Capítulo 30

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Marinette:
Me encontraba cantando una dulce canción de cuna, mientras diseñaba los primeros atuendos de mi bebé. Aún no sabía si sería un niño, o una niña, por eso estaba tratando de hacerlos lo más unisex posible. Me había dispuesto a diseñar su cuarto, y ya Adrien me había dicho cuál sería el cuarto de nuestro bebé: el que está justo frente al nuestro, y el de al lado, había sido habilitado para los kwamis.

A diferencia de lo que pensé, las pequeñas criaturas se sentían felices por verme de nuevo, y tenerme como su guardiana. Por supuesto, la habitación en donde se encontraban ellos tenía un sistema de seguridad especial, el cual, solo Adrien y yo podíamos desarmar, para entrar a alimentar a las criaturas, o simplemente, pasar tiempo con ellos.

Justo al lado de ese cuarto, se encontraba mi taller, lo cual, les permitía a los kwamis atravesar las paredes, y pasar tiempo conmigo en el taller, mientras yo estuviese encerrada ahí. Sentía sus ojos sobre el diseño en el que estaba trabajando, se trataba de una pequeña manta, mitad roja, y mitad verde, con la división en diagonal, y curveada. En el centro, el símbolo de ChatNoir, y el de Ladybug.

—Es muy bonita, y muy personal—comentó Alya.

—Mi bebé siempre sabrá que está bien protegido. Nadie se atreverá a meterse con el hijo de Ladybug y ChatNoir—dije, mientras acariciaba mi vientre.

Amaba demasiado a esta pequeña vida que crecía dentro de mí, y estaba dispuesta a darlo todo por él o ella...

—Mari, tengo lo que me pediste—me dijo Alya, mientras me entregaba un sobre.

Mi corazón se aceleró, y detuve lo que estaba haciendo. Rápidamente, tomé  el sobre, y lo abrí.

—Fue difícil conseguirlo, los medios se encargaron de borrar todo rastro bueno que tú o ellos hayan dejado—comentó mi amiga—Pero al menos, logré rescatar esa foto de la casa de campo de Nino. Sé que no querías que nadie se enterara de esto, pero necesitaba la ayuda de mi novio.

—Te entiendo—dije, calmada, mientras observaba la foto, en la que salíamos mis padres y yo, cuando yo tenía 16 años, y éramos felices, a pesar de mis problemas—Igual, entendí que es normal que extrañe a mis padres—dije, y dos lágrimas se escaparon de mis ojos—Antes, me avergonzaba que Adrien pensara que yo era una niña pequeña que quería a su mamá y a su papá, pero ahora... sé que él me entiende, y entiende mejor el dolor de mis padres, hasta yo lo entiendo mejor... y me duele saber que están sufriendo por mí.

—Es que ahora son padres, o lo serán. Su bebé no ha nacido, pero ya lo aman—comentó mi amiga, mientras me abrazaba por detrás, y yo acaricié sus brazos.

—Gracias por quedarte a mi lado siempre, hermana mayor—le dije, de corazón.

—No hay de qué, hermanita menor, ¿ya no te ofende el hecho de ser menor que todos nosotros?

—Me costó acostumbrarme, pero cuando ese hecho dejó de ser un obstáculo entre Adrien y yo, simplemente dejó de ser algo que me molestara, y pasó a ser algo normal—dije, y suspiré—la única forma de superar lo vivido, es aceptándolo, así inicias...—mi voz bajó unos cuántos tonos—Lo dice la chica que jamás superó a su novio de la adolescencia, y tampoco supera el hecho de que no podrá reencontrarse con sus padres y su hermana en un largo tiempo...

—Hay cosas que no se superan nunca, Mari, no te sientas mal por eso.

—No me siento mal por no superarlo... de hecho, él no superar a Adrien es lo que me dio fuerzas para luchar por él—solté una risita sarcástica—Mírame, Alya, ¡hasta dónde he llegado por mi amor hacia él!

—¿A qué te refieres?

—Dejé de ser una heroína, para convertirme en la mujer de un traficante de armas, y con todos los cargos criminales que eso implica, y estoy esperando un hijo suyo, todo porque lo amo desde que tenía catorce años, ¿y sabes qué es lo peor de todo? Que no me arrepiento de nada.

My Love in your Shadows [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora