Capítulo seis: Déjà vu

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Le di una sonrisa y me giré, subiendo por la arena mientras tenía la sonrisa dibujada en mi rostro.

—Gala —me llamo Gavi y me paré en seco.

—¿Si?

—Si me amas, no me dejes así —me suplico y un nudo en la garganta se apoderó de mis palabras.

—¿Así como, Gavi?

—Inestable —dijo y lo miré desconcertada —. Gala, el vacío que siento cuando no estás tú, me lastima. Te amé y aún te sigo amando como un completo idiota a pesar de que me hayas abandonado como si fuera un perro.

—¿Y qué propones?

—Volver a comenzar desde cero. Escribamos un nuevo libro, pero juntos.

—¿Tengo que volver a besarte para que me propongas un amor de contrato?

—Mejor un amor infinito.

Sonreí y sentí como mariposas en el estómago.

—¿Entonces?

Extendió su mano en mi dirección.

—Entonces, me llamó Pablo Gavi y juego en el Barça.

Estreché su mano y sonreí a la misma vez que admiraba su sonrisa.

—Me llamó Gala Ponce y en septiembre comienzo a carrera de medicina.

—¿De verdad? —me preguntó y arqueé la ceja.

—¿Qué clase de pregunta es esa? ¿No me ves capaz para ser médica?

—Claro que sí.

—¿Entonces?

—Entonces solo fue raro escucharte decir eso. Nunca lo imaginé.

—Tampoco imagine que te fueras a enamorar de mí.

—Fue casualmente.

—Pero tropezaste conmigo y no te quedó más remedio que amarme.

—Me enamoré de ti desde el momento en el cual cogiste mi mano y la sustituí por la tuya.

—¡¡¡¿Qué?!!!

—Cuando me besaste en el hospital, fue mi excusa perfecta para atarte a mí.

—¿Tú estás mal de la cabeza?

—No, solo que vi más seguro atarte a mí y proponerte un amor de contrato.

—Y ahora un amor infinito —dije y comenzamos a reírnos.

—Tiene sabor a eternidad.

—Lo tiene —le dije —. Tú tienes sabor a terminar conmigo.

—Tú tienes sabor a joderme la vida.

—¿Ah, si? —pregunté y me tomó de la cintura.

—Sí. Aunque si te digo la verdad, tienes sabor a amor eterno.

—¿Amor eterno?

—Lo que quiero yo contigo se llama un amor eterno, viene siendo lo mismo a un amor infinito o un amor de verano.

—No —le dije y rodeé su cuello con mis brazos —. Lo nuestro no puede ser un simple amor de verano, lo nuestro es totalmente infinito. Y tú y yo merecemos algo más que un simple amor de verano.

—Lo sé. ¿Te apetece desayunar conmigo mañana?

—Lo siento —le dije —. Quede.

—¿Con quién?

Amor infinito #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora