Capítulo 46

31 7 169
                                    

Él sigilosamente tomo mi mano y me volteo a ver con una sonrisa, a nuestro paso fuimos siguiendo a los demás que iban más adelante. Llegamos a la orilla, una vista increíble había desde ahí, podía pensar en la forma que se vería un atardecer o un amanecer por ahí. Mis hermanos y amigos se habían ido a meter al mar ya. Mientras Michael y yo nos habíamos sentado en la orilla de la playa, medio se sentía cuando una ola terminaba de romperse y acariciaba nuestros pies.

Me sentía bien al estar ahí con él, pero a la vez culpable pues, él no iba a el mar a disfrutar por estar ahí conmigo, pronto empezamos a hablar sobre libros, sí, libros, él hablaba sobre mis libros, notaba entusiasmo en él al hablar sobre esto, sonreía al oírlo de esa forma, y me sentía tan feliz al igual que me daba gracia oírlo intentando sacarme información sobre el próximo libro de tal saga o simplemente intentando saber sobre qué trataría la siguiente historia.

Se llegaron las 3 de la tarde y nosotros hablábamos, no nos habíamos dado cuenta del transcurso que había mantenido el tiempo, ya que se había sentido como si no hubiera pasado nada de tiempo, él estaba con su cabeza recostada en mi estómago mientras hablábamos acostados en la arena.

Habíamos tenido ese arrebato de confianza pues mis hermanos se habían ido a buscar a una señora que vendía minutas y con ellos se habían ido Kevin y Nahum. Pronto oí unas tripas chillar, supuse eran las mías ya que tenía algo de hambre en primer lugar y en segundo lugar, Michael había volteado a verme y se puso a reír.

- ¿Tienes hambre? - Me preguntó viéndome y levantándose apoyando su codo en la arena viéndome.

- Pus sí.. - Le dije.

- ¿Vamos a comer algo?

- ¿También tienes hambre?

- Sí jaja - Me dijo.

- Bueno, vamos.

Llame a Patho y le dije que iríamos a comer ella asintió, a ellos seguramente no les debió de haber dado hambre pues yace buen rato estaban ahí nadando ¿Así como les iba a dar hambre?

La ropa de ambos se había secado más o menos, iba húmeda ya que a veces las olas llegaban más lejos, y alcanzaban a mojar la ropa, nos fuimos a cambiar, yo me fui a poner unos pantalones un tanto cortos por así decirlos, sí bien no pasaban ni llegaban a la rodilla, eran más cortos que los que llevaba anteriormente, y me puse otra camisa esta vez una color rojo, era manga larga, era una camisa de una tela delgada pero con un color fuerte.

Fui junto a Michael y Bill, ahora, hace un rato Bill no estaba pues dormia, pero ahora sí nos acompaño, los tres fuimos a comer al restaurante del hotel.

Tras comer Michael y yo salimos a dar una vuelta, esta vez íbamos sin mascarilla ya que no habia mucha gente, peeo de igual forma llevábamos una en el bolsillo del pantalon por cualquier cosa, Bill iba siempre pero poco más atrás llevando las apariencias, llegamos a un puesto de minutas, donde mis hermanos habían comprado al parecer. Cuando Michael y yo salimos de comer nos encontramos con ellos quienes felizmente degustaban de las minutas, para este entonces habíamos puesto las mascarillas porque íbamos a pasar en una zona donde había bastante gente. Compramos una minuta y le compramos una a Bill, nos sentamos en unas piedras que habían ahi, bajo la sombra de unos árboles.

Bill había ido a bañarse y a la vez vigilaba cosa que nos había hecho gracia, Michael mantenía su cabeza en mi hombro mientras charlábamos esta vez hacíamos algunas pausas con silencios cómodos.

Volvimos al hotel quizá a las 5 de la tarde, o decidimos irnos a esa hora, íbamos ya casi llegando al hotel y ambos notamos que el cielo ya estaba empezando a tornarse naranja, era un atardecer, apresuramos nuestro paso y Bill se fue a su habitación mientras que Michael y yo a la mía, ambos estábamos en el balcón, juntos viendo el atardecer, nuestras manos estaban juntas, osea estábamos agarrados de ellas, sonreímos al ver algo tan hermoso, ver el mar junto a las olas de un color amarillo y naranja el cielo entre colores.

Nos quedamos en mi habitación, estábamos esta vez viendo algo en el periódico ya que pensábamos que la prensa o alguien nos había visto más no era así, por suerte, debíamos tener cuidado, tras haber leído eso, él se quedó un momento más a ver un rato la TV junto a mí en el cuarto.

