Daemon (Así mismo es el cielo como el infierno)

Capítulo 24

Capítulo 24

Mason.

¿En qué acabo de meterme? En que jodida mierda me he metido como para tener la valentía de enfrentarme al mismísimo anticristo, alguien peligro y de el que he estudiado mucho tiempo, porque era algo que nuestro padre nos obliga a hacer cuando estudiamos demonología.

No estaba pensando, solo tenía una secuela de ataque de ansiedad al enterarme de que él había atentado contra mi hermana. No puedo estar quieto pensando que Katerina está en peligro y quizás pueda morir. No quiero perder a nadie de mi familia porque creo no podría estar en duelo y acabaría conmigo.

La decisión fue precipitada. No voy a mentir; me aterroricé cuando hice mi primera interacción con Daemon, cuando me miró fijamente con sus ojos negros, fue como si algo en mí se impulsara a hablar sin que él me lo pidiera. Pero tengo mis trucos cuando de manipulación se trata.

He estado en la clínica en donde mi hermana está en una habitación con mucha protección, todavía se mantiene en estado crítico y por esa razón temo que algo llegue a sucederle. Tomaré las consecuencias que caigan en mis hombros si llega a pasar una situación que se salga de mis manos.

No soy idiota, Lachlan querrá tener en cautiverio al anticristo porque sabe que tendrá un pase para llegar hasta Lucifer y, posiblemente, eso podría joder a la familia, si complica las cosas todo el peso vendrá hacia nosotros.

Liberaré a Daemon para que no moleste a mi familia. ¿Quién creerá que será fiel a sus palabras? No puede traicionarme, le estoy liberando de condena como estar en un lugar lleno de demonólogos que se atreverían a hacer muchas más cosas de la haríamos nosotros.

Ya ha oscurecido y todos nosotros estamos en el galpón en donde nos reunimos frecuentemente. Demonólogos se pasean por doquier, y ni hablar de Lachlan con su cara de hipócrita, creyendo que todos somos una familia feliz cuando en realidad nos hace vivir el propio infierno. No me sorprendería si el viejo se va allá.

No he podido reconciliar las horas de sueño porque ni siquiera soy capaz de pegar un ojo ni siquiera he podido dejar de pensar, y eso me hace querer arrancarme el cabello. Por un momento pensé en salir un rato a la cuidad, pero se me hizo difícil. El pensar tanto me está carcomiendo por dentro, no lo soporto.

Solo necesito que mi hermana esté bien para salir de este ciclo de ansiedad y liberarnos de ese tal hijo de Lucifer. Tal vez estoy demasiado loco como para hacer un trato con él. Le tengo miedo, mucho, pero salvará a mi hermana.

—Tenemos el mayor premio que nunca hemos tenido a lo largo de la historia —anuncia mi padre y todos los demonólogos se posicionan en sus asientos.

—Y será un difícil combate sin duda alguna —le sigue Lachlan.

—Como escucharon, tenemos con nosotros al mismísimo anticristo —papá reafirma ese pequeño detalle desde que llegó aquí.

—¿Y cómo se supone que lo sortearás? —interviene Fuller, el padre de Hunter.

Ni siquiera voy a mentir, no me cae bien los Preston, son muy pretenciosos y es de ley odiarlo, ya que Killian los odia al igual que a toda su familia, pero más a Hunter. No puedo deducir cuál es su enemistad que ha estado presente los últimos tres años.

No puedo estar sentado aquí y pretender que esto es lo que me gusta hacer o escuchar. Fingir que todo es interesante, que no me estoy cagando del miedo por lo que haré es lo más insoportable en mi mente. No puedo creer que yo esté por cometer semejante locura. Si mis padres o algunos demonólogos se enteran voy a ser vetado y crucificado por tal acto. Me verán como un enemigo para ellos.