The Only Option (Armin Arlet)

18

– ¿Ya llegan? ¿Tan pronto?.

– Seguramente vienen con una enorme carga de cadaveres.

   La gente comenzaba a hablar, como siempre, solían insultar a los 'inútiles' de la Legión de Exploración. Era más que obvio que la retirada no había sido por una misión victoriosa, todo había fallado.  _____ observaba los cadaveres envueltos en bolsas blancas mientras se le revolvía el estómago y la culpa. Otra vez, culpa por no poder haber hecho lo correcto, por no haber podido hacer nada.

– Te noto más deprimida de lo común –Jean se acerca a ella mientras limpiaba sus manos.

– Cargar tantos cadáveres me consterna bastante –ella suspira– ¿Y Armin? –mira en todas direcciones buscándolo.

– Deja de pensar por un momento en Armin, pareces su madre, toooodo el tiempo cuidando de él –bufa.

– A ti también te cuido, y a Reiner, Bertholdt, Connie, incluso al tarado de Eren.

– Ajá pero no es lo mismo, sé que a Armin es con otras intenciones –Jean mueve sus cejas para molestarla– Te tiene loquita.

– Tal vez... –suspira.

   Jean estaba confundido, por un momento, por solo dos minutos, ella se había alegrado y tenía una diminuta sonrisa pero ahora había regresado a su forma habitual. Su sonrisita se reemplazó por una expresión de tristeza.

– ¿Mi hermano te tiene loquita verdad? –le pregunta el niño mientras comía un dulce.

– ¿¡Eh?! Deja de decir cosas tan vergonzosas –se queja  _____ abrazando los hombros de su enamorado.

– Por favor, deja de molestarla, solo la estoy llevando en mi espalda porque está cansada –pide amablemente el muchachito mientras reía.

   Los tres caminaban bajo la puesta del sol, cruzando finalmente el enorme portón que hacia de entrada.

– Oye –Jean sacude levemente el brazo de _____ sacándola de su pequeño estado de "transe".

– Ah... si, ya volví, me quedé pensando en algo –se excusa ____ y mira a sus dos amigos.

– Siempre te pierdes en tus pensamientos –Armin rie levemente y vuelve a tomar la mano de la chica ahora con un poco más de confianza– ¿Pero está todo bien?.

– Si, totalmente –asiente con la cabeza y sonríe levemente mirando a Armin– En un rato tendré que cambiarte la venda.

– ¿Harías eso por mi? –el rubio sonríe.

– Claro que si, dejamelo a mi, me gusta cuidarte.

   Los dos chicos se sonríen mutuamente y entonces suben a sus caballos, ya era hora de seguir andando. El comandante Erwin ya había dado la orden de no volver por los cadáveres que quedaron atrás, por ahora era momento de aprovechar que no había titanes alrededor. A pesar de todo lo que tenia en mente y todas las preocupaciones por el fracaso de la misión, Armin no podía dejar de darle miradas furtivas. Algo tenía que no podía dejar de pensar solamente en ella. Admiraba hasta sus mininos gestos.

– Se acercan titanes –dice ella y mira a Armin, sorprendiendolo mientras también la miraba.

   Se aproximaban dos titanes corriendo mientras justo delante de ellos venían dos cadetes, uno cargaba un cadáver. Claramente habían desobedecido para ir a buscar el cadáver de su amigo y ahora estaban en aprietos por culpa de ellos. Rápidamente se dispara una señal de humo. Debían combatirlos pero no había árboles altos en los que utilizar sus equipos. A lo lejos se veían otros tres aproximándose.