Daemon (Así mismo es el cielo como el infierno)

Capítulo 28 parte 2

Capítulo 28 parte 2

Luka.

Mis parpados empiezan a abrirse y un dolor de cabeza me hace gemir. Veo un techo a mi vista, de un momento a otro me incorporo de donde parece ser una cama, pero no sin antes darme un frentazo con alguien. Por lo que escucho, es el gemido de una chica, no puedo detenerme a mirar por estar sobando mi pobre frente.

¿Estaré en esta casa, llena de nefilim? Oh, padre amado. No creo que sepan quien soy, creo que ya me tendrían amarrado o muertos del miedo. La chica morena retrocede y yo no ni siquiera puedo articular una palabra.

—Eh... —trato de murmurar algo mientras que la chica con piel de chocolate me mira.

—Perdón, estoy tratando de asimilar el golpe —masculla y todavía tiene su mano en la frente.

Que se supone que debo decir, no puedo ponerme en evidencia. Con tal, ¿Qué historia me van a creer cuando de seguro me encontraron desmayado en frente de su casa a la mitad de la nada? No me pondré en riesgo, pero haré todo lo posible por fingir y mantenerme aquí hasta que Daemon vuelva, porque es seguro. Además, está tan metido en Rose que no creo que sea capaz de dejarla ni soltarla. Lo conozco muy bien, he vivido esa fase y es un poco jodida. Solo espero que ella quiera

—Yo... ¿en dónde estoy? —susurro y mi actuación empieza.

—Soy Charlene, y estás aquí porque te encontramos desmayado frente a nuestra puerta —explica.

Genial, me vieron en un estado como drogadicto de Brooklyn. Espero que mi lengua no haya soltado nada involuntariamente. Ahora me siento culpable por meterme esa mierda, pero la realidad es que mi cuerpo aclama por ella y estoy sintiendo una necesidad que me carcome. No debí haber probado eso. La observo y me da una sonrisa tímida que se me hace tierna.

—Te curamos y te preparamos sopa por si tienes hambre —informa y yo me remuevo de la cama.

Bueno... al parecer no se han dado cuenta que soy un demonio y eso está bien por ahora, sin embargo, tendré que dar una actuación buena para que me crean.

—Gracias —murmuro.

—¿Eres un drogadicto? —pregunta rápidamente y me toma por sorpresa.

Espero no tener que decir la palabra sí en algún futuro porque no quiero depender de lo que ahora quiero consumir. Aunque sea un demonio mi cuerpo se siente cansado y con ganas de no hacer absolutamente nada postrado en una cama. No quiero mentir con que me siento bien porque estoy reviviendo momentos oscuros en mi mente. Y no sé que tan poderosos sean los Deloreanse, pero esa arma mortal que tienen va a ser la perdición de los demonios.

No le doy a atribuir la culpa a Daemon porque, para empezar, fui yo quien decidió estar a su lado, de hecho, me advertí a mí mismo desde que lo conocí que no debía meterme mucho por donde camina, ya sea fuego o sangre, no obstante, aquí estoy sufriendo consecuencias de su locura.

—Eh...

—Perdón, es que soy demasiado impulsiva a la hora de preguntar —dice con timidez.

—Bueno... no soy...

—¿Cómo se siente esos efectos de droga? —no termino de hablar cuando ella lanza otra pregunta.

—Es que no...

—La droga es muy mala, no la consumas.

Me estreso por la chica que no me deja terminar lo que digo. Suspiro y escucho como la puerta se abre y da con una mujer pelirroja que se ve lo bastante joven e incluso bonita.

—Por favor, Charlene, deja de hacer preguntas así —la regaña a la chica.

—Lo siento... —musita apenada.