciaba la mejilla con su dedo, y pegó nuestras frentes.
—Lo prometo—pronunciaron sus labios—a partir de hoy, intentaré con todas mis fuerzas, cada día, ser un mejor hombre para ti. En verdad quiero convertirme en el hombre que mereces.
—Ya lo eres, amor mío—le dije, y deposité un suave y tierno beso en sus labios—tampoco creas que soy una santa. También tengo mis demonios.
—Eres mi ángel—dijo, y me besó de nuevo.
—Y tú el mío—dije, en medio del beso.
—No soy un ángel—dijo, sin dejar de besarme—¡Maldita sea! No puedo detenerme...
—Entonces, no te detengas—susurré contra sus labios, los cuales, succionaban los míos con muchas ganas.
Mi corazón latía más rápido, y cada vez me costaba más respirar. Su lengua empujaba con fuerza dentro de mi boca, mientras yo atacaba con la mía. Me sentía en las nubes. Me encendía hasta el alma cuando me besaba de esta manera, y sentía que, en ese momento, era capaz de entregarme completamente a él.
—Besas tan rico—le dije, con mi respiración entrecortada, mientras sus labios empujaban contra los míos.
—No me digas esas cosas—dijo, y sonó casi como un gemido.
—¿Te ponen caliente?—lo provoqué, y escuché un gemido salir de su boca, cuando dirigí mi mano hacia su entrepierna, y agarré su bulto—Creo que el gatito quiere salir a jugar con su mariquita.
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My Love in your Shadows [Miraculous Ladybug]
FanfictionDespués de haber perdido los Miraculous de su caja, la gente le dio la espalda a Ladybug, pero a pesar de eso, la guardiana de París jamás desistió de proteger su amada ciudad. El peligro aumentó, y ChatNoir se mantuvo a su lado todo el tiempo, hac...