Capítulo treinta y seis: En algún lugar del mundo

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Pasamos una hora en el aeropuerto, comiendo, sacándole fotos con algunos fans que lo veían y le pedían una foto, bebiendo agua porque vaya calor que hace en Barcelona en pleno julio, y es que es normal, ya que estamos en verano, pero por dios, odio el calor si no tengo planeado ir a la playa. Pero pasó el tiempo, y nos subimos al avión, en primera clase.

—Estoy muerta de calor —confieso —. Necesito llegar ya al hotel y pegarme una ducha.

—Ven.

—Me das calor, Gavi. No me abraces que soy un horno ahora mismo.

Gavi puso el aire acondicionado de nuestro asiento y hasta me tuve que tapar, y si, eso era lo guay de viajar y más si ibas con el hombre que amaba.

—Felicidades a los novios —dijo la azafata.

En ese momento todo el mundo comenzó a aplaudir y quise morirme de la vergüenza.

—Gracias —dijimos entre risas y el murmullo de la gente aplaudiendo.

—¡Qué vergüenza! —dije por lo bajito.

La gente comenzó a felicitarnos y nosotros dimos las gracias, por lo visto ya lo habían publicado en las noticias, ya que todo el mundo se estaba enterando de que nos íbamos a casar.

—¿Lo han publicado? —le pregunté a Gavi y miro las noticias antes de tener que apagar el móvil.

—Sí.

Me enseñó la noticia y como titular había: El jugador del Barça, Gavi, se casa en algún lugar del mundo con su prometida, Gala Ponce, quien "falleció" hace un año.

Gala Ponce, la heredera del corporativo, se casa con Gavi, el jugador del Barça.

Gavi y Gala Ponce se casan en algún lugar del mundo tras una pedida totalmente anónima.

Pablo Gavi y Gala Ponce se casan en algún lugar del mundo con invitados muy reservados.

—La madre que los parió —suelto.

—Se iban a enterar de alguna manera.

—Soy consciente de ello, pero es que a mí no me gusta que mi vida sea noticia en los periódicos o en las noticias de la tele.

—Lo sé amor, pero no puedo hacer nada.

—Sí que puedes.

—¿Ah, si?

—Sí.

—¿Y qué puedo hacer?

—Ver Harry Potter conmigo. —Sonreí mientras lo miraba mimosa.

—Por ti veo hasta los Minions —dijo y me besó sin previo aviso, provocando que mi corazón palpitara con fuerzas y los pelos se me pusieran de punta como siempre hacía cuando estaba con él.

—Mmm, una tentadora oferta —le dije y apoyé mi cabeza en su pecho, quedándome dormida en la primera hora de película.

***

Me desperté y las ruedas del avión se deslizaron por la pista, provocando que me quitara el cinturón de seguridad según el avión se paró en pista.

Fuimos bajando del avión, recogimos las maletas y nos subimos al coche mientras el chofer ponía las maletas en el maletero. Gavi se sentó enfrente de mí, moviéndose un poco en el sillón de cuero marrón oscuro mientras me miraba.

—Horas —dijo —. Solo quedan horas.

—Y todavía queda mucho por hacer —le dije.

—Que se encargue la agencia que para eso se contrató, ¿no? Yo solo quiero estar fresco como una lechuga mañana por la mañana.

Amor infinito #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora