Marinette:
Llegamos a la casa, y yo jamás me había sentido tan aliviada de estar encerrada entre los muros de la propiedad. Nos dirigimos a la habitación, y ambos teníamos ya los pijamas en la mano. Adrien me quitó el mío, y puso ambos en el sillón que había al lado de la cama. Se quitó el saco, y yo lo ayudé a sacarse, y deshacerse de su corbata.—Necesitarás ayuda para quitarte ese vestido—dijo, con tono juguetón—me ofrezco de voluntario.
Yo sonreí, y rodé mis ojos, mientras mordía mi labio inferior. Me tomé la libertad de desabotonar lentamente cada botón de su camisa.
—¡Qué generoso de tu parte!—dije, mientras rodeaba su cuello con mis brazos.
—¿Verdad?—dijo, y nos reímos, Justo antes de besarnos—También me ofrezco a bañarte, si quieres—susurró en mi oído.
Su aire contra mi piel hizo que me erizara, y de nuevo, sentí esa corriente eléctrica recorriéndome, esa que solo él podía provocar. Mi corazón latió más rápido, y mi respiración se volvió pesada.
—Mhm, solo con una condición—dije, contra sus labios.
—La que sea, Bogaboo...
—¿Alguna vez lo has hecho en la ducha?
—Yo... solo lo he hecho en la cama—confesó, y sus mejillas enrojecieron.
Definitivamente, esa idiota plástica no tenía ni el más mínimo chance de quitarme a Adrien. Con los demás, era duro como el hierro, y frío como un témpano de hielo, pero conmigo era cálido, amable, romántico, apasionado, era humano. Derrumbaba sus propios muros solo para dejarme entrar en su alma cada vez que nos quedábamos solos, sin importarle tener que levantarlos de nuevo para irse a trabajar. Era mi Adrien, jamás había dejado de serlo, y eso jamás cambiaría.
—Entonces... eso significa que ambos tenemos mucho que experimentar, y que aprender, juntos—dije, sonriendo, y pegué nuestras frentes—Me gusta que descubramos cosas juntos.
—Eres un ángel—dijo, contra mis labios—ni por un segundo, te atrevas a pensar que yo sería capaz de dejarte. Si tú no estás en mi vida, mi mundo se derrumbaría, de nuevo, y no lo soportaría, no una segunda vez. Si te pierdo, me muero, ¿me escuchaste, Marinette Dupain-Cheng? Métetelo en la cabeza: eres la razón por la que vivo, y sin ti, me muero.
—También siento que mi vida acabaría si te pierdo—dije, y lo besé, mientras conducía nuestros pasos hacia el baño—¿Por qué crees que luché tanto para estar contigo, gato tonto?
—Lamentó haberte alejado.
—Me alegro de que tu concepto de protegerme haya cambiado—le dije, mientras cerraba la puerta del baño—¿Dijiste algo sobre quitarme el vestido?
—Te lo voy a arrancar con los dientes—dijo, y me giró, dejando su pecho pegado a mi espalda—Confía en mí, esto te gustará...
Comenzó a besar mi cuello con pasión, mientras desabotonaba el pequeño broche en la parte superior de mi vestido rojo. Pude observar en el espejo que tomó el zíper de mi vestido con sus dientes, y lo fue bajando poco a poco. Posó sus labios en mi espalda, y saboreaba mi piel con un ímpetu increíble, que me llenaba de éxtasis.
Sus manos se colaron, a través de la apertura que él había dejado en mi vestido, y sentí como agarró mis pechos, provocándome aún más, y un gemido se escapó de mi boca. Desde adentro, sus manos empujaron el vestido hacia abajo, hasta que lo sentí caer alrededor de mis pies, que aún tenían aquellos tacones rojos puestos. Los alcé, uno detrás del otro, y pateé mi vestido, dejándolo en una esquina de la habitación.
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My Love in your Shadows [Miraculous Ladybug]
FanfictionDespués de haber perdido los Miraculous de su caja, la gente le dio la espalda a Ladybug, pero a pesar de eso, la guardiana de París jamás desistió de proteger su amada ciudad. El peligro aumentó, y ChatNoir se mantuvo a su lado todo el tiempo, hac...