Se quedó dormido ahí en mi cama yo había reído al verlo ahí ya que me había dicho que no tenía sueño, de igual forma no le culpo, pues nos habíamos quedado hasta tarde hablando el día anterior. Había ido al baño, cuando regrese aun dormía, la puerta tenía seguro por simple cuidado y seguridad por lo que me habia quedado junto a él dormida, en un momento que me habia puesto a usar mi cel y hablar con mis amigos, sí, estábamos en el mismo lugar y hablábamos por WhatsApp. Me quedé dormida tras dejar el teléfono en la mesa de noche. Al despertar podía sentir una suave respiración tras mio al igual que un brazo al rededor de mi cintura, sonreí, vi la hora, eran las 9:34 ya, me había dormido supuse a las 7 y algo.

Pronto volví a quedarme dormida junto a él, vaya que podría acostumbrarme a esto sin problema alguno. Desperté hasta la mañana, junto a él. Cuando él despertó rato después, fue a lavarse la cara apenado por haberse quedado ahí, a lo cual le había dicho varias veces que no era un problema. Se fue a su cuarto a bañarse, no sin antes darme algún que otro beso, yo igualmente fui a cambiarme y ducharme para luego ir a desayunar lo vi ahi sentado, él ya había pedido su comida, podía suponer que ni mis amigos ni mis hermanos despertaban aún, si al caso David, ya que aún faltaban para las 9 AM.

Fui a sentarme a su lado.

- Hey, lindura~ - Le dije sentándome cerca suyo, en un tono suave que él pronto capto y supo su procedencia.

- ¿Lindura yo? Tú eres mucho más hermosa cariño. - Me dijo y quito ligeramente su mascarilla de un lado, cosa la cual copie, ambos la habíamos quitado de tal manera que nuestras caras quedasen "Escondidas" de los demás y cometer nuestra "Fechoría" Ambos nos besamos y nos separamos de una forma rápida ¿Que había de malo? Sólo dos jóvenes empalagosamente enamorados.

Tras ese corto beso, me senté de nuevo, pues ambos nos habíamos levantado un poco para poder besarnos, agarramos nuestras manos bajo la mesa, él acariciaba de una forma suave mi mano, mientras estábamos en silencio. Llegó el camarero y se llevó mi orden, la cual era algo normal, un poco de guacamole y frijoles fritos/molidos. Él mantenía cuidado que las moscas no llegaran pero se decidió a esperar a que llegase mi comida; Por suerte fue algo rápido.

Empezamos a comer despacio, entre pequeñas risas y bromas. Podría hacer de cuenta que una de nuestras manos estaban agarradas bajo la mesa mientras con la otra comíamos.

Nos quedamos un rato más y comimos un postre ligero que era un tazón de frutas, hablábamos sobre los demás de alguna extraña forma, en este caso el hecho que nadie había notado quienes éramos, supongo sí pensaban que éramos unos jóvenes enamorados y lo somos pero, no saben qué jóvenes enamorados somos.

Salimos escapando de todos y sin la mascarilla, aunque la lleváramos en la bolsa nos fuimos a la orilla del mar, a jugar con el agua ambos llevábamos ropas más o menos ligera por el calor. Todo estaba tranquilo hasta que Michael se cayó por una pequeña ola que le hizo perder el equilibrio y agarro un pez, sin saber cómo lo hizo, lo dejo ir y se empezó a reír junto a mí.

- Nooo, Michael ¿Que es eso? Dejaste ir el almuerzo. - Le había dicho y entre risas me había acostado en la arena de la risa.

- No, pobrecito estaba chiquito, ¿Cómo te querías comer al pobre pecaito? Grosera. - Me dijo haciendome reír aun más y él junto a mí.

Nos levantamos y subimos caminando sin rumbo alguno, encontramos una piedra y nos subimos a ella a "Meditar" Pero en realidad nos empezamos a reír. Empezamos a jugar fingiendo que Peter estaba siendo amenazado por un capitán Garfio imaginario y se cayó al agua para luego ir a rescatar a Wendy, osea yo. Luego de jugar un rato nos fuimos al hotel. Habíamos recogido algunas conchas.

La ropa que llevaba que me quedaba holgada se había puesto pegada a mi cuerpo un rato, pero luego entre lo que andábamos corriendo y nos pegaba norte, íbamos con la ropa casi seca y la ropa me quedaba más despegada de mí. Esas horas que habíamos pasado se me había olvidado por completo la existencia del mundo y podría atreverme a decir que incluso a Michael se le olvidó, pues ambos estábamos corriendo y jugando como si sólo nosotros dos existieramos, no me había puesto a pensar que verían mi ojo o mi cuerpo. Se me había olvidado todo, lo único que tenía en mente eran él y las risas que ambos soltabamos sin prisa o lastima alguna.

Protect Me MichaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora