Capítulo 2

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Capítulo 2

Michael.

—Pero que...

Camino hacia la bañera, y ahí está su pequeño cuerpo cubierto del líquido carmesí y su llanto resonando en el cuarto de baño. Como es posible que él naciera, pero no estoy sorprendido, he visto tantas cosas inexplicables en mi eterna vida como un arcángel, y si algo me enseñó la vida, es que algo que desconoce puede ser extraordinario e interesante, pero también algo peligroso. El solamente habría tenido suerte si pudo sobrevivir.

Lo que me impresiona es, ¿cómo salió de ahí? La ropa de Caroline está intacta, lo único que desapareció de ella fue su gran vientre. Tomo en brazos al pequeño y empiezo a hacer movimiento para que deje de gritar. Después de varios minutos logro calmar su llanto.

Su cuerpo es totalmente pequeño, su piel es pálida, su cabello es completamente negro al igual que sus grandes ojos, que no puedo diferenciar entre su iris y pupila. Sé que solamente él es un inocente, pero que él viva no es una opción.

Sé que me arrepentiré de lo que haré, pero es necesario.

Con la gran palma de mi mano, la coloco sobre su pequeño rostro hasta cubrirlo completamente con mi mano, cierro mis ojos y comienzo apretar la palma de mi mano contra su cara —mi idea es dejarlo sin aire—, su llanto desesperado empieza a sonar en el baño, así que aprieto con más fuerza hasta que toda la habitación se queda en completo silencio.

—Lo siento tanto —le susurro al pequeño.

Todavía en mis brazos le acaricio su rostro, pero de momento a otro empieza abrir sus ojos, así encontrándome con sus profundos iris. ¿Cómo es eso posible? alrededor del tiempo he conocido y ningunos de ellos han tenido la dicha suerte de sobrevivir a una muerte. Aunque él solo es inocente, pueda ser que en un futuro sea peor.

El llanto del pequeño me saca de mis pensamientos y me quedo observándole hasta que escucho el ruido de unas pisadas en la casa. Dejo al bebé adentro del lavamanos, su pequeño cuerpo cabe perfectamente en él. Salgo de la habitación del baño, todo está oscuro así que prendo el foco de la sala y otra vez escucho el sonido de unas pisadas.

—¿Quién anda ahí? —hablo con una voz más fuerte de lo normal. No me importa si me descubren, lo único que tendría que hacer es borrarle la memoria.

Escucho pisadas que se van acercando a mí y de instinto me giro. A mi frente está un hombre de cabello castaño oscuro y ojos color avellana, es más alto que yo. Nunca había visto a ese hombre en mi vida, pero sé que al que esta adentro del sí.

—¿Lucifer? —susurro su nombre.

Me cruzo de brazos al verlo ahí tan tranquilo en un cuerpo que no es el suyo.

—Sí... ese soy yo —bromea, haciendo un ligero gesto militar.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Vine a buscar a mi hijo.

—¿enserio? Wow, que gran padre eres —ironizo—. Sabes que esto está contra las reglas, te estoy salvando de que padre se entere, porque si lo hace... te vendrá lo peor.

—Me importa una mierda lo que pienses, me lo llevaré conmigo —espeta furioso—. Hace mucho que no me importa un carajo el cielo. Qué tal si tú te vas por un lado y yo me voy por el otro para no tener que matarnos —sugiere.

—Podrías hablar bien, por favor...

—No.

—¡Bien! puedes llevártelo.

No voy a lidiar con ese bebé, no puedo, simplemente no puedo.

—¿Acabo de escuchar bien? ¿es enserio? —su cara esta un tanto neutra como sorprendida—. ¿Tú? El perfecto, el que acata todas las órdenes, el favorito.

Daemon (Así mismo es el cielo como el infierno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora