Capitulo 27.

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Después de subirme a Fénix, como pude, y de atar al otro caballo a la montura, comencé el trote en dirección al bosque, pretendiendo seguir el rastro de las niñas.

Me negaba a abandonar a alguien, aunque fuere un caballo a su suerte.

Pase por tramos que parecían nevados por el clima, pero que también estaban cubiertos de cenizas de Cintra.

Apenas fui consciente de que paso mas de una semana de viaje, sin éxito alguno de un rastro.

Tras un inquietante descanso debido a que no sentía correcto descansar mientras las niñas estaban perdidas por ahí, aunque descansada pero aun con el cuerpo pesado ante el gasto de energía de golpe en Cintra, seguí mi búsqueda toda la noche hasta la mañana que me llevo a un antiguo campamento, por los escudos quemados supuse que eran refugiados se Cintra, aun habían unos cuerpos en la tierra y otros parecían amontonados en un lado, como si los hubieran movido, pero dudaba mucho que los Nilfgaardianos se hayan compadecido de ellos.

Fruncí el ceño al reconocer un rastro de sangre, este me llevo un poco apartada de donde fue el campamento y vi cuerpos, no humanos, de ghoul, criaturas come cuerpos que viajan en manadas y que suelen encontrarse, junto con las apariciones o espectros, en cementerios o también, según Geralt, donde habían cuerpos, mas frecuentemente en los campos de batalla.

Acerque mi mano a la boca de un ghoul muerto, con cuidado pase mis dedos entre sus dientes manchando así mis dedos de sangre fresca, la olí aun mas profundamente aclarando mis sospechas. Aunque pasaran años podía reconocer esa esencia donde fuere.

Con el descubrimiento y al notar que había un rastro, aun fresco me subí a Fénix y apresuré su paso. Siguiendo el apenas perceptible rastro de sangre, por ello deducía que era una herida pequeña, pero mortal si no se trataba a tiempo.

Debía apresurarme.

🐺🐦🦄

Cabalgue una noche completa y parte de la otra, mas todo un día, no había pegado el ojo, lo cual había dado sus frutos ya que el rastro cada vez se hacia mas fuerte.

Cuando la luna estuvo en su punto mas alto vislumbre no muy lejos fuego, un campamento, escuche cinco latidos, tres animales, un humano, y otro demasiado lento, algo que un simple humano, a menos que estuviera casi muerto, podía lograr.

Cuando estuve cerca, por los pasos del caballo un hombre se acerco.

-¡Hola!- dijo- ¿Puedo ayudarle en algo?

-¿Quién es usted?- pregunte mirando su alrededor.

-Soy Yurga, un mercader- respondió- ¿y usted?

Iba a responder su pregunta, probablemente con una mentira, por seguridad, cuando vislumbre un cuerpo sobre unos costales, el origen de los latidos lentos, ademas de verlo, pensando que era un sueño, vi al caballo atado en la carretilla, sin montura, Sardinilla.

Estoy segura.

Baje de Fénix.

-¿Geralt?- llame acercándome, pero este no respondió.

Coloque una de mis manos en su rostro, viéndolo sudoroso e inconsciente, pero con el pulso fortaleciéndose.

Fruncí el ceño y dirigí mi mirada a la herida a la cual ubiqué un poco sobre su rodilla, una mordida.

Sin embargo, esta parecía tener un ungüento impregnado. Alguien lo había tratado.

-¿Cómo dio con el?- pregunte.

-¿Lo conoces?- pregunto el mercader a lo que asentí.

-Me salvo hace un par de días de unas criaturas monstruosas en un campamento de refugiados de Cintra, me dijo que si me mordían me matarían, el peleo contra ellas y uno lo mordió, era lo menos que podía hacer, conseguirle ayuda, me salvo la vida.

The Witcher Raven; G. De RiviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora