Capitulo 28.

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Después de volver con el mercader y explicar, sin dar muchos detalles, la situación con las niñas, ya que eran estas a quien la mujer encontró, nos dirigimos a Sodden.

El humo abundaba en el lugar mucho antes de siquiera cruzar el puente, y había muchos cuerpos.

-Por favor, no vean- dije.

-Creo que todas sabemos que es inevitable- hablo Circe.

-Ademas ya habíamos visto esto- hablo Ciri.

Una iba en Fénix y la otra en Sardinilla.

-¡Yennefer!- grito una mujer.

Geralt y yo nos miramos.

-¡Yennefer!- grito Geralt.

Esto parecido llamar la atención de una mujer, la misma que había gritado su nombre a quien nos fuimos acercando.

Pude ver no solo soldados de Nilfgaard, ahora muertos, sino entre los cuerpos y entre los vivos estaban los soldados de Temeria y Kaedwen.

-No desmonten- dijo Geralt mientras se acercaba a la mujer, y yo estaba dispuesta a hacer lo mismo de no ser por un soldado de Kaedwen.

-¿Alteza?- hablo, y lo mire.

-No he sido llamada así por uno de Kaedwen desde que cumplí los diez años y fui enviada al Templo de Melitele- dije mirándolo con el ceño fruncido- supongo que es grato saber que no me han olvidado.

Pude ver como bajo la cabeza y a la vez soltaba un quejido de dolor.

Me acerqué a él y vi que tenia una herida a la altura de su pecho.

Coloque la mano sobre esta y la sane.

-Gracias por tu servicio- dije para después dirigirme a Geralt y a los caballos, ya que el primero ya había terminado su conversación con la mujer.

-Yennefer- nombro Cirilla.

-¿Podrían por favor decirnos quien es?- siguió.

-Ya no importa- respondió Geralt- se ha ido.

Mire a Geralt apretando lo labios insegura de saber cómo sentirme al respecto considerando que la mujer que me atormentaba con su presencia ahora ya no estaba, finalmente suspire y tome las riendas de Fénix.

🐺🐦🦄

Estuvimos caminando por días en dirección al norte, pasaríamos por Redania y luego por Kaedwen, lo mas ocultos posibles para llegar a Kaer Morhen. 

Justo ahora estábamos entrando a Redania tras haber pasado por un mercado en Sodden donde conseguimos prendas abrigadas para Cirilla y Circe, y ahora íbamos por el bosque. Justo ahora el medio por el que normalmente nos facilitaba el dinero en un día cualquiera cuando viajábamos juntos era nuestra aliada, nos mantenía fuera de los ojos curiosos y para nuestra fortuna los monstruos no se encontraban a la vista, ventajas de la hibernación. 

Cuando era de noche nos deteníamos, montábamos un pequeño campamento hasta el amanecer y seguíamos con el camino, sin mucho que decir.

Sentada tenia la cabeza de ambas niñas en mis piernas, usadas como almohadas.

-Shh, shh- emití al ver que ambas se removían entre sueños mientras acariciaba sus cabezas.

Habían tenido muchas pesadillas, solo ellas sabían lo que les había pasado y aun no se abrían con ambos como para contarnos, y estaba casi segura de que era más por Geralt que por mi.

-Suéltenos... déjenos ir- hablo Cirilla para después quedarse quieta y levantarse, por otro lado, Circe solo se removía y se quejaba, o al menos fue eso hasta que vi como sus ojos se oscurecían y comenzaba a emanar la bruma de su cuerpo.

The Witcher Raven; G. De RiviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora