Todos se me quedaron viendo y Gavi entrelazo su mano con la mía, dándome seguridad. Lo miré y tragué grueso mientras todas las humillaciones pasaban por mi cabeza, pero mi cerebro se paralizó cuando vi a Guzmán mirándome como si fuera un fantasma.Trague grueso aún más nerviosa y sentí como mi saliva se deslizaba por mi garganta y las piernas comenzaban a temblarme. Todos seguían mirándome y yo volví a tragar grueso.
Guzmán me señaló con el dedo, intentando buscar algún tipo de lógica a lo que sus ojos estaban viendo. Quería correr y abrazarlo, pero no podía. No podía moverme. Su dedo seguía señalándome mientras su ceño permanecía fruncido. La pequeña racha de viento que entró por el pequeño jardín de la casa, me dio en toda la cara y Guzmán bajo su dedo.
—Estás... Estás viva —dijo sin entender absolutamente nada.
No podía hablar. Joder, ¿cómo se hablaba?
Guzmán se restregó los ojos sin poder creerlo y salió al jardín cuando se dio cuenta de que no era un fantasma.
Solté la mano de Gavi y salí detrás de Guzmán, dándole un codazo a mi abuelo, pero me dio exactamente igual.
—¿Cómo pudiste? —me preguntó cuando me planté detrás de él.
—Guzmán...
—Le hice una pregunta, señorita Ponce —me dijo y las lágrimas brotaron por mis mejillas.
—No me hables así, por favor —le supliqué y se giró.
Su mirada penetró en mí de una forma descabellada. Sus ojos mostraban desesperación a medida que el tiempo iba avanzando mientras nosotros dos nos quedábamos viéndonos. Todo estaba pasando muy rápido. Las nubes despejaron el cielo y los rayos del sol se posaron sobre mi rostro, deslumbrándome. Quizás, ahora, después de todo, de largos minutos, podría pronunciar palabra, pero no pude.
Nos seguimos mirando hasta que por fin, después de minutos, Gavi salió al pequeño jardín.
—Tenéis que hablar. Si os seguís mirando de esa forma, no vais a conseguir nada.
—¿Sabías que estaba viva?
—No. Yo la vi por primera vez en Bali, con su cicatriz en el pecho.
—Esto es flipante —dijo Guzmán y tragué grueso —. ¿Sabes una cosa, Gala? No quiero volver a verte en mi vida. No quiero saber nada de ti. Mi mejor amiga murió ese día, porque está que tengo delante de mis narices, solo es una vil mentirosa —dijo con odio y me dio un golpe en el hombro cuando pasó a mi lado.
Las lágrimas brotan por mis mejillas, y por más que trato de contener las ganas, no puedo.
—Gala...
—¿Por qué siento que todo lo que toco lo destruyo? ¿Por qué siento que todo es culpa mía, Gavi? —le pregunté entre lágrimas mientras sentía su mirada.
Las lágrimas siguieron brotando por mis mejillas y tragué duro.
—Nada de lo que pasa a tu alrededor es culpa tuya, Gala. Solo que, cuando te vas sin dar ningún tipo de explicación, dándole a entender a todo el mundo que estás a tres metros bajo tierra, verte después de un año y pico, es duro.
—¿Me estás reclamando otra vez, Gavi? ¿De verdad nunca me vas a perdonar por haberme ido? —le pregunté a medida que me iba girando hacia él.
—Ya te perdoné, Gala. Te perdoné desde que te volví a ver en la playa y toqué tu cicatriz, pero como te he dicho; yo perdono, pero no olvido.
—Y si no lo vas a olvidar, ¿qué haces conmigo? ¿Qué haces aquí, Gavi? ¿Por qué volviste a Madrid conmigo? ¿Por qué dejaste que me entregara a ti en la isla? ¿Qué quieres de mí? ¿Acaso quieres humillarme o qué te pasa? Dime que quieres o te juro que terminaré explotando. ¡Dilo, Gavi! ¡Dilo!
ESTÁS LEYENDO
Amor infinito #2
Fiksi RemajaGala Ponce se sometió a un trasplante de corazón, pero los médicos la dieron por muerta. ¿Será eso cierto? ¿Un corazón nuevo podría volver a enamorarse de la misma persona? TODO LOS DERECHOS RESERVADOS. PROHIBIDA SU COPIA PARCIAL O TOTAL.